Cine y gestalt: catorce películas, una historia de vida.

[OPINIÓN] …reconociendo que las películas le han salvado la vida cuando ha logrado normalizar sus emociones a través de personajes que reflejan su humanidad, ha entendido que el cine también es gestáltico…

Por Nicole Antoine-Feill Barón.

Rena ha tenido que lidiar con sus temas personales en casa, no ha podido ir a un lugar que la ayude a sacarlos, sanarlos y/o atravesarlos. Se ha visto enfrentada a replantear la terapia que ama y en la que cree profundamente: La Gestalt. Esta teoría invita a mirar de frente el carácter, a entender la neurosis, los grandes dolores del individuo, del sistema familiar y de la sociedad. A través de la comprensión de tal neurosis, esta rama de la psicología permite al individuo reconocer sus responsabilidades como parte de una sociedad, de hacerse cargo de sus conflictos personales y de esta manera poder desprenderse de lo que no es propio:

“Yo soy Yo. Tú eres Tú. Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas. Tú no estás en este mundo para cumplir las mías. Tú eres Tú, Yo soy Yo. Si en algún momento o en algún punto nos encontramos, será maravilloso. Si no, no puede remediarse. Falto de amor a Mí mismo cuando en el intento de complacerte me traiciono. Falto de amor a ti, cuando intento que seas como yo quiero en vez de aceptarte como realmente eres. Tú eres Tú y Yo soy Yo.” (Fritz Perls)

Para Rena el cine ha sido un espacio de sanación en casa, se ha conectado con el cine como herramienta terapéutica, reconociendo que las películas le han salvado la vida cuando ha logrado normalizar sus emociones a través de personajes que reflejan su humanidad, ha entendido que el cine también es gestáltico, que se acepta tal y como es sin querer cumplir con las expectativas del público.

Para Rena el cine fue Gestalt, cuando a sus 5 años vio Flubber de Les Mayfield y entendió que cada mente, si se permite fluir, puede crear un ser en forma de goma que adopta tantas morfologías como sean posibles. Para ella esto fue sanador, pues acababa de ser diagnosticada con dislexia. A sus 7 años, pudo normalizar la frase “tu papá es adoptado” con películas como Harry Potter de J.K Rowling o Annie de Harold Gray, personajes adoptados o huérfanos que se dan la oportunidad de recibir su nueva familia con amor. A sus 12 años, pudo posicionarse en la vida con fuerza al ver a Billy Elliot convertirse en el mejor bailarín de Ballet así su padre sintiera un profundo malestar por no ser un niño rudo y fuerte. Logró también amar su bisexualidad a los 18 años con La vida de Adele de Abdellatif Kechiche, enamorándose de las dos protagonistas y de su relación real, llena de vida y amor. Así, esta mujer, a través de su identificación con personajes, ha logrado entender que todo lo que siente y vive esta bien.

Ahora, ver una película se ha convertido en un acto terapéutico que inicia con un diálogo interno y, de alguna manera muy orgánica y hermosa, va llegando a conclusiones bastante reveladoras. Rena ha podido integrar su dolor y su frustración frente al encierro con películas como Room de Lenny Abrahamson, en donde madre e hijo viven en una habitación por 7 años. Ha podido comparar su resistencia al enfrentar la pérdida de su perro Marcelo con la resistencia de Lee Chandler, protagonista de Manchester by the Sea de Kenneth Lonergan, quien pierde a sus dos hijos en un incendio.

Ha comprendido lo neuróticos que podemos llegar a ser con películas como Clímax de Gaspar Noé, Pieles de Eduardo Casanova o Midsommar de Ari Aster. Y mientras tanto, se ha dado cuenta que eso que pasa en las películas también le pasa a ella. Ha visto reflejado su deseo al caos y a la destrucción como pasa en Clímax, su preocupación excesiva por verse bonita como lo crítica Pieles y su ego espiritual al creer que su verdad es absoluta como en Midsommar.

Ella ha podido conectarse con sus ancestros con películas como Atlantics de Mati Diop o I Am Not a Witch de Rungano Nyoni, las cuales le reafirman lo importante que es recordar a sus antepasados y comprender que su muerte sólo significa que se conectaron con lo más puro y profundo de ella. De igual manera, ha podido integrar paulatinamente su historia familiar, que tiene un linaje paterno alemán y materno militar colombiano, con películas como Monos de Alejandro Landes y Jojo Rabbit de Taika Waititi, que hablan sobre los conflictos de estos países.

En fin, cada película ha logrado despertar algo real en ella, que ha podido entablar una relación con el cine en donde la norma principal es entregarse y asentir a la verdad, mientras el cine le muestra aquello que no quiere ver, y lo interioriza. Rena entiende que hay que tener un vínculo con el cine que nutra, reconocer que en este tiempo de “no hacer nada” se está haciendo mucho. Estar sentado en un sofá y permitir que este tiempo vacío sea fértil, es decir, que llene de lecciones y aprendizajes para dar el permiso con amor y tranquilidad de ser quien uno es. Rena decide que de ahora en adelante va ver el cine con una actitud Gestáltica. Esto implica que no va a usar este medio para “pensar en otra cosa”, sino para reflexionar, recibir lo fenomenológico y pensar que la película que escoge ese día, no es por simple casualidad.