Conversación de Conversaciones

2 de diciembre de 2021

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Conversaciones de ciudad-región
25 min readDec 14, 2021

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Conversación de Conversaciones

Relatoría

Fecha: 02 diciembre 2021

Hora: 3:00 pm a 6:00 pm

Lugar: Comfama. Sede Ciudad del Río

Participantes:

· Jorge Pérez — Agenda 2040. Gobernación de Antioquia

· María Paulina Gómez — Proantioquia

· Camilo Arango — Eventos de construcción de paz de Comfama

· Isabel Arias — Relaciones internacionales de Comfama

· Julia Correa— Fundación SURA.

· Elizabeth Aristizábal — Corporación Región

· Marta Eugenia Arango — Pa’ Dónde Vamos

· Diane Patiño — La esquina radio

· Edwar Niño — Corporación Convivamos

· Lina Marín — Conversaciones de Ciudad Región

· Santiago Silva — Tenemos que hablar Colombia

· Sergio Valencia — Tenemos que hablar Colombia

· Santiago Londoño Uribe — La tejeduría territorial

Modera: Lina Guisao

Acompaña: Isabel Sepúlveda — Corporación Región

Objetivo: Dar a conocer las iniciativas o conversaciones que se llevan a cabo o han realizado las organizaciones presentes y sus aprendizajes u observaciones al respecto.

1. Presentación del propósito y el sentido del espacio

Isabel Sepúlveda: Empezamos a planear espacios para la conversación en la ciudad, hoy tenemos nuestra última conversación del año, después de siete meses de encontrarnos y dialogar. Lina Marín es la coordinadora del proyecto y contará detalles de lo que se ha hecho más adelante. El espíritu que ha movido este espacio es el diálogo, consideramos que es la mejor herramienta para construir lo público y tramitar las diferencias que tenemos. Hay otras herramientas, somos conscientes de que no todo se logra a través de esta, pero hay unas épocas en que se hace urgente sentarse a la mesa y permitir que la palabra circule con el mayor respeto de esas diferencias, como cuando incrementa la violencia, los populismos.

Ocho organizaciones que empiezan a preocuparse por la pérdida de espacios colectivos y espacios entre diversos, que han sido tan importantes para la construcción de esta región. En medio de esa conversación interna, nos sorprende los efectos sociales, políticos y económicos de la pandemia, por lo que decidimos sacar esa conversación a la ciudad, porque había muchas organizaciones que también debían conversar y que estaban haciendo cosas. Empezamos con los diálogos preparatorios, a pesar de que había muchas dificultades para encontrarse en medio de movilizaciones, en un primer momento de mucha catarsis, la gente llega a decir muchas cosas que no había podido manifestar por no tener espacios para conversar. No romantizamos el diálogo, no todo se va a resolver sentados a la mesa, eso tiene sus limites y sus problemas. Hay gente que nos dice que esta no es la salida, que no les gusta la manera en la que hacemos las cosas, dónde o con quiénes nos sentamos. Aún sin romantizar y entendiendo las dificultades seguimos creyendo que es necesario.

El aspecto maravilloso de esta propuesta es poder encontrarse con aliados en el camino, identificar esos otros procesos de diálogos en la ciudad, algunos de naturaleza distinta, nacionales, departamentales, locales, de la ciudad, del barrio, otros son mixtos, otros son privados, otros están desde lo público. Qué bueno que nos encontramos, que estamos trabajando juntos en esta gran conversación que se va tejiendo en la región. Que nos contemos qué estamos haciendo, qué nos ha pasado, en qué nos hemos equivocado, eso también es parte del proceso.

A partir de estas conversaciones estamos recibiendo una gran cantidad de información, expectativas por parte de las personas que estamos convocando. Por eso asumimos una enorme responsabilidad social y política al estar a cargo, implica ser riguroso con el proceso y responsables con lo mismo. Pensando en esto, creemos que cinco cosas que soportan estas conversaciones:

1. En el diálogo social el método importa. Las metodologías llevan a que un diálogo sea exitoso o no lo sea y por eso son importantes.

