Opina y la resistencia. Y sin embargo se mueve…

Félix M. González Pérez
clandestina
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3 min readNov 13, 2018

Opina ha sobrevivido a todo. Sobrevivió al tiempo, al Período Especial, a la inexistencia de materia prima, a las fluctuaciones drásticas del mercado de la moda, a las complejísimas dinámicas de oferta y demanda en Cuba, y a muchas otras cosas de las que nadie se acuerda o que ya no vale la pena nombrar.

Lo que empezó siendo el Taller experimental de moda Opina es ahora una cooperativa con medio centenar de trabajadores y una demanda constante de confecciones, principalmente para el sector gastronómico de La Habana, que está en pleno apogeo por estos días.

Imagen de una edición de la revista Opina (Tomada de Internet)

Opina tomó su nombre de una revista cubana de moda que surgió algunos años antes y que llegó a ser tan popular que incluso tenía su propio festival. En este evento se otorgaba un premio en forma de Girasol de Cristal que llegaron a poseer artistas como Rosita Fornés, Amaury Pérez, Sergio Farías y Alfredito Rodríguez, según recuerdan los trabajadores del local sito en calle Reina esquina Belascoaín.

La casa de moda Opina se subscribía a su vez al Departamento de Orientación a la Moda, una especie de organización estatal, integrada principalmente por sociólogos, que se dedicaba a estudiar las necesidades de los cubanos respecto a la moda y en base a los resultados de las investigaciones orientaban a los diseñadores en todo el proceso de creación de las nuevas colecciones.

La revista tenía su propio cuerpo de modelos, muchas de las cuales trabajaban o trabajan todavía en el taller de confecciones. Pero la demanda interna desapareció cuando empezó el Período Especial. Y Opina se quedó sin tejido. Los trabajadores del taller, como casi todos los cubanos, tuvieron que hacer de tripas corazón y se las arreglaron para ser el único taller que no cerró en aquellos días negros.

Apelando al más puro instinto del resolver cubano, encontraron una solución que los mantuvo a flote por algún tiempo: empezaron a confeccionar ropa para las empresas que podían traer su propia tela. Y así resistieron hasta que accedieron a ropa reciclada.

“Nosotros arreglábamos la ropa, la poníamos más bonita y la vendíamos”, explica Bárbara Castillo, quien fue una de las primeras en darse cuenta de que la ropa reciclada se podía mejorar y vender a la población a precios económicos, teniendo en cuenta las necesidades que existían.

Y de esta forma, contra viento y marea, Opina logró vencer todas las trabas que encontró en el camino. Donde la mayoría de la gente hubiera claudicado, la gente de Opina resistió y lo sigue haciendo. Cambiando de forma y adaptándose a los nuevos contextos.

Hoy Opina es una cooperativa y la gente tiene más desenvolvimiento económico. Acaba de cumplir 5 años y aunque sigue teniendo problemas con el tejido y no puede importarlo del extranjero, continúa trabajando sin descanso con la tela que encuentra en la red minorista.

Esa actitud obstinada de buscar siempre un escape a todas las adversidades es lo que convierte a Opina en el mejor aliado que pudo encontrar Clandestina para la producción de las piezas de la Pasarela País en Construcción. Una colaboración que sin lugar a dudas no terminará ahí. Porque lo mejor está por venir.

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Félix M. González Pérez
clandestina

Periodista de formación, comunicador por obligación y gamer por vocación. Ha aprendido a soportarlo todo menos el exceso de realidad.