Yankees, una coladera de millonarios

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5 min readSep 21, 2016

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Por Ángel Mario Martínez

Mariano Rivera se encuentra sobre el montículo, en sus manos tiene la pelota que regresará la gloria a los Yankees tras nueve años de sequía. Frente a él está Shane Victorino, bateador de los Phillies y ganador del guante de oro, la cuenta está en 3–2 y Rivera no encuentra la fórmula para ponchar a su rival.

El dominicano golpea tres veces la tierra con su pie derecho, respira hondo y lanza. Victorino logra impactar la pelota, pero se va de roletazo por primera y es puesto en out. Instantes después el Yankee Stadium estalla en júbilo, el out 27 les da el título 27 de las Grandes Ligas. Es 2009 y desde entonces la “Gran Manzana” no ha celebrado una corona sobre el diamante.

En lo últimos 6 años los “Mulos” gastaron casi 2 mil millones de dólares en los salarios de sus jugadores, inversión que no les rindió frutos ya que no han vuelto a disputar una Serie Mundial ni tocado el cielo del beisbol más importante del mundo.

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Strike tras Strike

Desde aquel momento en que Mariano celebraba con una gran sonrisa, los Yankees han pasado momentos amargos. En los últimos 16 años sólo pueden presumir una corona de Serie Mundial, algo que para el equipo más importante de la historia es imperdonable.

En 2008, los “Bombarderos del Bronx” cambiaron de dirección, Joe Torre dejaba de ser su manager tras 11 años y cuatro títulos de Grandes Ligas. Su puesto fue ocupado por Joe Girardi, quien sólo tenía un año de experiencia al frente de un equipo, los Marlins en 2006, novena con la nómina más baja del circuito y a los que llevó a un récord de 78–84, ganando el premio al Manager del Año.

Para 2008 Girardi mantuvo a las grandes figuras de los Yankees, Derek Jeter que era el líder indudable, Mariano Rivera pieza clave en rol de serpentineros y Andy Pettite en el de los toletes. La afición se ilusionó con un equipo bien armado; sin embargo, en ese año se quedaron sin playoffs, primera ocasión que les sucedía en 14 años.

La temporada siguiente fue de fiesta, llegaron los nombre de CC Sabathia, Mark Texeira y AJ Burnett, quienes de inmediato hicieron química con un dugout experimentado ganando la Serie Mundial cuatro juegos a dos frente a los Phillies, última gloria de “Los Mulos”.

A partir de ese momento, Yankees está en una crisis millonaria y el puesto de Girardi permanece en peligro, pero algunos destellos lo mantienen ahí.

Desde el 2010, los de Nueva York alcanzaron en un par de ocasiones la serie de campeonato de la Liga Americana (2010 y 2012), quedó eliminado en ronda divisional en 2011 y en los wildcard el años pasado, además de ausentarse de los playoffs en las campañas 2013 y 1014.

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Dugout millonario a la basura

Según Forbes, en el presente año, los Yankees son la franquicia más costosa de todos los deportes, con un valor aproximado de 3 mil 400 millones de dólares, sin embargo su dominio en el área y grandes inversiones no se han visto reflejados en sus vitrinas en lo que va de este milenio.

La fórmula de los “Mulos” es conocida, invertir en las grandes figuras del diamante que vendan casacas y den resultados en el campo, aunque en lo segundo quedan a deber.

Actualmente poseen una nómina de más de 237 millones de dólares que pagarán a sus jugadores esta campaña, siendo el que más dinero recibirá el serpentinero CC Sabathia con 25 millones, el octavo mejor pagado de la liga.

Yankees tiene la segunda plantilla más cara del año, sólo por detrás de los Dodgers de Los Ángeles, quienes han dominado la lista desde 2014 (el último año en que los de Nueva York estuvieron en la cima: 2013).

A partir de 2011, la chequera de los “Bombarderos” sufrió una curva en cuanto al salario de sus jugadores, ya que encontraron su tope histórico en 2013 con más de 279 millones de dólares, descendiendo gradualmente a este 2016 donde pagaron casi 240 millones.

Para ponerlo en perspectiva, la cantidad que se pagó a los jugadores en la “Gran Manzana” en esta temporada equivale a casi el doble de la aportación de la Ciudad de México al Producto Interno Bruto de 2014, según cifras del Inegi.

Es impensable para cualquier otra entidad privada o pública hacer este desembolso de efectivo a sus trabajadores, pero en la MLB se pueden dar ese lujo. Desgraciadamente para los Yankees, los números de sus chequeras no se igualan con los de sus estadísticas en el campo.

Más de la mitad de sus inversiones anuales se hacen hacia la parte ofensiva sin que estos rindan frutos, sumando más de 528 millones en los últimos cuatro años.

Esto no solo afecta a los maderos, sino también a la serpentina, departamento que se ha visto muy golpeado. Este año ha sido el mejor para los lanzadores de Nueva York, ubicándose actualmente en la posición 14 de toda la liga, tomando en cuenta que en 2013 estuvieron hasta el puesto 25. Los toleteros por su parte sólo han podido colocarse dentro del Top 10 ese mismo año y han bajado de forma gradual.

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A jugar con pelota chica

Yankees es el equipo que paga más a sus bateadores, sólo por detrás de Dodgers, y uno de los que mejor paga a sus pitchers, pero mientras no consigan un anillo de campeonato todo será en vano.

En las altas esferas del equipo comienzan a cambiar el rumbo. El gerente general del equipo, Brian Cashman, declaró a medios como ESPN y Yahoo que la cartera comenzará a cerrarse para la campaña 2018, quitando la etiqueta de intocables a grandes nombres como CC Sabathia, Carlos Beltrán y el retiro de Alex Rodríguez, lo que les ahorraría hasta 61 millones por año.

El equipo se concentra ahora en hombre jóvenes que puedan llegar a ser las próximas figuras de la “Gran Manzana”. Manny Machado, Bryce Harper y José Fernández son algunos de los nombres que se manejan y que pudieran llenar el vacío que dejaron Jeter, Mariano y compañía.

Los Yankees tendrán que esperar un año más por su retorno al protagonismo, ya que el ocaso de la presente campaña les llegó. A pesar de que matemáticamente se encuentran en la pelea, se ve muy complicado que puedan colarse a los playoffs, dejando una vez más a sus millones de aficionados en el mundo con un calendario en el que octubre no aparece.

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