Frente a la muerte

Qué sentido tiene la vida

Síganme los buenos
Cómo morimos
2 min readJan 12, 2014

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Desde que leí hace ya varios años el libro de Sherwin B. Nuland, Cómo morimos, quedó plasmado en mi mente que la muerte es el principal compromiso que tenemos desde que nacemos, no solo porque es un evento necesario, lógico y en contradicción a la vida, sino porque si lo asimilamos como el destino natural de todas las criaturas del universo, debe haber algo más que el proceso natural de descomposición y degradación biológico que sigue a la muerte. Allí es donde tienen cabida nuestras creencias religiosas y la fe. A final de cuentas todo se resume en Fe, en la convicción ciega que hemos de trascender este plano material, este mundo finito sin saber cómo será ese nuevo despertar. Nadie lo sabe.

Todos sabemos bien que vamos a morir algún día, el cómo y por qué, no nos importa, pero vivimos como si tenemos 100 años a la disposición. No estamos preparados para enfrentar la muerte, porque es el vecino odioso que no nos atrevemos a mirar a los ojos. Pero si lo estuviéramos tal vez fuéramos mejores personas, viviríamos un orden y una disciplina ética para entrar resignados y confiados a la antesala de la muerte. Eso lo podría pensar alguien medianamente normal, pero hay quienes la vida no tiene ningún valor, por lo que para ellos no tiene sentido alguno prepararse para la muerte. Supongamos que estamos en la mayoría: cómo hacer para prepararnos, qué podemos hacer y cómo podemos ayudar a otros a enfrentar el enigma salvaje de lo que sucede después.

Hay dos aspectos que debemos separar, uno es el hecho de cómo vivir nuestra vida ante la inminencia de muerte, y dos la forma en que vamos actuar en el proceso de la muerte cuando en alguna forma, sepamos que esto no tiene retorno. Caso aparte son los que mueren violentamente, a estos se aplica solamente el procedimiento de estar preparados día a día ante el evento fortuito que a cualquiera puede pasar, un asesinato, un atropellamiento, un golpe, etc.

La muerte en sí misma no duele, pero sí los agonizantes deben experimentar una tremenda angustia y tristeza. Cuánto tiempo será necesario para prepararnos psicológicamente a esta realidad, seguro que toda una vida y esto no será nunca suficiente, porque nadie quiere morirse, y vivimos como si tenemos mil años por delante.

Ante el hecho real que la muerte nos acecha, me he preguntado muchas veces qué sentido tiene vivir y todo lo que conlleva, crecer, estudiar, trabajar, crear, hacer negocios, vivir una vida digna y más, si a la vuelta de la esquina lo cruel nos espera, qué sentido tiene la vida, por qué nos tiende ese engaño, esa treta para hacer progresar la humanidad y que nuestros hijos y nietos continúen moviendo la rueda de la vida-muerte hasta que el planeta se agote. Qué sentido tiene el vivir la vida !!

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Síganme los buenos
Cómo morimos

Administrador Funcional de Empresas. Sigo de cerca la situación en Nicaragua. Experto en opinar.