Medio Oriente, una oportunidad para las mujeres

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4 min readMay 31, 2016

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Por: Axel Salas.

La música de fondo cambia de tono, Jess corre disparada detrás del balón rumbo a la portería. Corte a: su hermana mayor recorre un camino de flores mientras se dirige al altar de su boda. Corte a: Jess burla a dos chicas rubias y su cuerpo se prepara para anotar el gol.

Es el montaje estelar del filme británico de 2002 Bend it Like Beckham, que relata las valientes historias de dos jóvenes viviendo en Londres: una educada en las tradiciones sikh y otra nacida en el seno de una familia inglesa de clase media. La película trata de exaltar las similitudes de dos sociedades que aparentemente se contradicen, pero que en realidad poseen una misma idea estricta del papel de la mujer en la sociedad. Su rol como jugadoras de fútbol se ve amenazado por el discurso conservador de sus padres, quienes ponen los mismos obstáculos para detener el desempeño de sus hijas.

Curiosamente, los deportes pueden llegar a ser un arma de dos filos para el sexo femenino. Por un lado, las actividades deportivas les ofrecen reivindicación; por el otro, puede llegar a estigmatizarlas y terminar asignándoles un molde difícil de romper.

La percepción de la mujer en el mundo puede llegar a ser muy diversa y complicada, sobre todo en universos como Medio Oriente, en donde existen naciones que restringen cada vez más su papel (Irán) y a la vez países con movimientos progresistas que exigen equidad con el apoyo de la sociedad civil.

Arabia Saudita, la esperanza

Arabia Saudita recientemente anunció sus planes para llevar a cabo una reforma económica a gran escala y así buscar alternativas a su actual dependencia del petróleo. El gobierno publicó un documento titulado Visión 2030 para esbozar sus expectativas de crecimiento. En el escrito se habla del deporte como un «modo de mantener la salud y un estilo de vida balanceado» y promete «alentar la diversificación y participación regular de cualquier actividad atlética y deportiva».

El plan desmenuza una meta económica, pero sin hacer referencia alguna a las reformas políticas necesarias para reescribir las barreras sociales que impiden lograr un cambio. Como resultado, el documento no hace mención alguna a la situación de las mujeres en el deporte, no cuestiona la actual ley que les impide participar activamente en actividades deportivas y omite eventos como los Juegos Olímpicos Londres 2012.

En aquella ocasión, la ley perdió su efecto momentáneamente y su primera delegación con mujeres se presentó en la competencia. Una representación en judo y otra en atletismo le dieron a Arabia Saudita un giro histórico a su política internacional y el mundo entero alabó su decisión.

Sin embargo, la proeza jamás se repitió y hasta hoy no existen planes para derogar la ley que impide a las mujeres practicar deportes libremente. Los estadios continúan prohibiéndoles la entrada y un puñado de brechas económicas siguen cerradas por culpa de los dogmas del Estado.

Irán, la nave que se hundió

La Federación Internacional de Voleibol consiguió en 2014 un pacto con el gobierno de Irán para hacer de este país de Medio Oriente la sede de varias de sus competencias, incluyendo la posibilidad de hacerlo anfitrión del Mundial de Voleibol. Cabe señalar que el gobierno iraní estuvo encantado con la propuesta y, dado que también buscan ampliar sus fuentes económicas, aceptó gustoso el trato.

Pero el dinero no lo puede todo en la vida. Justo cuando parecía que la alianza era casi un hecho, la Federación Internacional canceló todos los trámites y partió en busca de una nueva sede. ¿La razón? Irán se negó a permitir que las mujeres presenciaran el evento, pues sus leyes lo prohíben.

Ni siquiera la promesa de cuantiosas ganancias económicas fueron suficientes para disuadir al gobierno iraní de modificar las reglas que rigen los estadios. De hecho, el principal objetivo de la Federación era terminar con la discriminación que sufrían las mujeres en los deportes, y una de sus estrategias era ofrecer a Irán un trato lleno de signos de dólares que finalmente, ayudado por los movimientos de mujeres que exigen igualdad, terminara por efectuar un cambio social drástico. No funcionó.

Los eventos deportivos son el escenario perfecto para comenzar el debate por la equidad y el acceso a todos los derechos humanos. No funcionó en Medio Oriente, pero eso no significa que no pueda en otros Estados. Ésta es la lucha que, a pesar de la vulnerabilidad, las mujeres del mundo están decididas a ganar.

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