A Siddharta Mukherjee le llovieron mil críticas por su ameno texto sobre epigenética

Horacio Salazar
Comunicar ciencia
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5 min readMay 8, 2016

Dentro de nueve días, Simon & Schuster publicará el segundo libro de Siddharta Mukherjee, autor del celebrado The Emperor of all Maladies: A Biography of Cancer. El nuevo libro, que se puede ordenar por anticipado en Amazon, se llama The Gene: An Intimate Story. Y por más que pueda ser imaginable como una treta de mercadotecnia para mover la opinión pública, creo que el extracto que al fin le publicó la revista The New Yorker con el título “Same but Different” tuvo resultados que tal vez excedieron lo que se esperaba de él.

Es cosa bien sabida que The New Yorker es una revista con cierto, digamos, aire de pomposidad intelectual, y la respuesta inicial al diluvio de reacciones que provocó el artículo nos permitiría agregar otros adjetivos menos positivos. Pero al grano.

El artículo de Mukherjee está fechado el lunes 2 de mayo. En cinco días le llovieron críticas.

La pieza de Mukherjee tiene por subtítulo “Cómo la epigenética puede emborronar la línea entre naturaleza y crianza”, y alude a uno de los campos más recientes y todavía más abiertos a la especulación de las muchas disciplinas derivadas de la genética.

No voy a reseñar el artículo de Mukherjee, pues creo que eso debe quedar como tarea al lector interesado, y solo apuntaré que el primer libro le valió a este autor un premio Pulitzer, y que es ampliamente reconocido por su estilo de fácil comprensión: es un escritor consumado, y la publicación en The New Yorker debía ser, me imagino, una medalla más para su palmarés.

Pero no fue así. Hoy día la tribu de comunicadores de ciencia responde con rapidez, y en cuanto se publicó el artículo, empezaron a granear los mensajes críticos sobre la ciencia contenida en el mismo. Mi encuentro con estas críticas se dio a través del blog Why Evolution is True, escrito por Jerry Coyne, quien para más señas es autor de dos libros que vale la pena tener entre las referencias, el primero con el mismo nombre del blog, Why Evolution is True, y el segundo, aparecido hace un año, Faith versus Fact: Why Science and Religion are Incompatible.

El 5 de mayo, hace un par de días, Coyne publicó la primera parte de su crítica al texto de Mukherjee, “The New Yorker screws up big time with science: researchers criticize the Mukherjee piece on epigenetics”. El texto, un tanto largo, ofrece un panorama breve de la genética y sus complejidades, y en esencia es una recopilación de opiniones expertas sobre el texto criticado. Y no son opiniones triviales: las encabezan dos científicos laureados con el Nobel (Wally Gilbert y Sidney Altman), y en esencia todos hacen trizas al escritor por las libertades que se tomó al tratar la epigenética.

Al día siguiente, Coyne publicó la segunda parte de su crítica, “Researchers criticize the Mukherjee piece on epigenetics: Part 2”. Fuera de una corta introducción, esta parte incorpora una crítica detallada que escribieron Mark Ptashne y John Greally, otra vez dos figuras muy eminentes en el campo de la epigenética. Estos autores no tienen la destreza literaria de Mukherjee pero ciertamente sus plumas son afiladas para desbaratar las metáforas y licencias que se dio el escritor en la pieza de The New Yorker. Que las críticas de Coyne tuvieron resonancia lo sugiere el hecho de que, al escribir esto, la primera parte tenía 98 comentarios, y la segunda había acumulado 108. Al final de este texto agregaré algunos enlaces para los interesados en profundizar sobre la cuestión.

Una parte de lo que todos han criticado más tiene que ver con la reticencia de la publicación a responder a los señalamientos, y en un principio se pensaba que también había una actitud negativa por parte del autor. Pero ya quedó claro que Mukherjee al menos sí replicó con un texto llamado “An Epigenetics Controversy”. Más allá de que en efecto este texto pueda aclarar algunas de las críticas, el punto más inmediato que traza Mukherjee es que su texto original fue editado, de acuerdo con él, hasta quedar reducido casi a la mitad, de modo que mucho material quedó fuera. Sin embargo, en un comentario a la segunda parte de su crítica, Coyne admite que Mukherjee le pidió publicarlo en Why Evolution is True, a lo que él se negó. ¿Por qué? Parte de la respuesta dice:

Dejaré que él promulgue su respuesta como quiera, y los lectores (o científicos) pueden juzgar.

La carta, por cierto, no es una respuesta directa a mis propios mensajes, sino sobre todo a los correos que recibió The New Yorker de los científicos que escribieron sobre la pieza. Hasta donde sé, la revista le envió esos correos a Mukherjee, y él escribió una larga respuesta a los críticos antes de que yo siquiera subiera mi primer mensaje, sin admitir UN SOLO ERROR de su parte. Al parecer él y la revista están adoptando la postura de que por tratarse de un extracto, tuvieron que dejar fuera toda la información aclaratoria.

El episodio, que todavía está en marcha, es una demostración de varios puntos que quisiera señalar:

  1. Ser un escritor de éxito no es garantía de saberlo todo, y menos sobre temas de difícil digestión hasta para los expertos.
  2. Internet y las redes sociales sí son garantía de que los puntos débiles y los errores serán captados con la rapidez con que corre un chisme.
  3. Es lamentable que, de no corregirse los desperfectos, una porción grande del público pueda quedarse con una idea equivocada de la ciencia, seducida por el estilo de un autor.
  4. Todo escritor que toque el tema de ciencia tiene que buscar soporte con quienes saben, y asegurarse de no cometer errores de primaria.

Si tienes curiosidad, en seguida enumero algunos recursos que han aparecido en estos días, sea como referencia a la epigenética o a la publicación concreta de Mukherjee.

¿Tienes una opinión a este respecto? ¿Merece Mukherjee ser blanco de estas críticas? ¿Exageraron la nota y sí se vale “poetizar” asuntos complejos a fin de hacerlos divulgables? ¿Debió The New Yorker ser más exigente a la hora del fact checking, o después, a la hora de reaccionar? ¿Crees que habrá secuelas negativas porque habrá personas que no se enteren de las respuestas de los científicos pero sí le creerán al autor reconocido? Todas estas preguntas y otras son pertinentes, y este es un espacio para ir cavilando sobre ellas. Hazme saber lo que piensas en tus comentarios. ¡Gracias por leer!

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