Arte y reconstrucción: el trauma urbano como oportunidad

Antonio Moya
Ciudad Poliédrica
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6 min readDec 31, 2019
Mural del Colectivo Chiqui Traca destruido por el sismo.

La noche cuando la tierra se estremeció, el 7 de septiembre de 2017, pude sentir cómo la sacudida me afectaba emocionalmente, a pesar de la distancia. Por entonces me encontraba estudiando la maestría de planificación urbana en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, adonde había llegado hacía apenas un mes con la intención de estudiar la relación entre arte, cultura y urbanismo comunitario — temas en los que llevaba trabajando varios años como arquitecto y músico.

Mi sorpresa fue enorme al comprobar la masiva respuesta de la comunidad artística del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca y México al sismo del 7 de septiembre y al que le siguió pocos días después y que afectó, sobre todo, a la capital mexicana. En medio del caos y la confusión, acentuados por la falta de planes de contingencia para atender a las comunidades que se habían visto terriblemente afectadas, los artistas habían reaccionado inmediatamente para atender las necesidades más urgentes de sus vecinos y compatriotas. Comprendí entonces que el proceso de reconstrucción física del Istmo (que intuía iba a ser lento, irregular y con muchas deficiencias) iba a necesitar ser acompañado de un profundo trabajo de reconstrucción emocional.

Durante la primavera de 2018, tuve ocasión de investigar con algo más de rigor en qué estaban consistiendo las respuestas artísticas a los dos sismos de septiembre. La doctora Diane Davis, profesora de urbanismo en la escuela de diseño de Harvard y experta en historia y política mexicanas, había organizado un seminario titulado “más allá de la reconstrucción” con el objetivo de explorar diferentes maneras de contribuir a la reconstrucción del Istmo de Tehuantepec y de otras ciudades mexicanas afectadas por los temblores. El título del seminario, “más allá de la reconstrucción”, era significativo. ¿Se podía aprovechar la ocasión para reflexionar sobre cómo comunidades como la istmeña podían no solo ser físicamente reconstruidas, sino incluso salir culturalmente fortalecidas tras eventos tan traumáticos como los sismos?

Poco antes de tomar el seminario (que iba a durar varios meses), había estado estudiando al pedagogo brasileño del siglo XX Paulo Freire. En su obra seminal de 1968 “Pedagogía del Oprimido”, Freire acuña el término de la conscientização como una necesidad de primera magnitud para liberar a las comunidades más vulnerables de los sistemas de poder de los que dependen y poder determinar su propio futuro. Así, la conscientização es el acto de nombrar aquella realidad que nos rodea, y en particular los problemas y desafíos a los que debemos enfrentarnos para poder construir las vidas que cada uno de nosotros deseamos y merecemos. Solo entendiendo y nombrando la realidad que nos rodea y nos subyuga podemos aspirar a diseñar vidas verdaderamente significativas.

Fue durante este seminario cuando empecé a relacionar el concepto de conscientização con el papel de los artistas en la reconstrucción emocional y el fortalecimiento cultural del Istmo de Tehuantepec. ¿De qué manera estaba el arte contribuyendo no solo a sanar a la comunidad, sino a visibilizar y dar valor a la cultura istmeña? Así, terminé elaborando para el seminario un catálogo de arte en el que recogía las respuestas artísticas más significativas a los sismos junto a un análisis de las narrativas alternativas sobre la reconstrucción que el arte estaba contribuyendo a escribir.

Proyecto elaborado para el seminario “más allá de la reconstrucción”.

A pesar de que quedé satisfecho con el proyecto, sentía que en el modelo teórico faltaba todavía una pieza: arte y conscientização eran elementos necesarios, pero no suficientes, para desencadenar procesos de transformación cultural que fortalecieran a comunidades afectadas por eventos traumáticos como los sismos. La evidencia indicaba que no bastaba con visibilizar la cultura y nombrar los desafíos, sino que los cambios más profundos vienen de un aumento de las capacidades de las comunidades más vulnerables.