2. El diálogo debe ser con diversos, de la zona urbana, rural, de los vulnerables, de lo étnico, de las diversidades sexuales.

3. En el diálogo hay que construir confianza, pues hay un sentimiento generalizado de que se ha participado muchas veces de estos espacios y nunca sale nada de allí, que se instrumentalizó a los participantes, que no les preguntan lo que pasa en sus territorios, por eso nos preguntamos sobre cómo construir confianza y cómo cuidarla.

4. En el diálogo es tan importante los consensos como los disensos, es importante que esas diferencias aparezcan, pero necesitamos construir. Es necesario hacer acuerdos que nos sirvan como sociedad.

5. El diálogo tiene que potenciar la acción colectiva, qué vamos a hacer con esto, en un año tan complejo, de época electoral, muchos de nosotros estamos en cargos que toman decisiones que afectan la vida de las personas, qué vamos a hacer con esto, aquí se juegan muchos asuntos que están en el centro de la agenda.

2. Presentación de las iniciativas de conversaciones que se están llevando a cabo por parte de las organizaciones.

Santiago Silva: “Tenemos que hablar Colombia” nace por algunas situaciones coyunturales. Primera, el grupo SURA y Fundación para la paz estaban buscando un marco metodológico para plantear unas conversaciones a nivel nacional, la preocupación era de cara a las elecciones del otro año. Por otro lado, Chile empezó un proceso en los momentos de mayor manifestación que se llamó “Tenemos que hablar Chile”. En este rastreo encontramos este caso y compartimos la apuesta metodológica, y eso llevó a configurar unas relaciones entre universidades para organizar la propuesta, como EAFIT, Universidad del Valle, Universidad Industrial de Santander, Universidad del Norte, Universidad de los Andes y la Universidad Nacional. Detrás de este ejercicio hay diez aliados que además financian el proceso. Y otro grupo que se llama organizaciones que apoyan, son cuarenta de todo el país, y se encargan de convocar, lo logístico, entre otras cosas. Aquí se hizo una transferencia de conocimiento entre Chile y las universidades colombianas.

Hay tres modalidades de conversación: Colombia a escala, Conversar es mejor y Diálogo de diálogos. Colombia a escala son encuentros representativos que escalan la conversación entre todos los y las colombianas para conversar alrededor de la pregunta orientadora ¿qué debe cambiar, mejorar o mantenerse en nuestro país? Sin embargo, la participación no logró ser representativa, la gente se autoselecciona para participar, aunque la intención era que estuviera mucha gente, con equidad de género, integración de comunidades étnicas, equilibrio etario.

En esta primera modalidad se realizaron conversaciones virtuales, eso implicaba que pudiéramos conectarnos de todas las partes del país, cada conversación tenía entre cuatro o cinco participantes, ciudadanos que querían participar, que iban acompañados de talleristas. La pregunta siempre iba acompañada del ¿Por qué? Además, se priorizaban temas distintos y se elegía un tema en el cual se quisiera participar. Finalmente, se hablaba de posibles soluciones, ¿quiénes podían llevar a cabo esas soluciones? Y si había confianza en que eso pudiera realizarse. La respuesta fue, en su mayoría, cambiar la educación para mayor equidad, ampliar la oferta de educación gratuita, que debe hacerlo el Congreso de la Republica, pero no confiaban en que lo vaya a hacer. En este proceso han participado 4.000 personas y termina el 11 de diciembre del 2021.

La segunda modalidad es Conversar es mejor, para los que querían conversar más. Eran conversaciones fluidas y simples de la mano de las entidades facilitadoras. El eje central aquí era la participación de todos aquellos que deseaban sumar voces al diálogo nacional y aportar su visión de país. Para ello se abrieron cinco temáticas que todavía están ocurriendo. La terca modalidad, Diálogo de diálogos, recoge las experiencias de conversación. Es la recolección y análisis de los resultados del conjunto de iniciativas de conversación que se implementan en el país durante el año 2021. Identificamos cincuenta y cuatro iniciativas de conversaciones a nivel nacional que han estado activas en los últimos meses. Vamos a intentar a hacer un análisis de lo que ha estado hablando la gente.

