Si los que amamos los libros domináramos el mundo
El portal de lectores y lecturas Goodreads realizó hace unas semanas una encuesta entre sus usuarios a través de las redes sociales preguntándoles qué pasaría si los amantes de los libros dominaran el mundo. Dejando de lado el hecho de que habría que especificar un poco qué tipo de lectores, un mundo dominado por lectores de sagas erótico festivas sería un lugar terrorífico, recogemos hoy 25 de las cosas que pasarían si los lectores dominasen (dominásemos) el mundo.
Si los amantes de los libros domináramos el mundo….
1.- Todos los días de lluvia serían oficialmente declarados días de “Quedarse en casa y leer un libro”.
¿Por qué solo los días de lluvia? Yo voto por también los días de mucho frío, de mucho sol y mucha niebla.
2.- Mediríamos la vida, el tiempo en capítulos o páginas y no en minutos. Por ejemplo: Estaré allí dentro de una taza de café y dos capítulos.
Esto ya lo hacemos bastante. Nos decimos a nosotros mismos “un capítulo más y apago la luz”, “llego a la página 200 y me levanto”.
3.- Habría una librería en cada esquina. En otras palabras, una librería en cada Starbucks.
Y en cada oficina bancaria. Y en los parques. Y en las salas de espera de las estaciones y en las de embarque de los aeropuertos. Apoya libros o soportes para libros electrónicos en las máquinas de correr y las bicis de los gimnasios.
4.- Al comprar un libro impreso en tapa dura o en bolsillo nos darían una versión en ebook.
Y podrías regalársela a cualquiera. O dejarla para el siguiente lector o donarla.
5.- Horas de historias remplazarían a los realities en televisión y la policía de la gramática existiría.
Tengo mis dudas sobre esto. En la televisión podríamos ver horas de buenas películas y series basadas o no en libros. La policía de la gramática me parece un poco extremo.
6.- Las bibliotecas y la enseñanza pública estarían debidamente financiadas.
Tristísimo que este deseo sea eso, un deseo y no una realidad.
7.- Los días de publicación de libros serían vacaciones.
Excesivo. Solo me parece adecuado si hubiera una política restringida de edición de libros. Nada de “libros” escritos por estrellas de la televisión, ni autoayuda, ni dietas milagrosas ni falsos gurus. Me parecería un acierto que pudieras pedirte un día libre en el trabajo para ir a la conferencia de tu autor favorito o a la presentación de su libro.
8.- El Ratón Pérez por cada diente dejaría un libro.
Para esto no hay que esperar a que los lectores dominemos el mundo, con controlar nuestra casa y los dientes de nuestros descendientes es suficiente.
9.- Los clubs de lectura remplazarían a las partidos políticos.
Una medida muy inteligente propia de lectores profesionales. Clubs de lectura que discutan con argumentos sobre el pasado y vean las posibilidades del futuro.
10.- En el trabajo habría una hora de lectura añadida a la hora de la comida.
Mucho mejor salir pronto del trabajo para poder dedicar esa hora a leer en casa o en el parque o donde sea. Eso sí, estoy muy a favor de comedores de trabajo en los que se pueda comer en solitario mientras lees sin que nadie te mire con cara de “no tiene amigos” o “es asocial”.
11.- En las bibliotecas nunca habría libros perdidos o mal colocados.
Esto tiene dos lecturas. Todos sabemos la rabia que da no encontrar el libro que buscas en su sitio pero ¿Y la alegría de encontrar un libro descolocado que te llama la atención y que resulta ser maravilloso?
1939″ Girls of Lincoln Bench School study their reading lesson. Near Ontario, Malheur County, Oregon. Dorothea Lange
12. Cualquier persona, sin importar su género, nacionalidad, o nivel económico aprendería a leer y tendría acceso a libros y material de lectura.
Como en el punto 6, tristísimo. Y muy muy fácil de cambiar si seguimos el punto 4.
13. Las ventas de té serían un éxito.
¿Té? Este snobismo no me va. Se puede leer bebiendo café o vino. Muy a favor de la copa de vino con un buen libro.
14. Habría un carril especial para lectores en las aceras.
Solo para lectores de libros. Nada de teléfonos móviles. Bueno, si fueran leyendo libros en el móvil podrían usar ese carril especial.
15. Leer no nos dejaría tiempo para guerras.
Ni tiempo ni necesidad. Leer y conocer el pasado y al otro son la mejor manera de entender al otro y evitar un conflicto armado.
16. Las bibliotecas abrirían 24 horas al día.
Y no solo en época de exámenes.
17. Se apoyarían los cursos de literatura y lengua y las licenciaturas de humanidades.
O el día en que los lectores dominemos el mundo llega pronto o me temo que no quedarán humanidades que enseñar.
18. El número de canales de televisión se reduciría drásticamente.
No entiendo esta animadversión hacia la televisión. Televisión y lectura no son enemigos, ni son incompatibles. Se puede leer y se pueden ver maravillosos contenidos televisivos, despreciar la televisión desde el punto de vista del lector, me parece esnobismo puro y duro.
19. -Leer sería un trabajo. Pagarían por leer.
A algunos ya les pagan por eso, editores, correctores y traductores. Les pagan mal pero les pagan. Este punto sería mejor si dijera “nos pagarían por leer lo que nos gustan y por recomendarlo”. Aunque, pensándolo bien, también podrían pagarnos por leer cosas horribles, evitar que se publicaran y que se propagaran por el mundo.
20.- Se plantaría un árbol por cada libro publicado.
¡Sí! O mejor, se plantaría un árbol por cada copia impresa. Bosques de libros plantados.
21. Tendríamos un mundo aparte pacífico y tranquilo con chillidos ocasionales de placer, horror, suspiros largos, gemidos, etc.
¿Quién no ha pasado vergüenza al reírse a carcajadas o llorar a mares leyendo en un sitio público?
22.- Me he dormido porque ayer me acosté tarde acabando el libro sería una excusa perfectamente aceptable para llegar tarde al trabajo.
Con moderación claro.
23. Habría menos ignorancia y más tolerancia.
Completamente cierto.
24. Hogwarts sería un colegio de verdad, la Tierra Media sería nuestra historia y todo sería de un mundo de maravilla.
Y las fiestas de Gatsby serían reales y los marcianos de Ray Bradbury existirían y Sherlock Homes resolvería los (pocos) crímenes que hubiera…
25. Las librerías tendrían “carta de compra”.
Y ¡cestas! Podríamos coger una cesta al entrar en la librería para ir colocando los libros de los que nos enamoramos. Lloraríamos al llegar a la caja y ser conscientes de que no podemos llevárnoslos todos y hay que elegir. Una mesa de descartes pegada a la caja con un letrero que diga “para la próxima vez”.
Concentrémonos en que todas estas cosas o parte de ellas sean reales en nuestras vidas de amantes de los libros.
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