Corona virus: del narcis-ismo al social-ismo

Dr. Eduardo Angarita
Columnas de un Psicoanalista
3 min readApr 11, 2020

Nuestra sociedad en general se ha caracterizado por un funcionamiento narcisista de la personalidad, expresado en frases como: “Yo primero”, “No necesito de nadie”, “Yo puedo con todo”, “Usted no sabe quien soy yo”. O a un nivel más global cuando los políticos ultranacionalistas en varias partes del mundo han socavado deliberadamente la confianza en la cooperación internacional, y donde sólo priman los intereses. Unido a estas posturas narcisistas están los pensamientos fanáticos del tipo “es mejor que mueran todos los que tengan que morir por el coronavirus que paralizar la economía”. Nada diferente al holocausto.

Bion diferenció narcisismo y socialismo: en esta polaridad el Yo está implicado, teniendo que dirimir la consciencia contradictoria entre el grupo y el individuo. Entonces la personalidad se mueve entre dos tendencias, una egocéntrica y otra socio-céntrica. Es decir, si A odia a B, como expresión narcisista, entonces amará a la sociedad. Un ejemplo muy actual de esto es el que algunos o muchos ciudadanos de Estados Unidos, Brasil o México, por nombrar algunos, odian a sus mandatarios porque por sus políticas ante el coronavirus son dañinos para la sociedad que aman; esperemos que llegue el día en que se abandone la política de división y se adopte la política de la solidaridad. Esta pandemia nos está enfrentando con nosotros mismos, con nuestro narcisismo, pero también con nuestro socialismo: nos ha llevado a pensar no sólo en nosotros, también en el bienestar de nuestro prójimo. En últimas, que no estamos solos ni podemos estar solos.

Es por eso que las decisiones que tomen los gobiernos y países en las próximas semanas probablemente darán forma al mundo que tendremos en los próximos años, serán decisiones que podrían cambiar nuestras vidas para los años que vienen. Esta sería la implicación socialista para la humanidad. El problema, como si no tuviéramos suficientes, es que estas decisiones que en tiempos normales podrían llevar años de deliberación se tendrán que aprobar en cuestión de horas. Esto puede ser bueno o malo, todo va a depender si se piensan y se toman desde el narcisismo o desde el socialismo.

En ese sentido, es posible que países enteros vayan a ser usados como conejillos de indias en experimentos sociales a gran escala. En la ciudad de New York cerraron los campos universitarios no tanto para ayudar en la no expansión del virus sino para evitarse posibles demandas de los estudiantes. También decidieron terminar este semestre con clases online para controlar la deserción de los alumnos extranjeros, que ocupan una gran mayoría. Entonces todo esto nos enfrenta ante un nuevo escenario: que la mayoría tenga que trabajar y estudiar desde casa y que la comunicación sea sólo a distancia. Que el trabajo y la educación en escuelas y universidades enteras sólo funcione a distancia. Esta va a ser la versión moderna del mito de la caverna de Platón. Mientras estés en casa estarás a salvo, si sales podrías morir.

Bion también describió tres motores de búsqueda o tendencias de la personalidad: un tropismo de asesinato, que busca un objeto que asesinar o por el cual ser asesinado; un tropismo de parasitismo, que busca un objeto al que parasitar o por el cual ser parasitado; y finalmente, un tropismo creativo, que busca un objeto al que crear o por el cual ser creado. Estos tropismos son la matriz de la cual nace la vida mental de una personalidad y son, eminentemente, fenómenos vinculares Estamos ante el nacimiento de una nueva experiencia emocional, que puede vivirse como una catástrofe o como un cambio catastrófico. La decisión que se asuma dependerá mucho del tropismo que prevalezca en nosotros.

Llegó la primavera. Que sea el principio para respirar un nuevo aire de esperanza y de optimismo.

Eduardo Angarita R. Barcelona, marzo 29 de 2020.

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