De la culinaria a la medicina

Utilizadas desde antaño por sus valores alimenticios y medicinales, dos hortalizas despuntan como portadoras de esta dualidad natural.

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4 min readMar 11, 2021

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Por Bismark Claro Brito (Bismarkclarobrito)

Allium sativum y Allium cepa son los últimos términos escuchados. En medio del concurso de cultura general no muchos logran descifrar los nombres comunes de las plantas. Comparten, claro está, reino biológico, división, clase…y género – el mencionado Allium–. Difieren en la especie.

Si se persiste en la línea de vocablos científicos, ni concursantes ni lectores lograrán reconocer dos ingredientes casi permanentes en la cocina iberoamericana.

Una de ellas, dicen que la más longeva de las dos, lleva por sobrenombre “aspirina natural” y se le asocia cierta protección legendaria ante vampiros. La otra tiene el poder de hacer llorar a mujeres y hombres que la trocean, explicaremos luego por qué.

¿Ahora es posible identificar el nombre de dichas plantas? Bien, ajo y cebolla están incómodas. Se precisaron muchas pistas para reconocerlas. Sin embargo, te recomiendo no abandonarlas, en la medida de lo posible –precio mediante–, por sus cualidades como aderezo y medicamento. Viajemos por el mundo de los bulbos compuestos por “dientes” y “capas”.

Si bien el ajo y la cebolla les deben popularidad a sus aplicaciones culinarias, también protagonizan muchas preparaciones de la terapia curativa tradicional de los pueblos. Por tanto, es vital conocer sus principales usos medicinales.

Protectores cardiovasculares

Se les asocian diversas acciones farmacológicas saludables, como la prevención del infarto, la regulación de la presión arterial y la reducción de coágulos sanguíneos. Los agentes responsables de estos efectos son denominados fructanos, azufrados y fenólicos, compuestos bioactivos también presentes en los puerros.

Consideran que la alicina (sustancia formada al fracturar el bulbo) determina su protección cardíaca y la minimización de la arterosclerosis (endurecimiento e inflamación de las arterias).

«Se ha demostrado que 1200 mg de extracto de ajo al día reducen la presión arterial hasta en un 8% después de tan solo un mes de consumo…», de acuerdo con el sitio HerbaZest.

Antinflamatorios por naturaleza

Mientras que la infusión de ajo mezclada con leche trabaja como antinflamatorio de las vías respiratorias altas (cavidad nasal, faringe y laringe), el jugo de la cebolla tiende a reducir la hinchazón que provocan las picaduras de insectos y abejas.

Ambas funciones encuentran antecedentes, una vez más, en los numerosos compuestos azufrados –causantes del aroma característicos de estos condimentos– y la quercetina, capaz de disminuir obesidad y diabetes.

Sustancialmente diuréticos

En consonancia con el griego Dioscórides, reconocido como el primer botánico médico y autor del tratado De Materia Médica, el ajo –comido– y la cebolla –cocida– potencian la expulsión de agua y electrolitos del organismo.

Dicha efectividad adquiere mayor significación ante situaciones clínicas que requieren eliminación de líquidos. Es el caso de edemas, cirrosis hepática y accidentes cerebro-vasculares, entre otras afectaciones.

Estimulante de respuesta inmune

Como hierbas antivirales, contribuyen a la mejora de los síntomas provocados por las enfermedades respiratorias, así como a la prevención de infecciones estacionales –por ejemplo, los resfriados–.

Se han empleado desde los albores de la humanidad para tratar asmas, gripes, bronquitis, debido a sus propiedades antiespasmódicas y antimicrobianas. De hecho, mejoran el sistema inmunológico y el ajo, en particular, resulta poderoso alivio para las alergias.

Hermano de aspirinas, novia de lagrimas

Estos son apenas algunos de los beneficios comunes a la pareja de condimentos que hoy abordamos desde la medicina natural. Pero de manera independiente, se descubren muchos más. En el ajo encontramos un estímulo al apetito, un antiparasitario y una respuesta a callos, sarna, tiña, sordera; todo ello con el zumo.

Por su parte, la cebolla con sal contiene el acné; su uso tópico disminuye las verrugas y un triturado de cebolla cruda puede reducir la cefalea si se aplica en la frente.

En fin, representan alimentos funcionales. No obstante, exhortamos a la orientación e investigación en Internet y con personal autorizado. Como todas las sustancias, los componentes naturales del ajo y la cebolla poseen efectos no deseados y, bien sabemos, los excesos siempre constituyen factores de riesgo.

¿Qué te pareció? ¿Valió la pena viajar de la culinaria a la medicina? Recuerda decirnos en comentarios los trucos de medicina natural que prefieres y seguir nuestras redes para otras entregas similares.

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