Mad Max: Fury Road. Más allá… del Petróleo

Mad Max es una de las películas rescatadas en el túnel del tiempo y la última entrega es definitivamente fríamente cruda. Viene de esas películas de culto con las que se encendieron las primeras hormonas de una generación y hoy tras tres décadas la traen con toda la adrenalina cargada con todas las bondades de la tecnología. Si con todas las amargas noticias del mundo que circulan alguna vez pensaste “El mundo se está yendo derecho a…”, Mad Max te dibuja el rincón más extremo de esa probabilidad.

La crítica mainstream de cine sitúa esta película en el género denominado post-apocalíptico. Para mí, en otras palabras es la proyección de un escenario hipotético del futuro siguiendo variables presentes en el curso actual de nuestra historia en la que se desencadena todo alrededor del poder, petróleo y resistencia. Son estos elementos de fondo que generalmente no son analizados en su justa medida o se pierden totalmente bajo la sombra de los increíbles efectos visuales desenvueltos en una trama aplaudida por su sencillez.

Escape a través de la tormenta de arena. Imagen de: http://cdn.hitfix.com/photos/5666764/madmax2.jpg

George Miller es el director que ha engendrado lo que hasta ahora fue una de las clásicas trilogías de los 80's, y nos vuelve a traer a su creación grotescamente madura. Coincidirán conmigo los fans de Max-Gibson que esa gran versión no ha buscado ser sustituida. Miller atinó muy bien en ampliar la cosmovisión de su versión futurista del mundo, siguiendo el argumento de las primeras secuelas, pero no centrándose solamente en el personaje de Max Rockatansky, esta vez ejecutado por Tom Hardy. En las versiones pasadas Miller usa a Max para describir el mundo que imagina pero en esta versión pone la lupa en lo más alto donde hay mucho más por entender de lo que pasa en el mundo en el que habita Max.

Hay tres elementos de gran fuerza en la narrativa: la supresión del acceso tanto a los medios de vida (agua y alimentos) como a la única fuente de energía (gasolina) que deriva en; la acumulación total del poder y su forma de reproducción, que crea a su vez las resistencias donde toma carácter central la resistencia feminista. Todas estas dinámicas se desenvuelven en el plano general donde la humanidad extrajo y transformó todo, el cambio climático triunfó y arrasó incluyendo a los estados y fronteras. El mundo es un desierto. Se fueron los bosques, campos, ríos y animales y el reino desde el que se gobierna a la reducida masa de sobrevivientes es una fortaleza de agua extraída de acuíferos profundos. De los rasgos humanos solo quedaron los más crudos. La forma de gobierno ni siquiera cae en una anarquía, volvieron los tiempos donde hay un solo amo y señor de todo y de todos, y se lo asocia como las culturas antiguas lo hacían con sus reyes: un dios.

Immortan Joe. Imagen de https://acriticofeverything.files.wordpress.com/2015/05/mad-max-fury-road-04.jpg

Immortan Joe (Hugh Keays), es el dios de la Guerra, o más correctamente Señor de la Guerra traducido de la versión original (War Lord), y es quien tiene el único mando de abrir las compuertas por las que cae el agua en el desierto. En su castillo de roca también están las únicas granjas artificiales que proveen alimentos sanos a los privilegiados, o aunque la película no lo muestra, son también una de las exquisitas commodities que sostienen su poder. La sociedad se la ha dividido en las clásicas castas de plebe, guerreros y la “familia real” de la que Joe concentra la figura mística de adoración y su religión es la supervivencia del más fuerte.

Como Joe, existen otros Señores de la Guerra en sus respectivos territorios Ciudad Gasolina y Granja de Balas. Ambas son fuentes de dominio de commodities que son intercambiados entre los territorios. Por su lado el obtener y acumular gasolina como la única materia que permite mover a las máquinas de guerra que son en última instancia la materialización de ese poder a través del espacio, es decir la expansión y aseguramiento de los territorios. Sin alimento no se mueve la caballería y sin caballería se limita el control del poder. Las armas son claro, un ejercicio de poder directo. Pero al igual que la gasolina ambas finalmente quedan supeditadas al imperio de Joe ya que su humanidad, vulnerable como todos, recae en tomar agua, no gasolina y comer alimentos, no balas.