El “enfoque basado en las capacidades” es una teoría de desarrollo propuesta en primer lugar por el economista indio Amartya Sen. En su ensayo de 1999 “desarrollo como libertad”, Sen propone que los planes de desarrollo para las comunidades más vulnerables se centren en expandir las capacidades individuales y colectivas para dotar a los miembros de la comunidad de las herramientas necesarias para construir “las vidas que tienen motivos para valorar.” El enfoque basado en las capacidades, el concepto de conscientização y el papel del arte como lenguaje para articular cambios constituían, a mi parecer, una poderosa tríada conceptual que se podía aplicar al urbanismo comunitario.

Durante el verano de 2018 tuve ocasión de combinar en un proyecto práctico los tres elementos. Como parte de la maestría de planificación urbana, pasé dos meses trabajando en la favela Jardim Colombo, en São Paulo. Se trataba de una comunidad altamente informal que estaba lidiando con la presencia de un gigantesco vertedero de escombros en medio de su vecindario y que los líderes comunitarios deseaban transformar en un parque.

Convencidos de que podíamos aprovechar la presencia de un elemento tan traumático como el vertedero, propusimos celebrar un festival de arte y participación ciudadana sobre el vertedero que funcionara como proyecto desencadenante de la transformación del futuro parque. En dos meses, se desarrollaron las capacidades necesarias entre los miembros de la comunidad y los colaboradores externos para organizar el festival; se generó conciencia sobre la importancia de mantener limpio y cuidar el futuro parque, y se aprovechó el potencial del arte para generar un gran día de celebración comunitaria que supusiera el inicio de un proceso de cambio profundo.

Segundo festival de arte y participación en Jardim Colombo, São Paulo (julio de 2019).

El proyecto no solo fue un éxito, sino que, como habíamos anticipado, se convirtió en la primera piedra de un largo y complejo proceso de transformación que iba a revolucionar a la comunidad de Jardim Colombo. La auto-construcción del parque acababa de comenzar, y la comunidad programó eventos mensuales en este espacio para mantenerlo vivo e involucrar a un mayor número de vecinos cada vez. En julio de 2019 se celebró la segunda edición del festival, y todo apunta a que el proceso va a continuar activo hasta que el parque esté terminado — y más allá.

En mi tesis de maestría reflexioné sobre la experiencia en Jardim Colombo. Titulada “El ciclo desencadenante” (2019), mi tesis es una teorización sobre cómo proyectos que fomenten la conscientização, el desarrollo de capacidades y que hacen uso del arte aspiran a transformar en profundidad a comunidades vulnerables y a fortalecer su cultura. En particular, razono sobre cómo es posible aprovechar momentos traumáticos para desencadenar tales procesos.

De ahí el título de este ensayo. “El trauma urbano como oportunidad” es, en cierto modo, muy similar al título del seminario en el que participé. ¿Podemos hacer un esfuerzo para responder a los sismos que afectaron al Istmo de Tehuantepec “más allá de la reconstrucción”? En lugar de tratar de recuperar indiscriminadamente aquello que existía antes de los temblores, ¿cómo podemos generar procesos colectivos que den lugar a una comunidad más fuerte, más justa y mejor preparada para construir el futuro que desean?

El papel del arte es fundamental si queremos aspirar a que las comunidades del Istmo afectadas por los temblores de 2017, así como otras poblaciones que igualmente sufren traumas urbanos, salgan fortalecidas del dolor. Reconstruir no consiste solo en volver a erigir físicamente aquello que ya existía, sino también en dotar de las herramientas psicológicas y emocionales que una comunidad necesita para salir adelante.

Mi apuesta es por un urbanismo que sirva para desencadenar procesos de transformaciones culturales profundas más allá de lo inmediato y lo obvio. Centrada en expandir la conscientização y las capacidades de comunidades atravesando momentos traumáticos, la planificación urbana es una poderosa herramienta para construir un mundo más equitativo y de gran diversidad cultural y social en el que cada individuo y cada comunidad aspiren a vivir vidas plenas.

Nota: Este artículo fue publicado en el Anuario de diciembre de 2019 de Casa de la Ciudad, Oaxaca, titulado “Re-Vive tu espacio”.

Referencias

  • Freire, Paulo. (1968). Pedagogía del oprimido.
  • Sen, Amartya (1999). Desarrollo como libertad.
  • Moya-Latorre, A. (2019). The Sparking Cycle: A Culture-Oriented Approach to System Change in Oppressed Communities.

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Antonio Moya
Ciudad Poliédrica

Architect & Musicien working for social urban innovation