Esas tres modalidades nos permiten recoger la información para el primer informe de marzo del otro año que dará cuenta de todo lo que se hizo. Lo primero, es que esto salga antes de que empiecen las elecciones presidenciales. Lo segundo, que esta información sea totalmente relevante. La forma en que los colombianos comprendemos los problemas del país, la relación Estado y sociedad civil para resolver problemas aparece aquí.

Por otra parte, vale la pena destacar que de ochocientos espacios de conversación que hemos tenido hasta ahora, solo hubo incidente en dieciséis ocasiones donde se tuvo que sacar o se salió algún participante. También se realizaron encuestas para determinar el nivel de confianza de las personas antes y después de las conversaciones. La respuesta es que la confianza incrementó entre las personas que participaron, valorando la oportunidad de encontrarse con gente distinta durante dos horas para hablar sobre el país.

Jorge Pérez: trabajar la planificación desde el diálogo social implica pensar juntos sobre qué ha llevado a superar la crisis estructural de la sociedad de los años 80, el caos que vivió este país y esta sociedad con una ausencia total de democracia y una crisis económica. Hay una cifra que nadie mira con tanta atención como deberíamos y es en 1900 y el año 2000 el Valle de Aburrá creció en un 40% de su población. El mérito de Medellín es no a dónde llegamos sino de dónde arrancamos. Aquí hay un patrimonio que nos permitió reaccionar, la base social y comunitaria organizada, la base académica. Antioquia ya tiene un activo social muy valioso de hablar, de perder el tiempo para ganar la vida, yo creo que la transformación política, social, territorial y económica se debe en buena medida a los procesos de diálogo de la década de los 90s a los planes de desarrollo local y los planes de las organizaciones locales. Antioquia tiene unas brechas que no hemos podido resolver. Pensamos Antioquia en clave Medellín, la “Agenda Antioquia 2040: futuro para el departamento” busca hablar con todos los habitantes, es un reto descomunal. Suena imposible, pero en un año ya tenemos once talleres en los 125 municipios hablando con los niños, niñas, adolescentes, grupos étnicos, indígenas (en su territorio, con su lengua y sus metodologías), adultos, etc. Además, se concretó una idea de consolidar un consejo con más de 600 líderes de Antioquia, tratar de armar algo en el Consejo Electoral, donde se den discusiones permanentes.

Todo se tiene que armonizar con todo, estamos haciendo un esfuerzo grande para georreferenciar cartografías, que todo se consolide en un Sistema territorial de Antioquia, estamos andando en esa dirección, el camino a sido más positivo que otra cosa, el diálogo se está haciendo en el territorio de los grupos sociales, no se hace en Alpujarra o Medellín, también se hace en las regiones, eso es un esfuerzo grande, por llevar al gobernador y todos los equipos a las regiones. Lo que estamos construyendo es una maravilla, la gente tiene una profunda convicción de que hay futuro. La gente está en otras discusiones, con otros problemas y otras preocupaciones, por lo que hay que darles la voz a los niños y niñas, son muy inteligentes y tienen muchos cuentos que pasamos de largo. La agenda es una construcción colectiva por nuestro futuro común.

Una de las grandes cosas que debimos aprender en nuestra región, es que la planeación es esencia de la conversación. La Agenda 2040 está generando mucha confianza y compromiso, la idea es que se llame Agenda porque no queremos más Planeación estratégica solo para conversar, sino que sea un compromiso diario y permanente de conversar con la gente. La Agenda se está volviendo una agenda y no una visión, misión o planeación, es una agenda con metas, indicadores, compromisos coordinada por Planeación Departamental.

Lina Guisao: ya hablamos de una iniciativa nacional y una departamental, vamos a pasar a las conversaciones de ciudad, desde la Tejeduría cómo están dando esas puntadas en los barrios o comunas.

