Fiebre en el tablón

Tomás Richards
Chicas
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3 min readDec 23, 2020

En sus dos libros anteriores Fernando Prim se dedicó a armar un mosaico de personajes ficticios y reales ligados a la cultura punk y oi!, al fútbol y al mundo popular del anarquismo expropiador y silvestre. Este tercer libro, en cambio, está íntegramente dedicado al club de sus amores, All Boys. A partir de la anécdota futbolera, Prim recorre las últimas dos décadas de vida del albinegro de Floresta y, junto con él, la trágica desaparición de una cultura ligada a la patria chica del barrio, a la amistad, a la solidaridad y a la integración (muchas veces violenta y hostil) que implicaba jugar de visitante en alguna cancha del conurbano o del interior.

All Boys, aberrantes historias desde el tablón de Floresta es producto de decenas y decenas de entregas del fanzine En la cancha se ven los pingos, sostenido por Prim a pulmón desde hace años. Recopilados en este volumen, los textos configuran una oda al club pero también una protesta contra esas formas de modernidad televisada y sin calor humano que buscan imponerse en todas las áreas de nuestra vida. Con el adjetivo desmedido que le pone matices de humor a todos sus dichos, los textos de “All Boys…” traen graves reflexiones sobre el presente y el futuro de nuestra sociedad y una apelación a un pasado nunca evocado como paradisíaco pero sí como algo más auténtico. El narrador no se priva de opinar de nada, y esas opiniones no son precisamente un canto a la corrección política. Ya sea que se refiera a la policía, a los barrabravas, a los cánticos “racistas” o a las propias actitudes frente a los sucesos del tablón, el juicio es siempre moral e ideológicamente claro, certero y sin dobleces.

“Las vivencias de las canchas son muy individuales”, dice Prim al principio del libro. A partir de esa particularidad los textos se van elevando a lo colectivo, aunque sin llegar a hacerse universales. Ese efecto, por supuesto, es buscado. Es que el autor escribe para todos los amantes de la tribuna, los barrios y las calles, sí; pero para él no todo es igual y nada se compara con ser de Floresta y seguir al “Albo”. Eso es innegociable. Aún así, late la idea de un universo simbólico y emocional común a todos los hinchas de fútbol, “gente honesta y auténtica” relegada por un mundo que procura quebrar las identidades colectivas y convertir a todo el mundo en un consumidor adaptado. En definitva, un testimonio del Ascenso, todo un estilo de vida arrebatado a las clases populares a inicios del siglo XXI por los negocios, las barras, las dirigencias fraudulentas y los procesos de gentrificación urbana.

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