7 consejos para escribir argumentos convincentes
La mayoría de las personas, en algún momento de su vida, tendrá que escribir para convencer de algo. Y esto no se limita al ámbito de profesores e investigadores universitarios. Imagina que tienes una idea genial, pero para implementarla debes persuadir a tus clientes de lo buena que es. O supongamos que escribes artículos para un blog y resulta que debes escribir una entrada sobre las razones por la que debemos combatir las pseudociencias en la medicina. En esos casos, ¿cómo organizarías tus razones e ideas?, ¿sabrías hacerlo de manera estratégica?
De una u otra forma, todos desarrollamos intuitivamente habilidades argumentativas. No nos damos cuenta, pero nos la pasamos argumentando, unos mejor que otros. El problema es que una cosa es escribir argumentos intuitivamente y otra es saber escribir argumentos de manera convincente.
Saber realizar una actividad implica, entre otras características, llevar a cabo ciertas prácticas antes y durante esa actividad. En el caso de la escritura de argumentos sucede lo mismo. Por eso, los consejos para escribir argumentos convincentes que verás a continuación los he dividido en dos partes: antes y durante la escritura. Veamos.
ANTES DE ESCRIBIR LOS ARGUMENTOS
1- Determina el problema que piensas resolver o la idea u opinión de la que quieres convencer
¿Cómo puedes defender algo que no conoces?, ¿cómo puedes persuadir de algo que no tienes claro? Debemos poner el énfasis en esto: sin tener claramente identificado el problema y su solución, o tu opinión al respecto, es muy difícil que tus argumentos tengan éxito.
2- Conoce a tu auditorio o audiencia
Tu auditorio es el conjunto de personas que quieres que acepten tus ideas. Ese conjunto puede estar conformado por una o más personas.
Para convencer a tu auditorio debes ponerte en sus zapatos: saber cómo piensa en aquellos puntos relevantes para tu idea. ¿Cuáles son esos aspectos relevantes? Aunque depende de cada caso, es importante concentrarse en conocer dos características generales: (1) los valores que comparte tu audiencia y (2) el nivel de motivación y conocimientos que tenga.
Tus argumentos deben estar en armonía con los valores, la motivación y el conocimiento de la audiencia. Si, por ejemplo, brindas muy buenas razones, pero chocan fuertemente con las creencias de tu audiencia, lo más plausible es que dichas razones sean rechazadas o, peor aún, tergiversadas. Por otra parte, si tu público está muy motivado y conoce bastante del tema en cuestión, entonces el nivel de profundidad de tu razonamiento debe ser mayor, debe estar a la altura de tales conocimientos, pues seguramente será revisado en detalle y con un espíritu altamente crítico.
3- Forma un esquema de razones
Antes de escribir, haz una especie de mapa con tus razones. Busca las más importantes, cuáles son sus conexiones, determina cuáles usar y cuáles desechar.
DURANTE LA ESCRITURA DE LOS ARGUMENTOS
4- Usa un lenguaje simple y concreto
A menos que tu objetivo sea que tu auditorio reconozca que tienes un vocabulario complejo, usa un lenguaje que transmita tus ideas de manera fluida, sencilla y concreta. Es preferible que diseñes oraciones breves pero profundas, que vayan al grano y que conduzcan a la reflexión del público.
A veces se cree que usando un lenguaje rimbombante nuestros oyentes quedarán persuadidos. No dudo de que eso puede suceder con personas que se sorprenden ante las superficialidades, pero lo más probable es que el esfuerzo mental que tenga que hacer la audiencia conduzca a la deserción: que se aburran y no sigan leyéndote, no solo esta vez, sino más nunca.
5- Usa con prudencia las emociones
Las historias y anécdotas emotivas son válidas y ayudan a crear ideas memorables. Su uso está muy extendido en la redacción efectiva. Pero te doy un consejo: no caigas en falacias.
Las emociones deben acompañar las buenas razones, no ser sus sustitutas. Si en vez de brindar razones apelas a puras emociones para vender tus ideas, entonces ya no tendrás argumentos, y puede ser que el público sienta que lo intentas manipular.
El mundo necesita buenas razones, y si tu idea es tan buena, seguro que hay muchas para aceptarla.
6- Si tienes que objetar alguna opinión contraria, objeta sin atacar.
Conduce tus razones al punto que los lectores reflexionen y saquen sus propias conclusiones; no ataques personalmente al oponente, sino su argumento; aclara y tómate en serio las ideas contrarias: muchas veces las grandes ideas aparecen de las objeciones que las partes han tenido que afrontar.
7- Para cerrar, un consejo final: trata a tu público con respeto
No trates de engañar a tu auditorio, sé claro, da el buen ejemplo y conviértete en una fuente confiable. El público te lo agradecerá.
Prof. Luis A. Malavé Naime. Publicado originalmente en la revista +Finanz@s