Interrogatorio a Marcos Tarre Briceño

Israel Centeno
Israel Centeno
Published in
8 min readOct 2, 2018

Interrogador, Israel Centeno

Hemos sometido a interrogatorio a Marcos Tarre Briceño, autor intelectual y sospechoso habitual de La Semana Negra de Caracas. Debemos confesar que el autor es un duro, sin embargo, se mostró más que dispuesto a colaborar con esta ronda de preguntas.

Aunque la dinámica de la novela policial se desarrolle con contingencias, ¿dirías que la novela policial necesariamente debe ser contingente?

Si entendemos por “Contingencia” la posibilidad de que algo suceda o no, la novela policial es fundamentalmente “contingente” ya que, aunque pueda partir o basarse en un hecho principal ya ocurrido, la “Contigencia” aparecerá en el desarrollo de las tramas, en las opciones de respuestas que se formule el lector, en los diferentes caminos errados o acertados de los personajes y hasta en los diálogos entre ellos. La novela policial o lo que entendemos por ella, sí, es contingente…

Hablemos de la novela negra venezolana. Podrías establecer sus orígenes, algunos títulos y autores?

Libros testimoniales como “Retén de Catia” de Juan Sebastián Aldana en 1972; “Soy un delincuente” de Ramón Antonio Brizuela en 1974; “Cárcel modelo, máxima seguridad” de Yon Cayetano Franco en 1976; y la crónica “Cuatro Crímenes, cuatro poderes” de Fermín Mármol León en 1976, pueden considerarse como la antesala del género negro venezolano.

Escritores menos conocidos, como José Miguel Roig han hecho importantes aportes a la difusión de la novela venezolana en el exterior, con traducciones de sus libros al francés y al danés.

Yo publiqué “Colt Comando 5.56” en 1983 y así se originó la saga del personaje serial Gumersindo Peña. Escritores como José Pulido, Valentina Saa, Raquel Rivas Rojas, Ana Teresa Torres, Israel Centeno, Jorge Gómez Jiménez, Sonia Chocrón, Mónica Montañés o Eloi Yagüe, entre otros, han contribuido a lo que prefiero llamar, de forma más amplia, “Genero Negro”. Y una nueva generación de escritores venezolanos están presentando al mundo la calidad de nuestra escritura, dentro del género negro, como Juan Carlos Méndez Guédez con sus novelas “El baile de madame Kalalú” y la sensacional “La Ola detenida”; y Juan Carlos Chirinos con sus “Gémelas”. Ambos residenciados en Madrid y ya con proyección internacional.

Otros brillantes escritores venezolanos como Francisco Suniaga o Federico Vegas no saben que escriben novela negra… Porque algunas de sus novelas, viendo las cosas con cierta amplitud, podrían encajar en el género negro.

En el 2016 creamos el grupo La Orilla Negra Venezuela, de autores de género negro; y esto nos ha permitido intercambiar ideas, realizar proyectos, establecer el contacto entre los que estamos en el país y los que ya pudieron salir; y mantenernos activos a pesar de las circunstancias tan adversas y trágicas en general, y para la literatura, en particular, que atraviesa Venezuela.

Considerarías La Mano Junto al Muro de Guillermo Meneses como una pieza narrativa policial?

No me gusta ni soy partidario de encasillar dentro de géneros. Miro esto de los géneros con mucha amplitud y flexibilidad. El relato de Meneses, muy atrevido para su época, se me hace más costumbrista, como de una sórdida e incipiente pre-cultura urbana.

Mucha gente confunde la novela policial con el thriller. Podrías establecer las diferencias y las coincidencias entre ellos?

Para mí el “thriller” es una modalidad que he utilizado en mis novelas Bala Morena y El Amor de Nuestras Vidas, — por publicar — donde hay mucha mucha acción y suspenso; me ha servido para abarcar géneros como el espionaje, trafico de drogas, terrorismo, la delincuencia organizada, la corrupción , la presencia guerrillera en la frontera Colombo -venezolana y su incidencia.… El “Trhiller” tiende a ser con una temática más internacional; mientras que la novela policial debe estar más centrada en crímenes y su investigación, que nos revelan la riqueza de lo local y sus caras más ocultas.

