Diario de bicicleta (1)
Ayer a la tarde salí a dar vueltas sin rumbo. El médico me recomendó hacerlo un par de veces por semana. Me fui a la mierda, no sé adónde, crucé Constituyentes y terminé por Agronomía. No hacía tanto calor y las veredas se iban poniendo otoñales. Yo venía pensando cualquier huevada, siempre pienso liviano sobre la bici. En un momento, me di cuenta de que hacía rato que no me cruzaba a nadie. Ningún peatón y, más raro todavía, ningún auto. Estaba en una zona fabril que parecía abandonada. Me agarró un presentimiento horrible, no sé bien de qué. Frené y tomé agua, miré Twitter, traté de enchufarme de vuelta con la boludez cotidiana. Después de un rato, guardé el celular. Estaba enfrente de un local con un cartel que decía: “cerrado”. Era una marmolería. En la vidriera se veían tres o cuatro lápidas sin nombres.