Santiago Londoño: el proyecto de tejeduría nace en las aulas de clase con el AKA, líder de Agroarte, rapero, líder social, ambos nos encontramos en la maestría de Procesos urbanos y ambientales de EAFIT, conversamos sobre nuestras experiencias, él con una historia de barrio con profunda desconfianza a lo institucional, y yo con una experiencia sobre todo institucional. Fuimos construyendo una amistad, y nos proponen hacer la tesis juntos, para unir esas dos miradas del territorio. Todo el 2020 terminamos la tesis, hicimos conversaciones y entrevistas muy interesantes. Una semana después de defender la tesis, nos llaman los de Proantioquia para convertir la tesis en un proyecto de ciudad. Uno de los hallazgos que encontramos es que después de treinta años de gobernanza de la comuna 13, por diferentes motivos esos procesos se fueron desgastando. Las empresas se fueron desconectando de Medellín, entendieron que el proceso en manos de unas alcaldías genera confianza y se abrieron y se fueron de Colombia o a las regiones. A partir de la iniciativa, Proantioqua y EAFIT construimos el proyecto “Tejeduría territorial”. Entendimos que las fibras, los hilos, los materiales que necesitan los procesos ya están en los territorios, pero necesitan ser tejidos. La tejeduría tiene varias particularidades, los llamamos renuncias:

1. Renunciamos a las conversaciones de ciudad, hacemos conversaciones de territorio, bajamos a los barrios, las comunas.

2. Renunciamos a ser muchos. Las conversaciones son entre doce o dieciséis personas. Cuatro empresarios entre macro, media o micro empresas, cuatro líderes territoriales, cuatro organizaciones sociales. Pensamos que el equipo de la tejeduría de siete personas, podíamos representar la academia. Pero no podíamos ser parte y a la vez representar la academia. Próximamente serán cuatro de representación de la academia.

3. Renunciamos a la no paridad en el equipo y en los participantes.

4. Renunciamos a un equipo sin conexión fuerte con el territorio. Los miembros del equipo los invitamos por su formación, experiencia y su contacto con los territorios. Como el proyecto no es muy largo, necesitamos un conocimiento del territorio para arrancar, en este caso el AKA con la 13, San Cristóbal, La Loma, y Rubicele Ortiz, comunicadora de Antioquia, magíster de EAFIT, conocedora y habitante de la Sierra. Esta es nuestra forma de entrar al territorio.

5. Renunciamos a hacer cosas. De entrada, no vamos a hacer, no arrancamos con proyectos, vamos a terminar trabajando juntos. Esa primera fase no es de hacer. La primera fase se centra en conversar, reconocer y construir confianza y así está diseñada la metodología. En los primeros cuatro meses es que este grupo diverso que no ha trabajado juntos antes, empiezan a reconocerse en el territorio, el territorio es un actor fundamental de esta conversación.

La metodología de este proyecto empieza con la invitación, es una invitación personalizada, no transferible, ni delegable. No estamos invitando a un funcionario de una empresa u organización, si esa persona en especifico no puede, se invita a otro. En esa invitación entregamos un mapa del territorio en tela, con hilo de diferentes colores, porque vamos a empezar a tejer desde ese territorio.

Nos encontramos por termas, antes eran tres, ahora son cuatro, un miembro de una organización social, un líder y un empresario. De esta manera se organiza una reunión de introducción. A cada uno le mandamos un vídeo pequeño de las otras dos personas que van a ir, y cada uno llevaba algo para compartir. Esa primera reunión es muy emocionante porque solo hablamos de la historia que los trajo a esa mesa. De ellos, su familia, sus experiencias. Algunos llevaban comida, otros libros, empieza una relación muy bonita de quiénes somos y por qué estamos acá. Cada uno empezaba a hablar de su vida y llegaban así a algunos puntos en común, en muchos casos, la educación. En otros, la violencia fue el tema central. Estas primeras reuniones ponen un tono, generan una confianza.

Después de la primera conversación, hacemos recorridos territoriales, visitamos lugares, procesos, personas que hablan de lo que ha sido ese territorio. Luego hacemos tres plenarias, se comparten sueños, hablan de competencias, capacidades suyas, empresas u organizaciones y barreras que encontraron para tejer. En la última plenaria conectamos las dos, cómo somos capaces de buscar estos proyectos colectivos. Las relaciones que se dan detrás de cámaras, lo que no está planeado, es lo bonito. La segunda fase arranca en enero, en este punto se empieza un proceso de planeación-acción en el territorio.

