El deporte cómo herramienta de desarrollo social

Camilo Vargas Hidalgo
Colectivo Creando
Published in
3 min readMay 13, 2020

Para aquellos que nacimos y crecimos en un pueblo, desde niños siempre escuchamos que las mejores oportunidades, estaban en la ciudad y que debíamos estudiar y una vez terminado nuestro colegio, ir por ellas para lograr ser exitosos en nuestras vidas. Hoy con certeza, puedo decir que no esa no es la única cara del éxito para aquellos que somos provincianos.

¿Pero que origina que nosotros queramos solo buscar el futuro en las ciudades y salir corriendo dejando nuestras raíces campesinas?, les quiero compartir mi historia, esa que muestra la otra cara del éxito a la cual hago referencia.

Hace muchos años al terminar mis estudies decidí irme a la ciudad y a título personal no me arrepiento. Me hizo mejor persona y me convenció que realmente el fututo estaba en la región. Llegué con muchos sueños a la gran ciudad, sin dinero, con una maleta de mano y una bolsa plástica llena de ropa. Iba contento y decidido a batallar sin importar en que. Con un título de normalista superior, mi prioridad era ser docente en colegio privado, escuela para muchos formadores.

Mi experiencia no fue la mejor. Las condiciones no eran buenas, no recibía un buen pago y esto era debido en gran parte a que no tenía una licenciatura o más títulos profesionales. Sin embargo, decidí tomar el riesgo, mi jornada empezaba a las 3:30am, hora en la que me disponía a salir diariamente a tomar el primer Transmilenio que me llevaba desde la estación Santa Isabel hasta el portal de Suba donde debía tomar un alimentador. Era un viaje muy largo. A las 6:30am empezaba mi jornada laboral. Tenía el trabajo que tanto deseaba.

Durante mi experiencia como docente estuve en desacuerdo con algunas políticas del colegio donde trabajé. Políticas que a pesar de intentar, no pude influenciar su cambio, por la cual un año después renuncié. Me vi en la necesidad de trabajar en labores varias ajenas a la docencia que es mi pasión.

Trabajé en oficios varios: pegando publicidad de empresas en las calles, fuí encuestador entre otras labores. Dentro de todo lo que estaba viviendo, pasó algo bueno. Todos los martes y jueves, empecé a entrenar Rugby, deporte que no era conocido en mi región. Este deporte me ha enseñado muchas cosas a nivel personal. Hoy puedo decir que cambió y enfocó mi vida.

Pasaron dos años y decidí regresar a mi municipio. Empecé la mejor de mis aventuras. Emprendí un viaje por toda mi región (Guavio, Cundinamarca) llevando a cada uno de sus rincones el deporte que transformó mi vida, el Rugby. A través de el, he tenido la fortuna de conocer grandes amigos, inspirar jóvenes soñadores y sobre todo aprender a ser más humano y empático.

Mi gran sueño de formar y trabajar con la comunidad deportiva de mi región, después de tanto esfuerzo, dejo de ser un sueño y se convirtió en una de mis mejores realidades.

Logramos organizar en Gachalá, Cundinamarca, el primer torneo de Rugby. El Torneo Nacional Copa Oriente. Contamos con más de 235 participantes. Abrimos dos escuelas de formación (Municipios de Gachalá y Guasca), de la mano con INDEPORTES (Instituto para la Recreación y el Deporte). Mi realidad, estaba cada vez mas cerca de lo que siempre habia soñado, trabajar en el ámbito deportivo con la comunidad. Mi crecimiento personal ahora esta ligado a mi aporte a la comunidad.

Mi compromiso con la comunidad es muy serio y mi mayor interés es que todos ganen. Trabajo diariamente por lograr hacer del deporte una fuente de ingreso digna para todos los talentosos deportistas que hay en nuestra región. El deporte tiene poder de unión en las comunidades.

Los invito a que hagamos del deporte una herramienta de inclusión, desarrollo y empoderamiento social en nuestras regiones y en nuestro país.

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