¿Qué es el proof of stake o PoS?

Colmena SvQ
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5 min readJul 8, 2019

Tal vez hayas oído alguna vez hablar del proof of work (PoW) o prueba de trabajo. Es el algoritmo de consenso con el que funciona Bitcoin y, en la actualidad, también Ethereum, además de muchas otras importantes criptomonedas como Litecoin. Pues bien, si es así, estás de enhorabuena, porque entender el PoS resulta mucho más sencillo que entender el PoW.

De forma muy simplista podemos pensar en el PoS como en algo que tenemos bien cerca: los intereses que el banco nos paga (o mejor dicho, pagaba, en pasado) por tener nuestros ahorros depositados en él. Bien, quizá esto no sea ya algo tan común, puesto que la mayoría de bancos dejaron esta bonita práctica hace ya mucho, pero al menos todos la conocemos y sabemos cómo funciona. Cuanto mayor sea la cantidad que hayamos depositado, mayor será la remuneración que percibiremos, al aplicarse el interés sobre un mayor patrimonio.

Pues bien, el PoS funciona de forma muy similar. Así, por dejar nuestros fondos ‘bloqueados’, la red o blockchain nos recompensará con el reward del porcentaje de bloques equivalente al porcentaje de criptomonedas que tengamos sobre el total. Es decir, si poseemos el 25% de la total supply de la criptomoneda X, entonces estaremos recibiendo el reward de aproximadamente el 25% total de los bloques, no siendo esta relación completamente exacta. Y, cuanto mayor sea nuestro patrimonio en esa criptomoneda, tanto mayor será nuestro poder de minado en esa red. Por lo tanto, se producirá un efecto bola de nieve, al igual que en el caso del banco: las recompensas se sumarán a nuestro patrimonio total y así obtendremos más capacidad de minado y más recompensas.

Pero, ¿cómo funciona realmente el proof of stake? En este algoritmo de consenso no existe ningún difícil problema matemático a resolver mediante complejos cálculos computacionales, a diferencia de en el proof of work. En lugar de eso, lo que tenemos es un algoritmo que asegura la red en la medida en que hay fondos ‘bloqueados’ que velan por su estabilidad e integridad. De ahí su nombre: proof of stake, prueba de participación o incluso apuesta, podríamos traducir. Invertimos nuestro capital por una participación en la red, y con ello mostramos nuestra confianza en esa red, en que es segura y que los fondos que hemos depositado no pierdan valor, sino que, de hecho, esperamos que lo ganen. Apostamos por la red, podríamos decir también. O invertimos en ella, es una forma de inversión, otra acepción posible de la palabra ‘stake’ en inglés. Y es precisamente esa inversión la que le otorga seguridad a la red a través del algoritmo de PoS.

En la mayoría de redes de PoS existe además otro concepto importante que es el de coin age o coin maturity (antigüedad, madurez de una moneda), que es el tiempo que necesitan esperar nuestros fondos quietos en una wallet para empezar a stakear. Stakear (pronunciado ‘estaquear’) consiste simplemente en minar y recibir rewards a través de nuestros fondos. Así, en muchas redes de PoS es necesaria una cierta coin age o antigüedad para empezar a stakear. Mientras stakeamos, tenemos la oportunidad de ser elegidos por la red como el forger o creador de un bloque.

La elección del creador del siguiente bloque funciona muy parecido a como lo hace una lotería. De hecho, podemos pensar en el algoritmo del PoS como en una especie de sorteo. Cuantos más papeletas hayamos comprado, es decir, cuanto más participaciones en la red tengamos (mayor sea nuestro patrimonio) más probable será que nos toque en ese turno y recibamos el reward del bloque. En cada ronda, con la generación de cada bloque, tenemos tantas posibilidades de llevarnos el reward como porcentaje tengamos sobre los fondos totales de la red.

Comparando el PoS con su hermano mayor PoW, el PoS ofrece una serie de claras ventajas:

Primero, resulta bastante más complicado atacar una red que use PoS, puesto que en el caso del PoW bastaría con tener el 51% de poder computacional de la red, mientras que en PoS tendríamos que poseer por lo menos el 51% de los fondos totales de la red, algo muchísimo más difícil de conseguir e infinitamente más costoso, siendo de hecho prácticamente imposible en la mayor parte de los casos. Además que sería bastante ilógico para alguien que poseyera el 51% de la supply o stock total de una red querer atacarla. Al contrario, cuanto mayor sea el holding personal de un stakeador en la red, mayor será su interés en que ésta prospere, puesto que si se demuestra que la red es insegura, sus fondos perderían mucho o todo su valor. Aparte de que esa persona se estaría llevando ya más de la mitad de rewards totales. No tendría ningún aliciente para querer desestabilizar la red.

Segundo, el PoS presenta una forma de asegurar la red mucho más ecológica, porque no es necesario ningún hardware especilizado que precise de un gran consumo eléctrico. Además, no requiere de apenas conocimientos técnicos. Cualquiera puede stakear, a diferencia de lo que ocurre con la minería en el PoW, que sí tiene una barrera de entrada técnica. Otra consecuencia de este sistema es que, mientras que los mineros en el proof of work sí tendrían, en teoría, la necesidad de pasar algo de los fondos conseguidos a fiat (dinero fiduciario), para pagar al menos por los costes eléctricos y equipo, en el PoS no existe esta necesidad. Para stakear no hay, en principio, ningún coste extra aparte del de adquirir los fondos mismos. Y esto significa que, no sólo la barrera de entrada es menor, sino que no existe, en principio, ninguna obligación de desprenderse de nuestras criptos por dinero fiat. El PoS no conlleva gastos más allá de la criptoesfera.

Por último, el PoS presenta una solución al problema económico llamado la tragedia de los comunes o, en inglés, Tragedy of Commons. En redes de PoW como Bitcoin donde el reward va disminuyendo con el tiempo, esta ‘tragedia’ es un problema real, puesto que corren el riesgo de que el número de mineros vaya también menguando a la par que el reward. Y, como sabemos, al descender este número también se hace más probable un ataque de 51%, puesto que se hace más sencillo reunir suficiente poder de minería. Los mineros abandonarían por propio interés personal la red a su suerte, y, como describe la tragedia de los comunes, esto mismo la terminaría destruyendo. Mientras tanto, en una blockchain que funcione con PoS esto no puede suceder nunca, puesto que los mineros son los mismos holders de los fondos. Por lo tanto nunca se quedará sin mineros que aseguren la red.

Así, más ecológico, más justo, puesto que más gente puede beneficiarse de él, y más seguro, el algoritmo de consenso de proof of stake se ha ido imponiendo en los últimos años como la alternativa al proof of work. De hecho, la blockchain de Ethereum planea desde hace años su transición total a una red de PoS, y las últimas criptomonedas de última generación y relevantes para el criptoesfera implementan todas de una forma u otra el proof of stake. Aunque el debate siga ahí latente entre estos dos algoritmos de consenso, parece que la criptocomunidad va adoptando más y más el PoS o proof of stake como el algoritmo del futuro. O, al menos, del futuro próximo.

Artículo escrito por Ana Gutierrez.

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