La Academia crece, pero no puede dejar atrás sus formas
Análisis de una temporada de premios agotadora
Luego de una larga y tediosa temporada de premios, repleta de controversias dentro y fuera de la pantalla grande, los OSCAR del domingo le dieron cierre a un año donde el cine no fue el protagonista de su propia historia.
Después de meses de lucha codo a codo entre Roma y Green Book, la película de Peter Farrelly se terminó quedando con un OSCAR que parecía tener destino mexicano. Este resultado privó a Roma de dos estadísticas inéditas: convertirse en ser la primera película de habla no inglesa y la primera de un servicio de streaming, ganadora del premio mayor. Green Book sin embargo, se quedó con dos a su favor: se convirtió en la primera película en ganar el OSCAR a la Mejor Película sin tener a su director nominado ni haber sido nominada a Mejor Elenco en SAG, y fue la primera en ganarlo sin su director nominado desde Argo.
Los números y los precursores
Entonces… ¿la victoria de Roma estaba asegurada? Parecía segura, pero Green Book tenía en el bolsillo una victoria importante, un Globo de Oro a la Mejor Película de Comedia o Musical, y una clave: Mejor Película en el Producers Guild of America. Es que el Sindicato de Productores tiene una precisión casi implacable para vaticinar quién se llevará el OSCAR: contando la victoria de Green Book, 21 de las 30 películas que ganaron PGA, se terminaron llevando el OSCAR.
Como mencioné anteriormente, Green Book no recibió una nominación a Mejor Elenco por parte de SAG, y éste era el momento en que podría haber perdido impulso de camino al OSCAR: si A Star Is Born, BlackKklansman o Bohemian Rhapsody se quedaban con ese SAG, sus respectivas chances de llevarse el OSCAR hubieran aumentado considerablemente. Sin embargo, el Sindicato de Actores prefirió seguir una tendencia y premiar al masivo elenco de Black Panther con su galardón más importante, resguardando así las chances de Green Book y Roma por igual, que no optaban por aquella estatuilla.
A todo esto, Roma parecía indiferente a la estadística de PGA, ya que asumíamos que al ser una organización que cada vez se compone por más y más extranjeros, la Academia no tendría el reparo de los productores norteamericanos y premiaría a Roma sin inconvenientes.
Controversias por doquier
Más allá de cualquier estadística, Green Book tenía una montaña de controversias que superar para convertirse en seria candidata. En primer lugar, la comunidad afroamericana de EEUU rechazó unánimemente la mirada de la película sobre la problemática que presenta. También lo hizo la familia del pianista Donald Walbridge Shirley, que refutó todos y cada uno de los eventos tal y como fueron presentados en el film, llamándolo una “sinfonía de mentiras”. Poco antes de que la Academia diera a conocer a sus nominados, aparecieron una serie de tweets de Nick Vallelonga, guionista y productor del film, atacando a inmigrantes musulmanes en favor de políticas xenófobas de Donald Trump. Al mismo tiempo resurgieron viejas acusaciones a Peter Farrelly, director, co-guionista y co-productor de Green Book, de mostrarle su pene a cuanto actor, actriz, técnico, asistente o ejecituvo se le presentara en un set de filmación. Uno pensaría que dichas acusaciones, en épocas de #MeToo y un Hollywood en pie de guerra con su presidente, habrían acabado con las chances de la película… evidentemente no fue tan así. Peter Farrelly se quedó sin nominación a Mejor Director, pero sí fue nominado como guionista y productor del film, incluso ganando ambas categorías junto a Nick Vallelonga, quien no se vio privado de nada.
Todo está en la mirada
Otro aspecto curioso de la temporada es que, además de Green Book, If Beale Street Could Talk y BlackKklansman también exploran las problemáticas del racismo y Black Panther es una celebración de la cultura afroamericana. Como podrán ver, la Academia tenía para elegir si quería ir por ese camino. Entonces… ¿por qué Green Book? En el párrafo anterior hice mención al rechazo de la comunidad afroamericana para con Green Book: de las cuatro películas que mencioné recién, Green Book es la única dirigida y escrita por blancos. ¿Puede un blanco escribir una buena película sobre el racismo en EEUU? Seguro, pero Green Book no es más que lo que en Hollywood se conoce como una “white saviour movie” o “película del salvador blanco”. En ellas, los personajes negros no son más que una herramienta para que el protagonista blanco entienda que su racismo es algo malo. El problema no es el mensaje de la película, sino los clichés melodramáticos con que se presentan y cómo insultan la inteligencia de una audiencia moderna que entiende que todo lo que le están explicando, es cosa del pasado. Por supuesto que también se da el esperable final del hombre blanco aceptando al hombre negro como parte de su familia y reprochando el accionar de sus propios amigos, esos a los que les falta protagonizar otra película en la que ellos entiendan que el racismo no está bueno…
Del otro lado del charco, If Beale Street Could Talk y BlackKklansman ven al racismo como una problemática constante y lo analizan en profundidad, obligando al espectador negro, blanco o de la etnia a la que pertenezca, a preguntarse qué lugar ocupan él y quienes lo rodean en todo esto. Black Panther, por su parte, es una celebración de la cultura afroamericana que no hace distinción de razas y nos cuenta una historia conocida, con la exposición y representación que nos falta.
La nueva Academia… bueno, no TAN nueva
Los últimos años, gracias a las incontables campañas que buscan diversificar la industria, han visto el mayor número de nuevos ingresos a las filas de la Academia, con artistas de todo el mundo recibiendo invitaciones para formar parte del grupo. Principalmente, se busca engrosar el número de mujeres, jóvenes y minorías, ya que la Academia continúa conformada por una abrumadora mayoría de hombres blancos de más de 50 años. El objetivo es duplicar los grupos mencionados para 2020.
Con esto en mente, toda la temporada se vio como una batalla entre la vieja Academia y la nueva Academia, aspecto que, supuestamente y sumado a los decadentes ratings, había impulsado las nominaciones de A Star Is Born, Bohemian Rhapsody y Black Panther en la categoría de Mejor Película, ya que se trataba de tres de las más taquilleras del año. Sin embargo, la Academia perdió la posibilidad perfecta de demostrar que su crecimiento la lleva a buscar otros horizontes… Green Book es la típica cinta que eligiría la vieja Academia, una película que lava sus culpas de años de falta de representación, con una interpretación que corre el eje de la problemática y la resuelve comiendo pollo frito en el auto y cenando en Navidad.
Realidad y lo que viene
Quienes me conozcan sabrán que Black Panther no era de mis favoritas (de hecho no deberían haberla nominado como Mejor Película), pero hubiera entendido más una victoria del fenómeno Marvel, incluso desde un punto de vista histórico. Aquellos que acusaban a la industria de premiar en exceso a Roma, una película sobre una empleada doméstica indígena (como si viéramos muchas películas con ellas como protagonistas), regodeándose en su odio y felices por la derrota de Cuarón (que igual se volvió a México con tres estatuillas más) no logran ver el mismo error en la victoria de Green Book… o lo ignoran.
La realidad marca que Green Book fue elegida como la Mejor Película del 2018 y la Academia se enfrentará por años a sus detractores. ¿Qué pasará con el futuro? ¿Podrá la constante inyección de nuevas caras dar vuelta la historia y remediar los enormes problemas que sigue sufriendo la Academia? ¿Habrá modificaciones reales y sustanciales en el proceso de votación? Pensar en estas cosas es agotador y tal vez innecesario, pero, como siempre, ya estoy esperando conocer las respuestas de todos los misterios que traerá la próxima temporada de premios.
