Cecilia Grierson: maestra, usted primera

ValeArvejita
Científicas de Acá
5 min readApr 10, 2021

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En agosto de 1894 se abrió un concurso de profesores en la
cátedra de Obstetricia para parteras de la Facultad de Medicina.
Con 35 años, Cecilia se presentó, pero el concurso fue declarado
desierto. “Fue únicamente a causa de mi condición de mujer
que el jurado dio, en este concurso de competencia por
examen, un extraño y único fallo: no conceder la cátedra ni a
mí ni a mi competidor”, dijo tiempo después.
La mujer que tuvo la audacia de ser la primera en obtener el
título de médica en nuestro país nunca tuvo la oportunidad
de ser jefa de sala, directora de algún hospital, médica escolar
o profesora de la universidad. Eran cargos a los que ellas no
podían aspirar.
Cecilia Grierson fue la primera médica de la Argentina y, según
algunos registros, de toda Latinoamérica. Esta es la historia de
una referente en la lucha por los derechos de las mujeres, que
sufrió su falta en carne propia.

Ilustración: Agustina Lemoine

Cecilia nació en 1859 en Buenos Aires y vivió su primera infancia en las
estancias de su padre, en Entre Ríos. A los 6 años la enviaron a estudiar a Buenos Aires, pero cuando murió su papá, tuvo que volver para ayudar a su familia. Desde 1873, y durante tres años, se dedicó a ser maestra rural. Como era menor de edad, el sueldo se lo pagaban a su mamá.

A sus 15 años viajó nuevamente a Buenos Aires para estudiar el magisterio. Ingresó a la Escuela Normal de Señoritas, en Barracas, y se graduó de maestra primaria en 1878. Domingo Faustino Sarmiento, por entonces director de Escuelas, le dio su primer puesto al frente de un grado en la Escuela Mixta de San Cristóbal. Con su sueldo, logró mudar a su familia a Buenos Aires.

UN GIRO INESPERADO

Cecilia siempre había pensado que su vida profesional estaría ligada a la docencia. “Creo que nací para ser maestra”, solía repetir. Sin embargo, el rumbo de su vida cambiaría trágicamente. Amelia Kenig, su mejor amiga, padecía una enfermedad respiratoria crónica. Luego de una larga convalecencia, Amelia murió. Motivada por el deseo de luchar contra la enfermedad y el dolor, Cecilia decidió entonces estudiar medicina.

En la Buenos Aires del siglo XIX, iluminada por faroles a gas y querosén, con edificios que apenas llegaban a los tres pisos de altura, esa carrera estaba reservada para los varones. Aunque ninguna regla escrita prohibía el ingreso de las mujeres, estaban implícitamente excluidas de la posibilidad de ser médicas. Sin embargo, Cecilia tenía un antecedente: Élida Passo, quien había logrado ingresar a la universidad y había recibido su título de farmacéutica en 1885, convirtiéndose en la primera mujer argentina en egresar de una carrera universitaria. Más tarde, Élida quiso estudiar medicina y, juicio mediante, consiguió acceder a la carrera. Lamentablemente, murió de tuberculosis en 1893, mientras cursaba quinto año. Pero ya había abierto el camino para Cecilia y muchas otras mujeres.

A pesar de las dificultades y luego de un enorme esfuerzo, Cecilia consiguió un “permiso especial” y logró ingresar a la Facultad de Medicina en 1883. Allí fue el centro de las burlas y críticas de sus compañeros y profesores. Afortunadamente, nada la desalentaría de seguir estudiando.

LA ENSEÑANZA ANTE TODO

A principios de 1886, la ciudad de Buenos Aires fue azotada por la ter-
cera epidemia de cólera del siglo, y se requirió la colaboración de todes les estudiantes de medicina. Se improvisaron lugares de atención y refugios para personas enfermas. Uno de ellos fue la Casa de Aislamiento (actual Hospital Muñiz), donde Cecilia trabajó como ayudante. Esta experiencia la llevó a pensar en formar enfermeras. Mientras cursaba quinto año y luchaba contra los prejuicios, creó la Escuela de Enfermeras del Círculo Médico Argentino,
la primera en América Latina, que dirigió hasta 1913.

El 2 de julio de 1889, Cecilia se convirtió en la primera médica argentina.
Su especialidad: cirugía. Sin embargo, nunca pudo conseguir trabajo. No
podían tener médicas cirujanas en los hospitales. La excusa era que nadie confiaría en ellas. Por eso, apenas recibida, se incorporó al Hospital San Roque (luego Hospital Ramos Mejía) y se inclinó por ginecología y obstetricia.

En 1891, fue una de las fundadoras de la Asociación Médica Argentina y, un año después, fundó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios.
Gracias a su iniciativa y perseverancia logró que se abrieran salas de primeros auxilios en varios pueblos y estableció un consultorio-escuela psicopedagógico. También colaboró con la realización de la primera cesárea en el país.

Pese a que nunca consiguió un cargo de profesora universitaria, Cecilia dio clases por otras vías, formó parte activa de distintas asociaciones y creó la Revista Obstétrica para ayudar en la formación de las parteras.
Escribió muchas publicaciones sobre primeros auxilios y el libro Masaje práctico, publicado en 1897, que se convirtió en la base de la kinesiología argentina.

MUCHO MÁS QUE UNA MÉDICA

Además de su trabajo en el mundo de la salud, Cecilia luchó a favor de
los derechos de las mujeres. Fue sufragista y pionera en su trabajo para mejorar la situación civil, económica, social y política de las mujeres argentinas. Fue vicepresidenta del Congreso Internacional de Mujeres en Londres, presidenta del Congreso Argentino de Mujeres Universitarias,
en 1910, y presidenta del Primer Congreso Feminista Internacional de la
República Argentina
.

También fue pintora y escultora. En sus últimos años, se fue a vivir a Los Cocos, Córdoba. El reconocimiento a una vida de trabajo, de investigación, formación y vocación nunca llegó. Al solicitar la jubilación solamente le computaron veintidós años de servicio, en lugar de los veinticinco como médica y los cuarenta y cinco como docente. Aun en la pobreza, donó parte de sus propiedades para construir una escuela (la N°189, que actualmente lleva su nombre) y una casa para artistas en Los Cocos.

En su homenaje, en 1935, se le dio su nombre a la Escuela de Enfermería de la ciudad de Buenos Aires, y en 1967 se editó una estampilla con su nombre. Además, tanto en Buenos Aires como en Córdoba hay calles que la recuerdan. El reconocimiento llegó tarde para ella, pero justo a tiempo para que la conozcamos y rescatemos del injusto olvido en el que la había enterrado la historia oficial.

Esta historia forma parte del libro Científicas de Acá, que puede comprarse en:

Fuentes

  • María del Carmen Binda, Romina Silveira y Cristian Krämer. (2010). Cecilia Grierson, la primera médica argentina. Revista Argentina de Radiología, 74 (4): 361–365.
  • Felipe Pigna, Mujeres insolentes de la historia, Buenos Aires, Emecé, 2018. Basado en Alfredo G. Kohn Loncarica y Cecilia Grierson. Vida y obra de la primera médica argentina, Buenos Aires, 1976
  • Academia Nacional de Medicina. Cecilia Grierson. https://anm.edu.ar/cecilia-grierson/

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