— Entonces… ¡¿quién mató al mundo?! —

Para Immortan Joe lo más importante es asegurar que su propia línea de hijos hombres sea pura, grande y fuerte. Ha convertido a sus hijos en propiedad y a cinco mujeres jóvenes, que más que esposas, las entiende como herramientas de procreación. Revelándose contra esto aparece la Imperator Furiosa (Charlize Theron) quien en realidad va metódicamente agarrando el papel central de la película. Furiosa viene de un clan de matriarcado llamado Vuvalini (remembrando a las Amazonas y acá un par de artículos en inglés sobre el debate que el director da a los roles de género, ver aquí y aquí) del que fuera raptada de niña. Esta Tierra de todas las Madres representan un cuarto territorio, la Tierra Verde, en total aislamiento y el único donde se habría mantenido un orden social igualitario solo de mujeres y un conocimiento de la agricultura pero no como fuente de poder. Furiosa, entendiendo su origen, ha pasado su vida maquinando un plan: convertirse en una de las generalas de Joe y aprovechar la confianza de este para finalmente raptar a las doncellas incluyendo a una que dará a luz. La gran huida la hace enfrentando a una apocalíptica tormenta de arena que puede ser una representación visual de la titánica lucha de las mujeres a lo largo de los siglos. Tras encontrar a su antiguo clan enfrenta un momento aún más crítico al quedar revelada la casi extinción de su congéneres y su territorio alguna vez dotado de tierras verdes carcomidas por el avance de la desolación. Ahí motivado por Max, nace la revelación de que huir más lejos no es el camino sino enfrentar y derrocar el poder en su propio centro.

Miller propone diálogos cortos, casi poéticos y hace un uso exquisito de ellos. El nombre de las fuentes de agua son denominadas como Aqua Cola. Esta perversa re-adjetivación da un pantallazo de la radical expansión industrial en la vida cotidiana de la gente y la absoluta comodificación del agua. En otro momento una de las esposas clama — ¡No somos cosas! — , una impactante frase que también muestra la extrema re-conceptualización de la mujer en un mundo donde reina una tiranía patriarcal. “Ciudad Gasolina” y “La Granja de Balas” son las denominaciones dadas a los otros territorios clave en función a dos premisas: energía y armas.

Retomando el enfoque que la película da a las mujeres, Miller propone que fueron empujadas a organizar una sociedad propia manteniendo un rol históricamente relacionado con la naturaleza y agricultura. Sin embargo, la casi extinción de las Vuvalini muestra un punto muy duramente valedero; la reproducción de la vida se ve de por si limitada. Al final Max, como una contracorriente al rol genérico de destrucción y ambición de los hombres encarnados por Joe, van entablando con Furiosa una relación de iguales, de compañeros.

Antes todos tenían huertos

Basado en estos elementos, mi valoración personal a esta película es que el director nos muestra un mundo donde lleva al extremo los problemas socio — políticos actuales. Nada es improbable porque de hecho como humanidad ya se han vivido o vivimos situaciones similares. Nada más nombrar las guerras iniciadas por Bush padre e hijo a fin de estabilizar el control de la zona más rica en petróleo y que de una manera han resultado inesperadamente en el surgimiento de Al-Qaeda y actualmente ISIS (ver aquí) con todo el desenfreno de sus acciones que nos deja boquiabiertos. La desertificación que avanza cada año en el planeta tiene como origen el cambio del clima enraizado en el mayor consumo de petróleo. Por otro lado la forma de gobierno de un absoluto poder heredado bajo línea de sangre y mezclada con el dominio del oro negro, me recuerda mucho a la Casa Al-Saud, reinantes de Arabia Saudita.

En esa lógica, Miller mantiene su argumento inicial de hace 35 años; la prevalencia del poder, que él entiende, es acarreado por el petróleo. El agotamiento de este recurso es lo que va desencadenando todas las convulsiones de las sociedades y sostiene que aún en el fin del mundo seguirá siendo la raíz de todos los problemas. Furiosa y Max, se convierten en el rostro de resistencia invisible pero sin duda presente en nuestra y todas las épocas.



Este artículo es la primera iniciativa de un blogg al que llamé — Poder y Política en “35 mm” — en un intento de mirar con un lente distinto a algunas películas que hacen el meritorio ejercicio de dibujar la cara cruda del mundo.

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Cruz Fuentes
Distopías, Poder y Política en “35mm”

Forzadamente apocalíptico, tristemente conciente y felizmente latino