Haciendo un parangón, se podría decir que el “Caso Venezuela” empezó como una mala y desagradable “novela policial” local y se ha convertido en un “thriller internacional”, aún sin final.

Hay una pregunta que nos hacemos todos los que escribimos una novela policial: que tan rápido o lento deben sucederse las acciones y cuál debe ser el nivel de suspenso?

Es una cuestión de ritmo, de equilibrio. El escritor debe dosificar los elementos con los que juega en su trama. No puede escribir páginas y páginas sin que nada ocurra o saturar sus líneas con demasiada acció. Hay que ponerse en el lugar del lector, mantenerlo entretenido, interesado y con ganas de seguir leyendo.

¿Existe el final abierto en la novela policial, o como un caso, debe ser cerrada?

Por supuesto que existe el final abierto, en lo que insisto en llamar, género negro. Que mejor ejemplo que la película “Three Bilboards outside Ebbing, Missouri”. Siempre es bueno recordar que detrás de cada filme, de cada serie de televisión, hay guionistas escribiendo o adaptando… Nada se filma o se graba sin que exista un escrito previo y un escritor que lo haga. Los que escribieron esa historia le dieron un fantástico final abierto.

¿Qué incidencia tuvo el libro Cuatro Crímenes, Cuatro Poderes, las crónicas de Fermín Mármol León, en el género negro en Venezuela?

Ese libro fue importante. No fue propiamente una novela, ni brilló por su calidad literaria; pero sin duda le abrió una puerta a los venezolanos; una visión a su propia realidad, a eso que ahora llaman su “narrativa”, las expresiones de su sociedad, de su conciencia colectiva. Una crónica que quería ser una especie de llamado o de denuncia de un jefe policial, se convirtió por esas cosas de la vida, en un hito histórico; tocó unas fibras especiales en un momento determinado. Los otros libros de Mármol León no tuvieron igual resonancia.

Háblanos un poco de tu personaje Gumersindo Peña, dinos si es un personaje estereotipado o si escapa a los estereotipos del género, y si lo consideras así, por qué y cómo lo logras.

Cuando me imaginé al personaje Gumersindo Peña no existían en Venezuela personajes seriales. Así que no existía el peligro de caer en estereotipos locales del género. Pero sin dudas es el estereotipo de la imagen que uno se hace, o se hacía antes, del funcionario policial. Es un tanto “border line”, pero simpático, mujeriego, jodedor y termina resolviendo los casos a su manera. Pero tiene principios y limites que no cruza. Tuvo que salir de la DISIP y permanecer “enconchado”; tiene que actuar muy bajo perfil.

En los relatos que están por publicarse “Gumersindo Peña y la ciudad perdida” y “¿Quién dijo miedo?” podremos re-encontrarnos con un Gumersindo Peña de actualidad, con más años encima; actuando oculto del SEBIN y sufriendo las penurias de todos los venezolanos.

En los países bajo gobiernos dictatoriales, donde la literatura es un sospechoso habitual, se ha recurrido al género negro como es el caso de Cuba. Crees que eso esté ocurriendo en Venezuela o es parte de un fenómeno global. Por ejemplo en

España se están poniendo al día con la novela negra, ya no se la trata como un subgenero.

Creo que la novela negra que se hace y se publica en Cuba no deja de tener cierto compromiso con el régimen. Habría que leer a los cubanos que escriben en el exilio o en la clandestinidad. El caso de Venezuela es distinto. Chávez criticó o censuró a pocos escritores o a sus libros, porque partía de la fórmula que muy poca gente lee y quiénes leían ya eran de oposición. Poder exhibir algunos títulos le sirvió por mucho tiempo para decir que en Venezuela existía libertad de expresión, aunque en paralelo censuró televisoras, periódicos y le hizo la vida imposible a algunos escritores.

