Una Mira Sociofenomelogica a la despenalizacion del Aborto en Chile

Nicole Whitney Aldea-Martinez
Contingenciasocial
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8 min readAug 24, 2018

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Analizar la situación social respecto a la despenalización de aborto en chile por decisión de las mujeres. Importante señalar que nuestra actual legislación bajo la ley N° 21.030 regula la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales, permitiendo el aborto en caso de riesgo vital de la madre, inviabilidad fetal y violación sexual. Pese a que ha sido un gran avance en la protección de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, sin embargo, no logrado abordar la realidad de las mujeres en el país dado que continúan vigentes sanciones penales a quienes decidan interrumpir un embarazo fuera de las estrictas causales previstas en la legislación.

Respecto a la cifras de aborto en nuestro país, según el Ministerio de Salud indica que se realizan casi 90 abortos diarios equivalente a 33 mil al año, de ellos solo el 3% corresponden a abortos bajo las tres causales.

Por lo anterior, los movimientos sociales feministas han convocado en más de una oportunidad marchar por un aborto libre, seguro y gratuito, cuyo objetivo es lograr la emancipación de las mujeres respecto a su rol reproductivo.

Describiendo la situación.

De modo transversal en Latinoamérica la temática del aborto ha constituido un fenómeno social, que va más allá de regulaciones sanitarias, pues ha involucrado el campo de los derechos y libertades de la mujer, respecto al control de su vida sexual y reproductiva.

Como base, es importante considerar la definición planteada por la Organización Mundial de la Salud, quien define al aborto como “la interrupción de un embarazo tras la implantación del huevo fecundado en el endometrio antes de que el feto haya alcanzado viabilidad, es decir, antes de que sea capaz de so­brevivir y mantener una vida extrauterina inde­pendiente (OMS 1994).

Ante esta consideración, mundialmente el aborto ha constituido una problemática social, en la medida que pone a la luz dilemas respecto a los derechos y libertades de las mujeres, respecto a la reproducción y bienestar. Es así que el impulso sobre la despenalización del aborto, comprende abordar el principio de justicia, en la medida que la implementación de políticas públicas no se encuentren bajo principios morales dominantes, restringiendo una mirada multidimensional que imposibilite el progreso y solidaridad en la sociedad.

En cuanto a la historia del aborto en nuestro país, El aborto fue definido como delito en el Código Penal de 1874. Sin embargo, en 1931 se establecieron excepciones con fines terapéuticos en el Código Sanitario. Dicha excepción se mantuvo hasta el año 1989, cuando el régimen militar de Augusto Pinochet penalizó nuevamente todo tipo de interrupción voluntaria del embarazo.​ Sin embargo, no se consideraba aborto punible el aborto indirecto, esto es, aquel que era consecuencia prevista pero no buscada de procedimientos médicos destinados a salvar la vida de la madre, es así como en el año 2015 se reabre el debate gracias a la presentación de un proyecto de ley que despenalizaba parcialmente el aborto, únicamente en las causales de violación, inviabilidad fetal y riesgo de vida de la madre. Dicho proyecto fue aprobado por el Congreso Nacional el 3 de agosto de 2017​ y luego fue refrendado por el Tribunal Constitucional el 21 de agosto del mismo año. La ley fue promulgada el 14 de septiembre de 2017.

Ahora bien bajo la idea de despenalización del aborto, históricamente, han existido diversos movimientos “a favor” o “en contra” de la práctica del aborto, a la base de sustentos políticos, culturales, morales y religiosos, los cuales han guiado la controversia respecto a dicho dilema, marcando posturas sustentadas en la protección frente al daño de la vida del que está por nacer, y por otro lado, el ejercicio de autonomía de la mujer ante su salud sexual y reproductiva. En consideración a lo anterior, en el caso de Chile han existido una serie de regulaciones y acciones referente al aborto, destacando la Ley N° 21.030, por medio de la cual se incorporan modificaciones al código sanitario, y se avanza respecto a la regulación de la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales:

1) La mujer se encuentre en riesgo vital, de modo que la interrupción del embarazo evite un peligro para su vida.

2) El embrión o feto padezca una patología congénita adquirida o genética, incompatible con la vida extrauterina independiente, en todo caso de carácter letal.

3) Sea resultado de una violación, siempre que no hayan transcurrido más de doce semanas de gestación.

Tratándose de una niña menor de 14 años, la interrupción del embarazo podrá realizarse siempre que no hayan transcurrido más de catorce semanas de gestación. Según datos entregado por el Ministerio de Salud, indica que se realizan casi 90 abortos diarios equivalente a 33 mil al año, de ellos solo el 3% corresponden a abortos bajo las tres causales.

De esta manera, como país se ha avanzado respecto al derecho de la mujer a decidir sobre su vida reproductiva bajo la noción de las políticas públicas del Estado. No obstante, este progreso, ha sido efecto de grandes luchas y movimientos, respecto a problemas sanitarios y sociales que mujeres han debido enfrentar ante la práctica del aborto en forma clandestina. Dicha clandestinidad de la práctica del aborto, ha conllevado condiciones de alto riesgo en la mujer, colocando en amenaza su salud y bienestar. A partir de la realidad chilena, es posible vislumbrar, que en temas de aborto se deja al descubierto no tan solo una problemática de índole sanitaria respecto a las condiciones de riesgo que puede generar en la madre dicha práctica, sino complejidades de carácter moral, siendo estas principalmente respecto al trato in­digno recibido por las mujeres que realizan un aborto. Seguidamente, bajo antecedentes socioeconómicos que se encuentran a la base de la problemática social del aborto, emerge una realidad en donde toma fuerza y determinación la lotería social de la vida, la cual posiciona y condiciona a la mujer respecto a sus derechos y libertades ante el control de su vida sexual y reproductiva. Pues, para aquellas que han vivido bajo situaciones de vulnerabilidad socioeconómica, los riesgos aumentan al tener como opción la práctica de un aborto clandestino, ante la interrupción del embarazo, dejando a la luz condiciones de desigualdades a lo largo de la historia. En consecuencia, la penalización del aborto a constituido la reducción de posibilidades para aquellas mujeres con bajos ingresos, ya que sus opciones de un aborto seguro, se ve condicionado por su posición económica principalmente, accediendo así sólo a prácticas clandestinas, que mantienen riesgos latentes respecto a la salud y bienestar, considerando inclusive la muerte.

