Por: Axel Salas.
«Qué gran victoria de equipo. Este escuadrón es asombroso. Sin embargo, pienso que este juego demostró que si existe un área que necesitamos mejorar, esa es la del bullpen». Este fue el comentario que un seguidor decidió escribir en una foto que celebraba la última victoria de los Chicago Cubs sobre los Philadelphia Phillies en la cuenta de Instagram del equipo de Illinois.
Estas palabras sirven para describir perfectamente a la afición de Chicago. Los fanáticos de los Cachorros son incondicionales y a la vez críticos, no se mantienen al margen y en cuanto pueden tratan de hacer una pequeña contribución a la franquicia. Su lealtad es constante, aunque su hambre de victoria jamás se siente saciada. No es para menos, hablamos de una escuadra que lleva 107 años sin ganar un campeonato.
Los Chicago Cubs son el equipo más antiguo de todos los Estados Unidos y existen incluso desde antes de que apareciera la Major League Baseball. Su historia es una retrospectiva de años de lucha por mantenerse al nivel de una liga que no logra dominar, pero sobre todo de no perder el afecto del público.
Incluso cuando una segunda franquicia apareció para competirle en su misma ciudad (los Chicago Red Sox se crearon 20 años después), los Cachorros se mantuvieron con una base de fanáticos cimentada en la historia. Árboles genealógicos completos han abarrotado los estadios con velas de esperanza encendidas en sus corazones, hasta el día en que los Cubs vuelvan a coronarse como los reyes definitivos de las grandes ligas.
Afortunadamente, la imagen de la franquicia ha cambiado radicalmente en los últimos años. De terminar las temporadas con promedios apenas aprobatorios, sus números se han acercado cada vez más al título que podría terminar con la maldición centenaria que los aprisiona.
ESPN publicó una comparativa en la que posiciona la actual temporada de los Cubs (2016) al mismo nivel que la histórica hazaña de los New York Yankees en 1927. En aquella ocasión la novena anotó 975 carreras y 599 fueron permitidas y Babe Ruth obtuvo una de sus mejores temporadas, obteniendo una marca por home runs anotados que sólo fue rota hasta 1961.
Hoy, a través de 53 partidos (que representan un tercio de la temporada), sólo cuatro equipos han presentado un diferencial de carreras más alto que el de los Cubs este año: Pittsburgh Pirates en 1902, New York Giants en 1912, Philadelphia Athletics en 1929 y los New York Yankees en 1939. Las apuestas son altas para este pequeño escuadrón de Chicago. ¿Pero cómo fue que cambiaron tan súbitamente su suerte?
El azar no tuvo nada que ver. Si analizamos la tabla de resultados por año de los Cachorros, nos damos cuenta que el pico definitivo se dio en 2015, coincidiendo con un hecho extremadamente relevante: la contratación de Joe Maddon como manager.
Maddon es un veterano, famoso por haber servido para los mejores estrategas en la historia del béisbol: Buck Rodgers, Marcel Lachemann y John Mcnamara; pero es aún más célebre por su temporada como líder de los Tampa Bay Rays, con quienes desarrolló un trabajo de ocho años, obteniendo el título de división en su tercer temporada.
Sin embargo, todo el mérito no puede ser de un sólo hombre. Acostumbrado a trabajar con poco para lograr mucho, Joe encontró en Chicago una mina de oro con la que pudo desarrollar un equipo cada vez más contundente en el plato. Los Cubs son probablemente uno de los equipos que más dinero produce en la MLB, dos de sus mejores hombres (John Lester y Jake Arrieta) ocupan puestos importantes entre los mejores pagados de la liga.
Los Chicago Cubs han tambaleado un poco desde su inicio de 24–6, pero aún superan a sus oponentes por 2.6 carreras por partido. La esperanza aún existe. Joe Madden lo sabe y por eso se ha optado por experimentar con modalidades de juego, lo que ha abierto un campo repleto de posibilidades para que los Cachorros regresen la gloria a casa.