En el caso de España pareciere existir una “saturación” de la novela negra, es como si se hubieran desgastado buscando un digno sucesor de Vázquez Montalbán, sin percatarse que tienen a destacados escritores como Andreu Martín, José Luis Muñoz, Carlos Zanón, Verónica Vila-San Juan, José Vaccaro Ruiz, Alicia Giménez Bartlett o el fallecido Francisco González Ledesma. Pero hay que reconocer que España, aunque fuera un poco tardíamente, contribuyó a darle realce al género negro, al punto que varios escritores del género han sido galardonados con importantes premios.

La novela negra siempre, directa o indirectamente, implica una denuncia; se trata de relatar casos o cosas sórdidas, feas, desagradables, lados oscuros de la sociedad; y con el paraguas de flexibilidad que la ficción permite. Esto, por supuesto, no le puede agradar a un régimen autoritario.

Hablemos un poco del proyecto de la Semana Negra. Aunque siempre es bienvenido cualquier evento cultural, ¿qué significados dirías que tiene en el país en este particular momento?

Estamos por realizar, a mediados de octubre de 2018, la segunda edición de la Semana Negra de Caracas. Este evento tiene, diría yo, tres significados:

* A pesar de todas las dificultades y de la tragedia que sufre Venezuela, hemos podido superar barreras y problemas para realizar ésta segunda edición.

* Para los escritores de la Orilla Negra implicados en la organización del evento y en la publicación del correspondiente segundo libro de relatos, ha sido una manera de mantenernos en actividad, poniendo la mente y la energía en otra cosa y aportando nuestro granito de arena a la gente, a los amantes del género.

* Y en tercer lugar, desde nuestros escenarios y a través de nuestras plumas ha sido posible escribir y narrar, desde diferentes posiciones y puntos de vista, sobre el drama, sobre la tragedia de sangre y violencia que sufre el país.

¿Cuál ha sido la respuesta, dentro y fuera del país, ante esta iniciativa? Hablo tanto de lectores como de críticos y escritores.

Las respuestas de los escritores, tanto de los que estamos en Venezuela como de los que están afuera ha sido entusiasta, generosa; nos han aportado sus ideas algunos, otros sus relatos; otros sus ganas de hacer algo… Creo que los escritores de género negro, no sé por cuál extraña razón, somos sumamente generosos, espontáneamente colaborativos, solidarios, creativos y como de común acuerdo, resistimos y nos oponemos, cada uno a su manera, al autoritarismo y a la barbarie.

A nivel de público, los conversatorios y presentaciones de la Semana Negra son gratuitos, generan el interés y acuden masivamente a los eventos, No sé si es por amor al género o por el vacío de la agenda cultural caraqueña. El año pasado se vendió la edición completa del libro. Con el porcentaje delos derechos de autor hicimos una donación de insumos de alimentos a una necesitada escuela del oeste de la ciudad. Este año nuestro libro tendrá versión digital, así que le podremos llegar a los venezolanos que están afuera.

Para cerrar, haré dos preguntas más sobre el género:

¿Consideras que deben estar siempre implícitas las preguntas acerca del bien y el mal, de lo debido y lo indebido, el premio y el castigo? Crees que es la novela negra una novela moralista?

No creo que la novela negra sea moralista y mucho menos que tenga que serla. Pero eso no quita que los grandes dilemas acerca del bien y el mal, de alguna forma u otra, estarán presentes. El bien, el mal, el castigo, la justicia, el perdón, la resiliencia, la venganza, las emociones.Toda una serie de emociones inherentes a la condición humana son precisamente los elementos que sirven de base para las historias del género negro; y si se mira de forma más amplia, para cualquier novela, de cualquier género.

¿Continúa la premisa de que los detectives nunca deben enamorarse?

Nunca había escuchado eso… Los detectives, al igual que cualquier ser humano, tienen el derecho a su vida personal, a enamorarse, enguayabarse, a estar felizmente o aburridamente casados, viudos, divorciados, emparejados, cornudos o solitarios… Pero siempre estarán sometidos a los designios de su creador, es decir, del escritor que los creó… En éste caso podemos entonces afirmar que los detectives, y en general los personajes de las novelas negras, no gozan de “libre albedrío”…

--

--

Israel Centeno
Israel Centeno

I am a South American author writing in English with a strong accent. Written with an accent.