Cine colombiano vs. los colombianos: ¿Un problema de distribución o de percepción ?

[OPINIÓN] Desde hace 2 décadas, más y más películas colombianas son estrenadas anualmente y la mayoría desaparecen sin dejar rastro después de una o dos semanas en algunas salas seleccionadas del país.

Cinestesia
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5 min readMay 14, 2020

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Ilustración por: Daniel Salazar

Por: Camila Nocua

Recuerdo que en mi casa estaba prohibido decir groserías y para mi mamá las películas colombianas no solo estaban llenas de estas, sino que también eran extremadamente violentas, por lo tanto, yo (pequeño ser de luz de menos de 13 años) no debía interesarme por películas groseras y violentas y solo debía ver películas de Disney cuando íbamos a cine.

Así comenzó mi relación con el cine nacional. Más que una relación tradicional, como la que podría afirmar que tenía con Disney y Hollywood, ésta era más bien algo a distancia y llena de prejuicios que la entorpecían.

Entonces crecí, pretendí ser más sabia y descubrir un poco más de lo que decía mi mamá sobre el cine colombiano. Pregunté en mi colegio y a conocidos, pero todos ellos coincidían con la opinión de mi mamá o agregaban, desde una perspectiva más “intelectual”, que el cine colombiano solo era una de dos cosas, un cine violento o un cine con un humor barato que nos tomaba por idiotas.

¿Cómo podía entonces, comenzar a interesarme por las películas colombianas si esto era lo único que escuchaba?

Ingenuamente creí que cuando llegara el momento de ingresar a estudiar algo relacionado con cine en la universidad, encontraría la puerta y el camino perfecto para comenzar a ver de una vez por todas más películas colombianas.

Pero no, me equivoqué. La mirada siempre apuntaba hacia afuera, hacia Hollywood, hacia Francia, hacia Linklater, Tarantino, Orson Wells, Tarkovsky y mil nombres más que se repetían una y otra vez durante los 9 semestres de mi carrera. Por eso me parecía que adentro, en Colombia, no pasaba nada con el cine. Y debo confesar que me enamoré primero de Linklater que de Víctor Gaviria o Franco Lolli; y eso nunca me lo perdonaré.

Lamentablemente eso nos pasa a la mayoría.

Según Cine en cifras, el boletín sobre el comportamiento del sector cinematográfico en Colombia, 20 años atrás no se hacían más de 10 películas al año, entonces no existían muchas opciones que le dieran la posibilidad al público de ver una película colombiana. Además, las distribuidoras no tenían que preocuparse por dejar muchas salas abiertas para las películas nacionales del año.

20 años y una ley de cine después, Colombia ha pasado de producir 5 películas al año a producir más de 40 (cifras del 2019). Desde hace 2 décadas, más y más películas colombianas son estrenadas anualmente y la mayoría desaparecen sin dejar rastro después de una o dos semanas en algunas salas seleccionadas del país.

Pero el incremento de la producción de películas colombianas no es proporcional al interés del público. La industria en crecimiento del cine en Colombia y su público, se enfrentan a mil mamás como la mía que creen o creyeron que todas estas películas son violentas o groseras, a muchas personas más que aún creen que solo se hacen comedias “baratas” y a quienes consideran que las películas colombianas que llegan después de haber tenido un circuito de festivales internacionales son películas lentas y aburridas.

Recuerdo perfectamente cuando fui con mi familia a ver La tierra y la sombra de Cesar Acevedo justo después de conocer la noticia de que había ganado la cámara de oro en Cannes; gracias al premio pude convencerlos de verla. Ellos durmieron toda la película y cuando salimos me prohibieron volver a elegir la película de la semana sin que vieran primero el trailer.

Así es como nuestra percepción llena de prejuicios del cine colombiano hace que no asistamos a ver estas películas y que prefiramos “lo bueno conocido” y no esos nombres desconocidos de directores colombianos que estrenan su ópera prima, pues esos nombres aún suenan muy riesgosos para un público que probablemente se terminará decidiendo por la última entrega de Transformers o X-Men. Ahora, ¿qué hay realmente de malo en eso? ¿Por qué como público debería preocuparnos nuestro consumo de cine?

La respuesta es sencilla: la falta de un público crítico y consciente de su consumo, afecta directamente al desarrollo de la industria cinematográfica en el país.

Remitámonos por un momento al eterno problema del huevo y la gallina: a qué se enfrenta primero el cine en Colombia: ¿A una percepción del cine nublada por los estereotipos? o ¿a las distribuidoras que no programan películas colombianas? Si no existe una audiencia consolidada o un público consciente y crítico del cine nacional, las distribuidoras saben que programar cine colombiano no es buen negocio. Y si las películas no están el tiempo suficiente en cartelera o no están en diferentes salas en todo el país, entonces ¿cómo pueden las personas ir a ver películas colombianas? Es un ciclo de problemas que afectan los unos a los otros y que al final dejan a las películas sin espectadores y a un público sin saber muy bien qué es lo que está pasando con el cine colombiano.

Pareciera entonces, que olvidamos que tanto el cine nacional como nosotros (los colombianos) estamos en el mismo equipo. Pero, ¿qué es lo que hace que no nos interesemos por él? ¿qué esperamos de este? ¿acaso hay algo que falta por parte de los directores hacía el público? y finalmente, ¿por qué a veces esperamos la validación internacional de festivales para querer asistir a estas películas?

Quizás lo que necesitamos, aparte de cuestionar nuestro consumo y comenzar a ser más conscientes del mismo, es encontrar nuevas formas de acercarnos al cine colombiano y enamorarnos de él. Es bien sabido que ahora consumimos series y películas a través de diversas plataformas de streaming, así que empezar a ver cine colombiano no necesariamente implica ir a teatros. También las redes y plataformas tienen una buena cantidad de contenido informativo. Por ejemplo, en Youtube, Juan Paez realiza un segmento que se llama “¿Qué putas con el cine colombiano? donde explora la actualidad de nuestro cine en un formato fácil de digerir. De ahí es seguro salír mínimo con un estreno en la cabeza para ir a ver cuando pase la cuarentena. Mientras tanto, pueden ver películas no solo colombianas sino latinoamericanas, en plataformas online como Retina Latina o Mowies (con la cual de paso ayudan a la supervivencia de Cine Tonalá).

Esperemos que cuando la tragedia pase y los cines vuelvan a abrir, nuevas películas colombianas sean estrenadas y hayamos cambiado un poco nuestra percepción del cine colombiano. A ver si llenando las salas, logramos que duren más de una semana en cartelera.

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Cinestesia es una plataforma de gestión cultural cinematográfica enfocada en el desarrollo de audiencias en Colombia y América Latina.