Desesperanza

Ningún subtitulo acompaña a esta palabra

Inti Acevedo
We Are Sudamerican Bloggers
4 min readNov 21, 2013

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Hay días en los cuales es mejor no salir, no levantarse de la cama, encerrarse, congelarse. Sencillamente terminamos postergando los hechos o tratando que las 4 paredes del hogar sean un muro de contención infinito contra la realidad. Y no logramos nada, a lo sumo 5 respiraciones más. De todas formas nos reponemos al mal momento, hay que continuar. La vida sigue. El problema real ocurre cuando todos los días de todas las semanas de los últimos años son completamente fríos, aunque la temperatura ambiente sea la del trópico más trópico. Al salir de casa nos convertimos de forma automática en caminantes de The Walking Dead, no de la canción. Es la desesperanza que nos alimenta la nada que habita en todos nosotros. Es vivir en un país enfermo, lleno de síntomas, con muy pocos remedios.

Amigos que se van a otros países porque ya no se reconocen en el sitio que los vio crecer, y uno que se queda al final de la fila para apagar la luz. Padres que sufren el secuestro de su hija mayor. Emprendedores que lo pierden todo por el desespero político de un presidente que nunca soñó con ser Presidente. La improvisación como ideología política. Despedir periodistas por titulares incómodos. Engañar a los humanistas ilusos del mundo desde una montaña de millones de dólares en cuentas personales repartidas por el mundo. Es el socialismo HDMI en 1080p que camina por América Latina. Son los hospitales latas de sardinas que tratan a los más humildes y desfavorecidos como si fueran simples números, sin el equipamiento digno de un país que se desangra de petróleo.

Eso es, desangrados de petróleo.

Un profesor universitario (con doctorado en el MIT) que hoy gana 200 dólares al mes, y que en enero pudiera ganar medio barril de oro negro. Puedes buscar en Google el precio, porque ni el ánimo de escribir el número tengo. Vamos a deprimirnos juntos, interactivamente juntos. Construyendo la desesperanza a paso de vencedores.

Un país que se cae a pedazos, la demagogia que hace su trabajo mientras se gastan los últimos dólares que tenían en el cochinito. Imprudentes que juegan a la sociedad perfecta, a la utopía imposible, no con la ciencia de los soviéticos, o la precisión matemática de los alemanes orientales, o el espíritu vintage y de experimento social de la isla de Lost. Nada que ver. Este es el Socialimo High Definition, que compite con El Precio de la Historia, Cala, La Guerra de los Sexos y CSI. Tenemos más rating que True Blood, venceremos. Casi logramos el 10% de venevidentes que Game of Thrones, venceremos.

¡Un millón de seguidores en Twitter, Patria o Muerte!

Y así se pasan nuestros años. Con los irresponsables arrogantes que nos gobiernan. No tienen la más mínima capacidad de sacar su cabeza del hueco de la avestruz y darse cuenta que hay un mundo allá fuera que busca nuevos caminos para lograr el progreso de la humanidad. Muchos de esos oligarcas gordos despreciables infinitos de dólares, están tratando de encontrar una solución a los problemas del mundo. No tengo claro las razones, si se cansaron de joder al planeta, o si se iluminaron y vieron que todos debemos estar algo mejor, y no solo sus cuentas de banco. Hay también millones de emprendedores y makers que apuestan por la pasión y la responsabilidad social. Se trata de construir. Por supuesto que siguen existiendo los hijos de puta de siempre que solo ven en el individualismo extremo su razón de vida. Pero hay mil cosas ocurriendo en todos lados, y cada día estoy más convencido que la ciencia y la innovación traerán respuesta a los problemas de inequidad del mundo. No una pila de ladrones que se dicen socialistas y no pueden tener 5 hospitales que funcionen, teniendo ingresos de cientos de miles de millones de dólares. Baterías antiaéreas en una guerra que nunca existirá. Y nada de equipos ultramodernos para derribar al cáncer que a tantos venezolanos termina matando. La verdad es insólito.

Estamos viviendo la desesperanza concentrada, destilada durante muchos años, y aunque siempre hay una forma de solucionar los problemas, yo en este momento no veo la forma, ni el espacio. Estoy como una ficha desordenada en un ajedrez que no ha sido sacado de la caja. A mi lado hay peones, caballos y alfiles, blancos y negros. Todos hablamos y callamos al mismo tiempo. Hemos perdido la capacidad para comunicarnos.

Somos fichas de plástico de un barril de petróleo
vendido a $100… y nada más.

Luego de escribir este post me ocurrió algo y hay una segunda parte:
Esperanza

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Inti Acevedo
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Aunque me encantaría venir del futuro, todos sabemos que lo hacemos del pasado. Ingeniero y escritor. @inti