A partir de lo anterior, el fenómeno del aborto avanza en miras de condiciones de igualdad y equidad, en la medida que otorga autonomía a la mujer respecto a su proyecto de vida. En consideración a ello, las movilizaciones promueven el aborto libre, legal, seguro y gratuito, que de cuenta del evidente y complejo cambio cultural de la sociedad chilena, respondiendo a la demanda impostergable de libertades de las mujeres. Cabe destacar que, durante el año en curso un grupo de diputadas de la oposición y la Corporación Humanas, presentaron un proyecto de ley, el cual busca despenalizar el aborto más allá de las tres causales aprobadas en la Ley 21.030. Según publicación en el diario Publimetro, el proyecto busca que las mujeres puedan abortar hasta las 14 semanas de gestación, dejando de manifiesto que las mujeres puedan decidir sobre su cuerpo, siendo una opción, y no un mandato social u obligación jurídica, que pueda imponerse por leyes penales.

Referente a lo expuesto, la abogada de Corporación Humanas, Camila Maturana, en entrevista en Radio Cooperativa comentó, “En Chile, como en todo el mundo, las mujeres abortamos por distintas razones, no solo por las tres causales que regula la ley que se dictó el año pasado, ley que por lo demás tiene un alto respaldo ciudadano”. A la base de ello, el Estado debe garantizar y asegurar el acceso a la salud y el respecto a las libertades de las mujeres, considerando los derechos reproductivos y proyectos de vida.

Analizando la situación

En la actualidad estamos insertados en una sociedad mundialmente conectada, gracias a los adelantos tecnológicos. Como territorios estamos en un constante traspaso de información (como lo dice la teoría sistémica), influenciando culturas y costumbres, también generada por los movimientos de migración que se han generado en la últimas décadas, que integran la interculturalidad como una característica propia en diferentes rincones del mundo.

Esto desarrolla una transculturación mundial, es así que al estar en constante comunicación entre las naciones, estamos también en una constante evolución, generando cambios y conflictos en los diferentes territorios, así como en chile que pese a estar lejos de los grandes continentes, tenemos la influencia de los diferentes movimientos y evoluciones culturales.

Ciertamente esta realidad se asemeja a lo que dice Bauman. Bauman fue un sociólogo quien genero el término de la Sociedad Líquida, “la cual se asemeja a la consistencia que tiene un líquido”, caracterizado por su inestabilidad, falta de cohesión y la falta de una estructura definida, la cual muchas veces queda afectada por elementos externos como el ambiente e influyen directamente en su estructura lo que, se refleja en cómo es la sociedad mundial. Ciertamente en Chile somos influenciados por elementos mundiales que transforman nuestras creencias, cultura, costumbres y leyes.

Remontemonos a los siglos pasados donde Chile era un país mucho más patriarcal y machista que en la actualidad donde el poder de la sociedad era exclusivo para los hombres, las mujeres no tenían poder de decisión ni con elementos externos, menos con su cuerpo y su control de natalidad, elemento que fue evolucionando con la incorporación de la racionalidad a la cultura chilena, por sobre las creencias de la religión, no olvidemos que en los siglos anteriores la religión tenía un poder privilegiado al lado del poder legislativo.

Toda esta evolución ha conllevado a un Proceso social complejo, ya que el periodo de transformación en cuanto a la incorporación de las tres causales del aborto a generado efervescencias en variados rincones de la sociedad Chilena. Ahora bien, en este periodo de adaptación post incorporación de la Ley N° 21.030 se han generado nuevas necesidades en la sociedad, evolucionando constantemente, lo que nos da pie para el siguiente tópico de la dialéctica que se analizará a continuación

La dialéctica vista por Sartre representa la idea de totalidad, en donde la praxis individual entrega complejidad a la organización del grupo. Por lo tanto, en relación a la situación de despenalización del aborto, ésta nos entrega el aporte de la visión individual relacionada con la realidad, pues en esta sociedad patriarcal, en donde la postura conservadora se niega a la posibilidad de que el grupo social femenino se posicione con absoluta independencia sobre el cuerpo.

Esta constante opción y contraposición es donde la dialéctica se sitúa más allá de la alienación que produce el trabajo y la conducción de acción social a través de la revolución del trabajador, Sartre propone que la dialéctica es meramente praxis, por lo tanto, se sitúa en la experiencia que tiene el sujeto en una realidad determinada a través de la historia. Es en este caso, que la mujer históricamente a sido relegada, pero con la temática del aborto el género femenino chileno se unifica y empodera para manifestar la necesidad de tener control en su cuerpo, con una visión integradora de las distintas experiencias y necesidades de las mujeres de nuestro país.

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Nicole es Australiana-Chilena y Trabajadora Social, Diplomada en Gestión Moderna de Bienestares, se desempeña en Programa Especializado en Reparación de Maltrato, del Servicio Nacional de Menores

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Nicole Whitney Aldea-Martinez
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Trabajadora Social; Hablemos, analicemos y conozcamos un poco la sociedad en la cual vivimos y quizás a todos nos falta un poco de humanidad y empatia