El orgullo de jugar con libertad

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4 min readJun 27, 2016

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Por: Axel Salas.

Si voy al Mundial de Rusia, me pondré diamantina en la cara y así podré asegurarme que todo el mundo me note y sepa que soy gay.

Robbie Rogers sonríe y trata de parecer tranquilo, pero detrás de su mirada se puede percibir la contundencia con que lanzó la última provocación. El futbolista se encuentra en el foro del programa de entrevistas de Chelsea Handler. En esta sección del show se ha improvisado una breve mesa de discusión en torno a la relación del futbol estadounidense con las competencias internacionales. Robbie Rogers está sentado a la derecha de la conductora, quien de forma desenfadada cuestiona al joven lateral sobre el pobre desempeño de su selección nacional, durante su última temporada en 2016.

Hoy la vida de Rogers es estable y constantemente es invitado a dar conferencias y a hablar desde su experiencia como profesional del futbol. Vive con su pareja, el productor de televisión Greg Berlanti, y juntos tienen un pequeño de un año llamado Caleb.

Sin embargo, cinco años atrás la vida de Robbie era muy distinta. Después de una irregular temporada con el Leeds United, en la segunda división inglesa, Rogers abandonó el balompié con una impactante revelación:

Los secretos pueden causar mucho dolor interno. La gente ama dar lecciones sobre la honestidad, sobre cómo es tan sencilla y simple. Entonces traten de explicar a sus seres queridos, después de 25 años, que son gay.

La historia

En 2013, Robbie Rogers se convirtió en el primer jugador de un equipo estadounidense en declararse abiertamente homosexual. También se convirtió en el segundo futbolista profesional en hacerlo, justo detrás del británico Justin Fashanu.

El camino de Rogers comenzó hace 29 años en California, Estados Unidos, donde creció en el seno de una familia católica sumamente conservadora. Siendo el hijo de en medio, jamás trató de ser rebelde o pendenciero y pasó gran parte de su niñez practicando surf y pateando balones de futbol en canchas locales.

Pronto se dio cuenta que poseía una habilidad inusual y comenzó a practicar el deporte de lleno, lo que empezó a traerle bastante atención de las mujeres, situación que lo incomodaba.

Mierda, sería mucho más fácil si no estuvieran interesadas en mí y sólo me dejaran jugar futbol.

De 2005 a 2007 tuvo un modesto paso por algunos clubes de segunda división, pero fue hasta 2008 cuando la gloria le permitió llegar como defensa al cuadro titular del Columbus Crew y ganar la copa de la Liga de la MLS ese mismo año.

No obstante, su histórica admiración por el Arsenal llevó sus ilusiones a terreno británico, fichando en 2011 con el Leeds United. Desgraciadamente, la presión por vivir una vida que no era completamente la suya lo llevó a jugar bajo constante estrés y su rendimiento cayó estrepitosamente. Para empeorar la situación, una grave lesión en el tobillo lo dejó fuera de la cancha la mitad de su última temporada, lo que culminó en su salida del plantel por acuerdo mutuo con el Club.

La victoria

Tras su revelación, Roger se encontraba devastado y con una visión bastante pesimista de su propia vida, completamente seguro de que el único movimiento posible era abandonar el deporte que tantos placeres le había regalado.

Para convertirte en jugador profesional, necesitas algo especial en ti. Una especie de hambre, de energía.

Por una suerte del destino, algunos directivos de Los Angeles Galaxy escucharon su historia, revisaron sus estadísticas y le hicieron una oferta bastante difícil de rechazar: formar parte de su escuadra como lateral derecho.

Desde entonces Rogers ha jugado regularmente en la mayoría de los partidos de temporada, así como en los dos encuentros que ha disputado el club en la Concachampions. Sus mejores números los obtuvo en 2015, con 27 juegos disputados, un gol y tres asistencias. No parece mucho, pero se mantiene como una pieza de ayuda dentro de su propio equipo.

Sin embargo, su verdadero rol es mediático, el hecho de que exista un jugador de futbol abiertamente homosexual significa una bomba para el paradigma hipermasculino en el que sólo la testosterona ganaba partidos.

Robbie Rogers sentó un precedente y pavimentó el camino para que nuevos atletas gays no se sientan incómodos frente a un establishment que no asocia a la homosexualidad con la grandeza de los grandes estadios y copas.

Nelson Mandela dijo que el deporte era una de las pocas disciplinas humanas capaces de acabar con la discriminación. Quizá el tiempo comprobará su teoría y la homofobia pueda ser erradicada en su totalidad en un futuro no muy lejano. Al menos para Rogers, el momento de jugar con libertad ya es una realidad.

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