La estúpida obligación de tener un portfolio

Francesco Maria Furno
Chill Pills
Published in
4 min readNov 24, 2020

--

Parece una paradoja pero el sistema laboral del mundo creativo es esclavo de la estandarización.

Cuando estamos a puntito de salir de un grado o de cualquier otra experiencia académica, aceptamos sin pestañear el mantra de que para encontrar trabajo tienes que preparar un portfolio vistoso y bombardear a saco todo estudio que te apetezca.

Un poco como esos personajes que tiran fichas de forma repetida a todo quisqui a lo largo de una noche para ver quién acepta el folleteo.

Nosotros llevamos años diciendo que buscar una oportunidad de trabajo es un poco como ligar con alguien. Necesitas demostrar que hay química y eso, queridos, no se resuelve vistiendo con algún estilo del momento. Que sí, que eso ayuda, así como ayuda tener algún proyecto molón, pero lo que más funciona es algo que muy pocas personas hacen y por eso acaban consiguiendo más oportunidades.

El sistema de los portfolios es frustrante para ambos contrincantes. El joven diseñador creativo con ideas poderosas no consigue entender por qué nadie le contesta a su mail estándar. El estudio o agencia de turno no tiene tiempo o ganas para mirar una marabunta de portfolios que se acaban pareciendo cada vez más.

Como todavía no existe una agencia matrimonial para creativos y estudios, lo más interesante es empezar a cuestionar un sistema equivocado de estandarización de demanda y oferta que no funciona porque es ambiguo y genera mucha frustración.

Con 17 años, tenía muchas ganas de encontrar trabajo como ilustrador, poco conocimiento técnico y buenas ideas. La desfachatez de querer una oportunidad me empujó a mandar copias de mis cómics a varias empresas en Italia. Entre ellas Fabrica de Oliviero Toscani que, por aquel entonces, era el summum de la creatividad italiana.

La desfachatez de querer una oportunidad me empujó a mandar copias de mis cómics a varias empresas en Italia.

Solo recibí dos respuestas por carta. El email era un bien muy poco cotizado y todo funcionaba por correspondencia.

Ambas cartas eran un no rotundo, pero con la invitación a seguir adelante e intentar fortuna en unos años. Esas respuestas, a pesar de ser negativas, me inyectaron una ilusión que todavía guardo en mi interior. Mi familia por aquel entonces no entendía muy bien por qué me alegraba tanto recibir un no. Para mí, la respuesta de Fabrica fue una esperanza de haber dado en el clavo para conseguir un primer contacto como futuro creativo.

Mi familia por aquel entonces no entendía muy bien el por qué me alegraba tanto recibir un no.

Lo que descubrí años después fue que había tenido buena actitud pero muy poca capacidad de entender que estaba contactando a empresas random sin analizar previamente si mi perfil o mis capacidades podían encajar en un sitio como Fabrica.

Con los años he pasado de usar un portfolio y he contado o enseñado a muchas personas qué tipo de creativo soy y cómo me he enfrentado al problem solving o qué tipo de actitud tengo en el trabajo en grupo.

Contar cómo soy y enseñar mi manera de trabajar ha dado muchos más resultados que enseñar proyectos bonitos pero que nadie sabe cómo se han hecho.

Porque el problema del portfolio es que muchas veces es una bonita caja de bombones pero no sabes exactamente quién los hizo, ni cómo, ni si te acabarán gustando. A mí personalmente los bombones me la bufan, lo que quiero saber es cómo se hicieron y por qué.

Porque el problema del portfolio es que muchas veces es una bonita caja de bombones pero no sabes exactamente quién los hizo, ni cómo, ni si te acabarán gustando.

Si estás buscando trabajo y te topas con este artículo, mi consejo es que te atrevas a dejar de lado métodos que sirven de poco y que empieces a estructurar tu búsqueda de manera que el que reciba un mail tuyo sepa con quién está tratando, ver si encajas a través de un mensaje personalizado. No es lo mismo querer trabajar en erretres que en Vasava.

Si existiera una agencia matrimonial creativo-estudio, otro gallo cantaría. Porque, en ese caso, existiría un sistema en el que tanto el candidato como la empresa deberían rellenar una ficha para facilitar un match y reducir el desgaste que deriva de muchos noes o silencios y mucho email bombing.

Me imagino ya a los defensores radicales del libre mercado quejándose de que esa iniciativa bolchevique mataría todo tipo de libertad e iniciativa empresarial. Mientras, los del otro bando, porque en España siempre tiene que haber dos bandos, se quejarían de cómo se reduciría la libertad colectiva, esclavizando un sector bajo el yugo de un algoritmo.

Si hablamos de reducir la frustración y optimizar el proceso de selección, cabe la posibilidad de considerar la ayuda de una IA para que acerque mejor dos universos paralelos que raramente coinciden en el mismo plano.

Reducir la frustración de una joven promesa y la de un profesional cuyo tiempo es cada vez más preciado, es un elemento importante de una ecuación a veces destartalada y que requiere una solución más pragmática.

--

--

Francesco Maria Furno
Chill Pills

Food porn lover and passionate creative designer at Relajaelcoco. Professor at ie university.