Un caballero en Moscú, de Amor Towles

Los Furbantes
Club de lectura
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7 min readDec 27, 2020

El pasado Octubre el Club de Lectura eligió como temática la Revolución Rusa. Entre todas las propuestas, finalmente la comunidad eligió la segunda novela del norteamericano Towles.

La novela nos cuenta la historia del conde Alexander Ilyich Rostov, quién es recluído en el lujoso Hotel Metropol por el gobierno bolchevique. A partir de allí, la descripción de su vida en ese ámbito tan reducido y los pequeños placeres que encuentra en el lugar, nos lleva a respirar el ambiente del hotel.

La lectura de la novela arrojó dejó mucha tela para cortar, sobre todo por que se puso en discusión también distintas ideas políticas.

A continuación, el debate:

Mary nos contó su proceso de lectura, a través del cuál se sintió transportada al hotel:

Me pareció un libro estupendo. Muy bien escrito y una historia muy interesante. Lo sorprendente fue que a través del libro podía visualizar la grandeza del hotel, cada una de sus habitaciones e incluso sus menús. Como no la música. La elegancia y la pausa con la que escribe Towles hace que el libro se impregne en la memoria maravillosamente. Ese hombre que adopta a esa niña que se convierte en su objetivo vital, esa cárcel dorada en que consigue educarla, en ese ambiente de revolución que parece simplemente autodestructivo. Nunca entenderé ninguna revolución que ataque al arte por lo que éste signifique sin tener en cuenta el trabajo del artista. El final del libro también es sorprendente. Como dicen por aquí, hay que tener amigos hasta en el infierno. No sé si es verosímil el como reconstruye la revolución rusa, la historia ya no me parece nunca objetiva. Cada uno la cuenta desde su visión particular lo que provoca un sesgo tan grande que quita toda la credibilidad. Lo estoy viendo ahora, en este presente que cada uno cuenta a su manera, incapaces de ver con objetividad lo que está sucediendo. Towles cuenta, supongo, lo que el entiende que fue la revolución rusa. Yo también lo hago cuando leo el libro para un debate. En este caso lo leí por una recomendación casi a principio de este año. Recuerdo haber disfrutado mucho tanto con las descripciones del hotel como las de la ciudad en la única salida del protagonista del hotel. Lo de las granjas de las que nunca regresaba la gente me recordó a los campos de concentración alemanes, de los que todo el mundo sabe, pero ha habido, quizás muchos otros campos en los que la literatura se ha implicado menos, quizás ahí si que me hubiese gustado que ahondara el autor.

Silvia, que comenzó con bajas expectativas la novela, terminó encantada:

Me encantó la lectura, al saber que se desarrollaba en un hotel pensé que seria más aburrida. Sin embargo es una de las lecturas más bellas intensas y originales. El personaje principal es absolutamente maravilloso y se apoya en unos buenos secundarios. Las situaciones que se dan en el hotel son fantásticas. Creo que el autor maneja maravillosamente el humor y la ironía. Para mi destacan los diálogos, las descripciones de las estancias, restaurantes, peluquerías y floristerías del hotel. El libro refleja con imaginación e inteligencia y diría que también con precisión, las bondades de una época ya perdida, a través de unos personajes esencialmente buenos. Describe muy bien la época rusa durante la dictadura de Stalin y Lenin.

David en cambio no disfrutó de la obra, por el punto de vista que se adoptó sobre la revolución rusa:

A mí me dejó un gustito amargo. Es cierto, está bien escrita, el hotel se describe en detalle, Rostov es ingenioso. Pero sin embargo en ningún momento de la historia se hace una crítica al zarismo, pareciera que la revolución vino a romper con una vida idílica (“paz, pan y trabajo” expresaba todo lo que faltaba); cuando se describen campesinos y trabajadores resulta que estos añoran a la aristocracia y el regreso al sistema de siervos que existía antes de 1917 (las crónicas señalan que la vida en grandes regiones todavía tenía características medievales). Después Towles mete en un mismo saco a los bolcheviques y al stalinismo, cuando el stalinismo fue el freno a la revolución. A la par, nada dice de la contrarrevolución y el intento de los gobiernos europeos de tirar abajo el gobierno ruso. Creo que la elección de un hotel como escenario le sirve para evitar tocar estos temas, porque si el escenario era un campo de detención ahí hubiera tenido que meterse con mayor detalle en la situación política, con la oposición de izquierda encarcelada -o sea, los viejos compañeros de Lenin. Después de mostrar las virtudes de la aristocracia, presenta a los funcionarios norteamericanos compartiendo este mismo modo de ser. Otra vez desaparece la crítica de Towles ahí: se nota mucho el sesgo. En fin, creo que hubo mucho de propaganda antisoviética. Se pueden hacer obras más objetivas sobre la represión stalinista — Solzhenitsyn por ejemplo- y son necesarias toda vez que la burocracia que impulsó acabó con todas las libertades conseguidas durante la revolución -los adelantos en salud, educación, vivienda, derechos de la mujer, de las divergencias sexuales- . Voy a rescatar la reflexión sobre el arte que atraviesa toda la obra: es la literatura, la música, la que sostiene la existencia de estas personas, pero también se transforma en arte cualquier trabajo. Desde criar abejas en la terraza del hotel hasta servir una mesa. O sea que finalmente es el trabajo el que nos permite emanciparnos. Por este lado es que disfruté de novela, por esta reflexión nunca dicha pero que permeaba las páginas.

