Los followers mandan en el UFC

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7 min readJun 20, 2016

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Por: Ángel Mario Martínez.

He decidido retirarme joven. Gracias por todo. Nos vemos luego.

62 caracteres que rompieron Twitter ante el sorpresivo adiós del popular campeón del UFC Conor McGregor, en abril pasado. Este tuit retumbó alrededor del mundo, tanto que superó en número de retuits (por más de 30 mil) a la carta de despedida de Kobe Bryant.

Lo que pintaba para ser el evento más grande en la historia de las artes marciales mixtas ahora pendía de un hilo, su máxima estrella y protagonista decía adiós al octágono tras negarse a participar en las conferencias previas al UFC 200 donde se vería las caras nuevamente ante su único verdugo, Nate Díaz.

La empresa comandada por Dana White tenía que actuar rápido, ante los berrinches del irlandés había que pensar en un Plan B urgentemente. El primer paso fue agendar como evento estelar la revancha y unificación del título semicompleto entre Daniel Cormier y Jon Jones. El impacto en el público no fue lo que esperaban. La magnitud de la función exigía un plus. Su respuesta estaba 100 eventos atrás y en un ring de la WWE: “La Bestia Encarnada”, Brock Lesnar.

Nocaut técnico

Las MMA (Artes Marciales Mixtas por sus siglas en inglés) es el deporte de mayor crecimiento en los últimos 20 años, su popularidad se ha incrementado tanto que compite codo a codo contra el boxeo en las ventas de Pay Per View (PPV).

Si se quita a Floyd Mayweather del panorama, las funciones de boxeo fueron superadas en ventas por los principales eventos del UFC en los últimos cinco años según las estadísticas de sitios especializados como ESPN, BoxingScene y The Ring.

UFC es el principal responsable de la explosión mercadológica del deporte, su crecimiento va de la mano con la espectacularidad de sus combates y con la creación de figuras responsables de encabezar las grandes carteleras.

Para nadie es un secreto que en los últimos tres años Ronda Rousey y Conor McGregor se convirtieron en la carta de presentación de la empresa, misma que se encargó de esculpir sus personajes y hacerles camino dentro del deporte.

La popularidad de Rousey la llevó a ser nombrada atleta femenina del año por ESPN, ser portada en diferentes revistas deportivas y ser parte de películas como Los Indestructibles y Rápido y Furioso 7. Por su parte, Conor McGregor se transformó en el moneymaker de la compañía gracias a su talento, pero sobre todo gracias a su boca.

«La particular manera que ha empleado Conor McGregor para promocionar sus peleas le ha valido una etiqueta de una Superestrella de WWE en UFC», Dijo José Manuel Vergara, de Súper Luchas.

El idilio que vivió la empresa llegó a su fin en un lapso de cuatro meses. Sus máximos exponentes y vendedores de boletos se toparon en seco con la derrota. En noviembre del 2015, Rousey fue masacrada por Holly Holm para arrebatarle el título gallo femenil y el irlandés sufría su primer descalabro, apenas en marzo pasado, gracias a un mataleón bien amarrado por Nate Díaz.

El segundo golpe que casi lleva a la lona a la empresa fue la larga recuperación de Ronda y los problemas que desembocaron por la salida de McGregor del UFC. La fama de ambos personajes los llevó a ser los peleadores con mayores ventas de PPV en el último lustro, era obvio que sin sus dos referentes el UFC tendría que echar mano de una estrategia arriesgada para rescatar su evento más grande en la historia.

Cosa de tres

Con tres títulos en disputa (Semicompleto, Pluma Interino y Gallo Femenil), el UFC 200 aún necesitaba un “boost” y lo encontró “resucitando” a quien es dueño del evento con más pagos por evento: Brock Lesnar.

“The brock lock”

«¿Can you see me now?», se escuchó al final del lanzamiento del promo para el UFC 200; los rumores eran confirmados y la imagen de la “Bestia Encarnada” apareció al final desatando un caos en las redes sociales.

El trending que había provocado la salida de Conor McGregor era opacado por el regreso de Lesnar al octágono, resolviendo los problemas mercadológicos de la venta de los PPV para la empresa, aun sin tener rival aún en ese momento.

El retorno del luchador no fue un camino de flores, como todo anuncio espectacular tuvo sus detractores y problemas, entre los que se encontraban los permisos en el contrato de Brock con la WWE (quienes accedieron de manera sorpresiva) y una regla en las políticas antidopaje de la empresa.

Lesnar no estaría cumpliendo con los cuatro meses de pruebas que exige el reglamento antes de retornar a la jaula, pero la empresa aboga ante la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA) a un fragmento al final del apartado.

