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¿El diseño es con cebolla o sin cebolla?

Francesco Maria Furno
Chill Pills
Published in
5 min readFeb 15, 2021

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La cocina y el diseño tienen un vínculo profundo no solo en las similitudes estéticas sino que uno bebe del otro y comparten metodología, estructura y pensamiento creativo.

No somos los únicos en afirmarlo. Bruno Munari, uno de nuestros alebrijes del diseño, planteó una metodología entera sobre cómo aplicar la creatividad a la resolución de problemas resumiendo el proceso en una receta de cocina.

Pero este artículo no va de cómo usar la creatividad.

Va de algo mucho más relevante para la humanidad: el diseño, como la tortilla, ¿es con cebolla o sin cebolla?

Para nosotros es sin duda con cebolla, fin de la cita.

Tanto si hablamos de diseño como de una buena tortilla tenemos la teoría que los sincebollistas son gente que no ha entendido nada de la vida.

La cebolla da un sabor peculiar, un power que rompe con la hegemonía del huevo y de la papa. El que afirme lo contrario no es que no tenga ni puta idea, que también, es que ha probado siempre tortillas malas.

Malas por llevar unos cachos grandes de cebolla, malas por estar mal hechas, malas porque una tortilla mala, con cebolla sabe peor. Esa experiencia ha llevado a una parte de la población a pensar que la culpa es de la cebolla, cuando probablemente el que debería ser torturado es el que no ha sabido cocinar una tortilla en condiciones. Vamos, lo típico de degollar al mensajero en vez de darle una torta a tiempo al que ha enviado la misiva envenenada.

He aquí un mensaje clave para los sincebollistas: “emosido engañado”.

meme “emosido engañado”

Hermanos ¡lenvantaos!, vivís en Matrix y lo peor es que sois como una escopeta de feria. Si has tenido una mala experiencia en diseño, es muy probable que no hayas tenido contacto con un diseñador de los de verdad. Como mucho le habrás pedido un logo a tu primo o habrás entrado en alguna página que te prometía resultados sorprendentes pagando casi na’.

Si has tenido una mala experiencia en diseño, es muy probable que no hayas tenido contacto con un diseñador de los de verdad.

Bromas a parte, afirmar que existe el mal diseño es creer que nos controlarán con el 5G. El diseño por definición o funciona o directamente no es diseño.

No se puede diseñar algo haciéndolo mal, eso — por usar jerga muy técnica — es hacer las cosas a voleo. El diseñador planifica, estudia una solución funcional y construye un sistema en base a un proceso claro basado en prototipar las hipótesis y entregar un servicio o un producto que estén bien hechos.

No se puede diseñar algo haciéndolo mal, eso es hacer las cosas a voleo.

Si eso no pasa, estamos delante de un claro caso de vendehumos o de incompetentes. ¡Ojo! No siempre es por maldad, muchas veces es por desconocimiento o por querer abarcar algo más grande.

Los arquitectos, a pesar de tener a veces un ego enorme, son gente con criterio, han tenido y siguen teniendo claro, que una cosa es un grafista y otra muy pero que muy distinta, es un diseñador gráfico. En el primer caso estamos en frente de un perfil técnico capaz de ejecutar una tarea como maquetar una presentación, preparar un arte final y un sin fin de cosas. En el segundo caso, hablamos de un perfil preparado para pensar de forma creativa, utilizando el pensamiento lateral para encontrar ideas que puedan resolver necesidades y problemas a través de un proceso que tiene mucho en común con la cocina.

Antiguamente los grafistas pululaban en las naves de las imprentas y esos lugares de polígonos recónditos donde se imprimen maravillas. Cuándo se ha empezado a democratizar el uso de los ordenadores, a ese perfil técnico se ha sumado una marabunta de nuevas promesas de las artes gráficas que con su Photoshop pirata ha creado auténticas joyas y muchas tantas confusiones, porque con el paso del tiempo, todo el mundo se ha puesto la etiqueta fancy de diseñador, generando un sinfín de equivocaciones que ha llevado a la situación actual donde un cliente nunca sabe si la tortilla que le cocinamos está bien hecha o no, porque no sabe qué tipo de profesional tiene en frente.

Todo el mundo se ha puesto la etiqueta fancy de diseñador, generando un sinfín de equivocaciones que ha llevado a la confusión actual.

En nuestro sector cualquiera se vende como diseñador. Ese proceso de camuflaje donde todo el mundo se ha subido al carro diseñil porque es más cool, ha creado un entorno heterogéneo basado en la confusión y la falta de información donde unos se aprovechan echando humo en los ojos y vendiendo lo improponible y otros no son conscientes del todo de qué quiere decir ser “diseñata”.

No cabe duda que esta actitud sea algo intrínseco en la pura esencia de la humanidad porque lo estamos viviendo sobre nuestra propia piel con el caos informativo de test, pruebas y vacunas en tiempo de Covid. Ese mismo caos que sube precios, genera pánico y una necesidad de opinar sobre algo que desconocemos.

Con el tiempo, en el estudio, hemos impulsado cada vez más el ser transparentes, no fomentar situaciones ambiguas porque contar a un cliente cómo funciona un proceso creativo y ser parte activa de ello genera confianza, transmite tranquilidad. No existe otra vía al igual que no existe un mal diseño. Hasta nos atrevemos a decir que ser diseñador pasa por ser transparentes porque detrás se manifiesta la seguridad de haber aplicado una metodología clara e impepinable. Ha sido un proceso largo, a veces tedioso, basado en la autocrítica constante para llegar a ser conscientes en cada etapa de qué tipo de profesionales éramos. Hemos hecho algunas cagadas o hemos acabado regular con un par de clientes por querer abarcar más de la cuenta, pero al final hemos ido puliendo una serie de aspectos que nos han llevado a entender quiénes somos y qué tipo de relaciones entablar con las empresas y organizaciones que nos llaman porque vamos con la verdad por delante y en la primera reunión con el cliente, muchas veces, decimos cosas que no están acostumbrados a escuchar.

Ser diseñador es poner la cocina a la vista, enseñar tu proceso a los demás para que sea evidente quién eres y cómo haces las cosas sin recelos o miedos.

Ser transparentes es como aquellos restaurantes que apuestan por tener la cocina a la vista de los comensales. Es un mensaje potente: “no hay trucos y lo único que verás es un mecanismo magnífico hecho de personas altamente capacitadas que saben exactamente lo que hacen, para que tengas una experiencia única”.

Ser diseñador es poner la cocina a la vista, enseñar tu proceso a los demás para que sea evidente quién eres y cómo haces las cosas sin recelos o miedos.

Al final de la historia, si el que cocina la tortilla es la hostia, el hecho de que sea con o sin cebolla quedaría relegado a una mera cuestión de gustos personales. Acabarás comiendo ambas versiones sin pestañear, porque sabrás que detrás hay una metodología sólida basada en una filosofía clara y contundente.

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Francesco Maria Furno
Chill Pills

Food porn lover and passionate creative designer at Relajaelcoco. Professor at ie university.