Gelda Rodriguez compartió con el grupo la fascinación por la obra, al que entendió como un canto a la libertad:

Para empezar diré que a mi se me hace un libro extraordinario. El libro es esencialmente una descripción y explicación de la capacidad de resiliencia del ser humano ante situaciones adversas, en este caso además, nuestro personaje tiene el añadido de estar privado del bien más Preciado que tiene el hombre: la Libertad . Vive dentro del hotel tres décadas, lo salva de la muerte un poema subversivo, lo salva porque al nuevo régimen le conviene tenerlo controlado. La eleccion del hotel Metropol, situado muy cerca del Kremlin y del teatro Bolshoi, es un dato interesantísimo, teniendo en cuenta que el Kremlin fue y sigue siendo el centro del poder del país, y el Bolshoi uno de los escenarios más excelsos del amor de los rusos desde siempre , por la cultura, el arte en cualquiera de sus manifestaciones . El escritor logra inculcar en Rostov una apariencia de normalidad dentro del claustro del hotel, y esto se me hace muy interesante, logra a través de los afectos, de los rituales , crear a un personaje en apariencia normal, lo hace tan magistral que como lector me centre en su vida en el hotel. Es una escritura muy cuidada, minuciosa y pausada, en mi opinión lo hace un muy buen escritor a Amor Towles. La educación y salvación de la niña, es al final su propia manera de salvarse el también. Otra cualidad que veo en él escritor, es la sabiduría que tiene de la mente humana, del comportamiento y reacción del hombre ante una situación como la que nos relata.

También nos contó sobre los Gulags, que son mencionados en la novela de pasada y las diferencias entre stalinistas y bolcheviques:

Las granjas rusas , Gulag, existían desde antes de la Revolución Rusa, eran llamados , Campos de trabajo correccional. Al triunfar la Revolución , se fueron pareciendo cada vez más a los campos de concentración alemanes, mandaban a todo tipo de personas, criminales, delincuentes, burgueses, aristócratas, disidentes políticos. Todo aquel que no les conviniera que estuviera dentro de la nueva sociedad. En la gesta de la Revolución, ser stalinista o bolchevique, en un principio fue lo mismo, hasta que Stalin se dio cuenta de lo peligroso de Lenin en la esfera política, lo desaparece y con ello los bolcheviques se convierten en una especie de disidencia. Opino que no hay sesgo en el libro al no abordar ciertos temas. El libro trata esencialmente sobre la vida de un hombre en cautiverio particular, lo demás, el no ahondar en el zarismo como un sistema cruel de feudalismo, o de la aparición de los norteamericanos, son detalles accesorios para poder crear el marco histórico del relato.

Mariangelinitas también participó del debate, y centró su atención sobre el conde Rostov:

El protagonista me ha enamorado, por su cultura, ingenio, humor, ironía, saber estar, cómo afronta su situación, cómo con probar la comida sabe hasta el más insignificante ingrediente y su procedencia, cómo conoce la mente humana y se adelanta a los hechos… Es una especie de Sherlock Holmes. El trasfondo histórico lo veo más que nada anecdótico y no encuentro que el autor le haya dado mucho protagonismo pese a estar narrando la vida de nuestro protagonista durante 30 años y contando cómo suceden los acontecimientos pero sin profundizar, no sé, como muy aséptico. Al fin y al cabo, aun privado de libertad y teniendo que vivir durante 30 años en un hotel, es un hotel de lujo, donde no le falta exquisita comida, toda clase de bebida, su periódico, lectura, su visita semanal a la peluquería, conocer a huéspedes de todo el mundo, sus buenas conversaciones, una hija adoptiva que da sentido a su existencia, sus amiguetes, cineforum yanki y hasta una novieta. Quiero decir, que sí, que queda confinado, que se tiene que deshacer de posesiones pero, ¿cómo estaban sus compatriotas en esos años? Colas inmensas para conseguir una ración de pan mezclado con serrín, viviendo ocho en una habitación, compartiendo baño y cocina con los demás vecinos, frío… O en los campos de trabajo o directamente fusilados o en paradero desconocido. Si lo comparo con esas situaciones, me parece muy afortunado y todo lo que se va proponiendo lo va consiguiendo. En definitiva creo que vive una vida plena pese a su condena.

Hasta aquí el debate. Sumate a nuestro Club de Lectura para participar vos también de las lecturas y debates grupales:

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sin. pl. pícaro, bribón, mentiroso, falseador, escritor