Diane Patiño: nuestra experiencia también es desde el territorio, pero desde la organización social que habita ese territorio, nace en la necesidad de la sociedad civil de estratos 1 y 2, donde hacemos presencia con la radio, y la institución. Nosotros empezamos a hacer una metodología que se llama “La Devuelta”, nace de una propuesta de noticia, la gente decía necesitamos que nos devuelvan, no nos digan solo nuestras necesidades, necesitamos a alguien que nos escuche de manera activa.

Es una agenda informativa de La Esquina Radio, un espacio donde las historias de la ciudad son noticia, donde a través de la escucha activa de las necesidades e historias de los barrios buscamos construir puentes de interlocución entre la ciudadanía y la institucionalidad.

Actualmente llevamos diez conversaciones, en las primeras tres no se tuvo el resultado esperado, la pequeña solicitud que hacían los ciudadanos que tenían que ver con acciones de derecho, no podían ser respondidas por la administración, porque es más fácil responder a una multitud que a una persona particular. Cuando empezaron a ver las respuestas tan tajantes, los participantes decidieron no asistir más. Al hacer una conversación los puentes creados no se daban, la gente esperaba que La Esquina Radio pudiera sostener esos puentes con la institución. Entonces empezamos a tener interlocución con los funcionarios a partir de audios de WhatsApp y los publicamos, ya para la cuarta conversación todos los funcionarios querían ir por temas de elecciones. Lo que se viene ahora son retos, se hace un acompañamiento y seguimiento a esas diez conversaciones y los acuerdos verbales que salieron de allí. A esa corresponsabilidad que tienen las instituciones públicas y privadas. Lo hacemos en el territorio, con la gente del territorio, por lo general logramos que la persona que va a dialogar con ellos, vaya sin ninguna preparación. La Radio es una conversación todo el tiempo, que parte de la necesidad de la escucha activa.

Lina Guisao: es otra forma de la comunicación, es un gran problema de un barrio y busca el funcionario, pero que se logre a través de una conversación hacerle seguimiento, es para mí algo nuevo. Además, cuando se logra entender esas necesidades muy puntuales de las personas y se conectan, mucha gente empieza a decir: me pasó lo mismo. Una vez en Lunes de Ciudad, una agente educativa me dijo que quería exponer su caso sobre lo que le pasó con Buen Comienzo. Ella logró hablar con sus otras compañeras, ese fue el lunes más masivo, casi 1000 personas conectadas.

Edward Niño: el Consejo Municipal de Paz surge, impulsado en ese entonces, por los diálogos de Pastrana. En el acuerdo de paz se empieza un programa para la legislación de los acuerdos. Llega a Medellín el acuerdo en el 2017, entre este y el reglamento interno del COMPAS pasan tres años. Eso dice mucho de la disponibilidad que tenemos para conversar. Se demora tres años para instalarse. En el 2020 el reglamento finalmente ocurre y para iniciar su plan de acción pasa otro año. Es una instancia que lleva cuatro años reglamentándose. De la Organización Convivamos estamos participando en esa conversación. Asumimos la vocería con la ciudadanía que trabaja por la paz. Necesitamos sacar el COMPAS a la calle, pues estamos en una movilización social donde ocurren violaciones a los derechos y este no se pronuncia. Estamos hablando de un proceso de interacción con la ciudadanía. Le propusimos a COMPAS unos diálogos en la coyuntura del paro nacional, planteamos condiciones para el diálogo, protocolos de garantías para la protesta en Medellín, entre otras cosas, hay una mesa de garantías que tiene hoy un proyecto de protocolo de garantías. También se instaló una mesa de búsqueda de personas desaparecidas, solicitamos al gobierno que instalara esa mesa. Se solicitó una mesa a las victimas del paro, encontramos unos casos muy complejos. Los limites del paro son los limites de la conversación, que es cuando se empieza la acción directa y la represión.