El artículo 5.7.1 de la política anti-doping del UFC dice lo siguiente:

Un atleta que se haya retirado del UFC, o que por alguna razón sea cesado en su contrato, no podrá competir en las peleas del UFC mientras que él/ella haga una petición escrita al UFC de su intento por regresar a las competencias y se haga pruebas antidoping por cuatro meses previos a su retorno. El UFC puede hacer una excepción a la regla de los cuatro meses en circunstancias excepcionales o cuando ésta resulte injusta para el atleta.

Es este último apartado del que se vale la empresa para hacer legal el retorno de Lesnar a las MMA, un caso excepcional ante la USADA. Su recientemente confirmado rival, el neozelandés Mark Hunt, fue uno de los que más se quejaron cuando Brock saltó los controles antidopaje, aunque afirmó que lo hará pagar y lo mandará de regreso a la WWE a final de cuentas. «Soy un boxeador. Yo no cuelgo mis campeonatos en la pared porque ellos no pagan las cuentas», dijo Lesnar.

Un cheque es un cheque, es por eso que Lesnar ha hecho oídos sordos a estas críticas junto a las que afirman que no está preparado físicamente para regresar al octágono. Él llega para subir a la jaula por 15 minutos como máximo, cobrar su pago y volver sano para competir en el Summerslam de la WWE en agosto, empresa a la que aún pertenece.

Los followers no mienten

La compañía ha llenado de talento el octágono y cada una de las divisiones se vuelve más competitiva cambiando de monarcas constantemente. La acción dentro de la jaula es mucha, aunque sus protagonistas no conectan con el público.

Lejos quedó la época de las grandes leyendas como Anderson Silva, Randy Couture y Georges St-Pierre, quienes dominaron su categoría durante años forjando su popularidad a base de golpes, derribos y sumisiones, no de qué tan buenos eran para hablar.

Hoy el UFC tiene reinados cortos, lo que hace que los peleadores se mantengan poco tiempo bajo los reflectores del deporte. Actualmente el campeón con más tiempo en la cima es Demetrious Johnson, quien comanda la división mosca desde su creación en el 2012, seguido por Robbie Lawler que se hizo del título welter en 2014. De ahí en adelante, los monarcas tienen con sus cinturones alrededor de un año o menos.

McGregor, quien dejará vacante su cetro, es el más popular de los campeones vigentes en las redes sociales, presume de más de 5 millones de seguidores en Instagram y tres en Facebook. Es tanta la popularidad de McGregor que ni con todos los seguidores del resto de los monarcas varones alcanza para superar al irlandés en cada una de sus redes sociales. La diferencia es tan grande que entre el campeón pesado Stipe Miocic y McGregor hay más de 5 millones de seguidores en Instagram.

En el caso de las mujeres Ronda Rousey también dejó un vacío. La campeona actual de la división, Miesha Tate, posee poco más de 2 millones de “me gusta”, muy poco comparado a los casi 11 millones de “Rowdy”.

No nos extrañe que en un futuro cercano el UFC integre los puestos de asesor de imagen y mercadólogo para los monarcas en turno sabedores de que es importante brillar dentro y fuera de la lona, ahí están los números.

Se busca carisma

La empresa necesita de personajes para asegurar su subsistencia, las figuras deben de ser llamativas al aficionado. El traer a Lesnar, aunque sea por un evento puede ser la fórmula adecuada en una situación de emergencia; pero a largo plazo, esto les puede salir caro.

El más claro ejemplo es la contratación del ex WWE Phil Brooks, mejor conocido como “CM Punk”, quien firmó en 2014 para pelear en ocho ocasiones con la empresa sin tener experiencia en el deporte y sin haber pisado el octágono.

Este contrato provocó distintas reacciones en el medio, todas impulsadas por el morbo de ver a un luchador de la WWE envuelto en una pelea de verdad. Punk comenzó su capacitación en Milwaukee y su debut aún no tiene fecha confirmada, todo gracias a lesiones y su falta de preparación.

Se desconoce el valor del contrato de Brooks con la empresa, pero con 37 años y cero experiencia en las MMA hay pocas probabilidades de que tenga éxito, aunque sus primeros dos combates pintan para venderse al por mayor.

«No puedo responder cuantas peleas voy a tener, hay que ver cómo resulta la primera», dijo “CM Punk”.

Lesnar y “CM Punk” podrían comandar la camada de luchadores que mutan del ring a la jaula en esta nueva sociedad entre el UFC y la WWE, misma que se ha vuelto evidente con la participación de Ronda Rousey en Wrestlemania y próximamente de Paige VanZant en Summerslam.

Sea por una pelea o para largo plazo, el UFC ha volteado su mirada a la WWE en busca de carisma, sabedor que muchas veces las aptitudes de sus peleadores no bastan para vender boletos.

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