¿Qué sigue después de prohibir los popotes? Ir tras la creciente producción de plástico

Steven T. Jones
Center for Biological Diversity
4 min readFeb 20, 2019
La prohibición de popotes de plástico es sólo el principio. (Crédito: NPS)

Las compañías de combustible fósil están convirtiendo el gas natural fracturado en más y más plástico

Reimpreso de The Hill

Docenas de ciudades de los EE.UU. hicieron del 2018 el año de la prohibición de popotes de plástico. Pero si realmente queremos reducir la contaminación plástica que rápidamente se acumula en nuestros océanos, el 2019 debe ser el año en que desafiemos el plan de la industria de combustibles fósiles de ampliar agresivamente la producción de plástico.

Sí, esas prohibiciones de los popotes ayudan. Los popotes contribuyen a la contaminación plástica del océano que se espera supere a todos los peces en el mar para el 2050. Aquellos que promueven la compañía anti-popotes “#StopSucking” — y periodistas que dieron una cobertura de alto perfil a la crisis de la contaminación del plástico — merecen que se les dé un crédito enorme por la rápida adopción de las prohibición de popotes plásticos durante el último año. Junto con las anteriores prohibiciones de las bolsas de plástico y restricciones a empaquetados de poliestireno, estas acciones pueden reducir significativamente el flujo de plástico en nuestros océanos.

Pero no es suficiente. Estos logros pudieran ser fácilmente borrados por docenas de nuevas plantas de producción de plástico que están siendo construidas a lo largo de la costa del Golfo y el Rust Belt. Éstas forman parte del objetivo declarado por la industria del combustible fósil de incrementar la producción de plástico en un 40 por cientodurante la próxima década.

Los gránulos de plástico, o nurdles, se están produciendo cada vez más en los EE.UU. y son enviados a todo el mundo, cayendo frecuentemente en vías fluviales y playas.(Crédito: Gentlemanrook/Creative Commons)

Y aunque ya estamos tirando cerca de 8 millones de toneladas de plástico en nuestros océanos cada año — lo cual sofoca la vida marina, absorbe toxinas, viaja por toda la red de comida del océano y no se descompone por décadas — las Grandes Petroleras quieren hacer más plástico. Estas plantas de cracker de etano utilizarán nuestro exceso de gas natural fracturado barato para crear los gránulos de plásticos, los bloques básicos de construcción de empaquetados de plástico barato y productos.

La mayoría del plástico termina en nuestros océanos, paisajes y vertederos. Cerca del 80 por ciento del plástico que producimos termina en nuestros vertederos y en el entorno natural, una cifra que pudiera incrementar ahora que China ha dejado de aceptar nuestro plástico reciclado.

Sin embargo, ExxonMobil, Shell, Dow, Formosa Plastics y otras compañías están planeando gastar $180 mil millones para incrementar la producción de plástico en los próximos años.

Por ejemplo, ExxonMobil ahora está intentando construir la planta de plástico más grande del mundoen Texas, en asociación con Arabia Saudita gracias al trato realizado por el presidente Trump, usando cerca de $1 mil millones de dólares en subsidios de los contribuyentes de Texas. Esto significa que este proyecto le está pagando a un régimen asesino y a una compañía petrolera altamente rentable para crear la contaminación por la cual todos pagaremos más tarde.

Otra planta de plástico masiva se encuentra programada para las orillas del río Mississippi, transformando un hábitat agrícola y pantanal en una planta petroquímica sucia. Las personas de la comunidad cercana de St. James Parish, Luisiana — en un distrito predominantemente afroamericano, conocido como el Cancer Alley (Callejón del Cáncer) debido a las toxinas arrojadas por las plantas petroquímicas locales — están peleando contra la planta de plástico propuesta por la compañía taiwanesa Formosa Plastics.

Ésta es una compañía que ha sido fuertemente multada por derramar gránulos de plástico en las vías fluviales de Texas, por contaminar el aire en Luisiana, y una explosión en 2004 y un incendio en su planta en Illinois. El incendio mató a cinco trabajadores y obligó la evacuación de un pueblo cercano.

Así pues, incluso si no explota o enferma a sus empobrecidos vecinos, si sus derrames industriales no contaminan la industria pesquera vital para la región, incluso si en el mejor de los escenarios en donde nada sale mal, todavía terminamos con un montón de plástico barato que no queremos o necesitamos.

Esta acumulación de plástico se está repitiendo en Ohio, Pensilvania, West Virginia, Misisipi y otros estados que se encuentran procesando solicitudes en estos momentos para plantas de plásticos y ductos que los surten con gas natural fracturado. Cada proyecto arroja contaminación en nuestro aire y agua al producir cantidades interminables de plástico.

Ahora, el 2019 será un año decisivo para decidir si frenamos esta gigantesca contaminación de plástico o simplemente dejamos que el problema empeore y se lopasamos a las siguientes generaciones. Como lo dijo el National Geographic en una edición especial este año, es tiempo de elegir entre el “plástico o el planeta.” Elijamos el planeta.

Steven T. Jones es especialista en medios de comunicación para el Centro de Diversidad Biológica. Jones fue anteriormente editor en jefe del San Francisco Bay Guardian. Trabajó como periodista durante 24 años, incluyendo la cobertura de temas costeros y del medio ambiente para siete periódicos diferentes.

Esta historia apareció originalmente el 3 de enero en The Hill.

Traducido por: Myrelis Diaz Martinez, Coordinadora enlace a la Comunidad Latina del Centro para la Diversidad Biológica.

--

--

Steven T. Jones
Center for Biological Diversity

Longtime California newspaperman and environment advocate, now just trying to make sense of a country gone mad. https://steventjones.substack.com