Propusimos diálogos sociales y políticos con el fin de conversar entre distintos, encontrarnos entre ciudades, reconocer las distintas perspectivas de la acción colectiva. COMPAS es un mecanismo o instancia asesora en temas de paz, de ella depende la política pública de paz y nos encontramos un COMPAS debilitado, con poca apropiación, dificultades en su plan de acción, cuestiones de orden burocráticos, pero este el resultado de la conversación que se institucionaliza.

Como mecanismo para el abordaje de las problemáticas y las propuestas, planteamos la generación de un pacto por la vida y la paz en Medellín, acercándonos a la institucionalidad, reconociendo el territorio, y a una ciudadanía que ha crecido, a una nueva generación que no cree en el Estado ni en el gobierno. Propusimos, a su vez, las Audiencias de Paz que están en curso en este momento. Estas tienen como propósito escuchar.

Al interior del gobierno, se planteaba que ese el COMPAS no era un espacio de representación de las organizaciones sino de aplicación de las políticas públicas. Hay una comisión para construir una propuesta metodológica conjunta, esa comisión nos permitirá pasar a la segunda fase. También hablamos de Agendas y no de proyectos. La ciudad tiene una historia muy importante. Hay unas agendas políticas en curso que tienen reconocimiento. La tercera fase es una Asamblea de ciudad, las audiencias surgen la idea de una consulta ciudadana o cabildo de ciudad.

En esos diálogos en zona 1, 2, 3 y 4, en las audiencias de juventudes, de mujeres, de niños y niñas, llevamos 500 personas que se han articulado a la conversación, primero son NNAJ que están participando de la conversación en los territorios. No hay audiencia sin el reconocimiento de los territorios, especialmente ante una ciudadanía que desconoce cómo está configurado el estado municipal. Estas conversaciones no cuentan con un instrumento o apoyo en clave de sistematización, la conversación está quedando en unos registros, pero no contamos con un actor académico comprometido que nos apoye en este sentido.

Las organizaciones se están agrupando, las violencias vienen en aumento, los diálogos nos muestran que hay unas problemáticas transversales. Invito a modo de enlace o puente, que entre las iniciativas que están acá le demos fuerza con los distintos mecanismos. Tener un compromiso mucho más activo del sector académico, del sector privado, del sector de comunicaciones.

Marta Eugenia Arango: venimos trabajando desde el 2017 en una serie de conversaciones y tenemos como principio clave entre nosotros el diálogo. A partir de ese principio de actuación hablamos de nueve temas grandes y empezamos a hacer mesas de trabajo. Al final del 2017 llevamos esas conversaciones a un gran encuentro. Traíamos una preocupación porque estábamos hablando de Medellín, veníamos de treinta años hablando de alternativas para Medellín y en ese primer encuentro del 2017 lo que hicimos fue preguntarnos de dónde venimos, para dónde vamos, cuál es el concepto de ciudad región al que llegamos. Todo se piensa dese un Medellín céntrico, y la exigencia que tenemos es pensarnos no desde Medellín y las regiones sino Medellín en las regiones, una conversación más centrada, mirar qué temas se conectan y acotar el concepto de problemáticas estructurales, que tiene como características que son gestadas y persisten en el tiempo. Su no solución incrementa la problemática. Es un asunto interdependiente y multiescalado, multidimensional y complejo.

En 2018 y 2019 se hicieron dos eventos a partir de una mesa de trabajo previa, en las que se abordaron problemas como el modelo dual estabilidad seguridad, la Ciudad-Región no sostenible, lo inequitativo y desigual, la sociedad fragmentada y polarizada, y la Ciudad-región sin una institucionalidad adecuada. De esta mesa participó la UNAL, UDEA, Otraparte, Viva la ciudadanía, Consejería ciudadana, Sociedad antioqueña de economistas, Lunes de ciudad, No copy, EAFIT, Federación de ONG, entre otras organizaciones e instituciones. Trabajamos en estas problemáticas entre nosotros con invitados especiales. La idea era que esto no fuera una alianza solo de organizaciones sociales y la academia, sino también de la administración local. Tratamos que estuviera una persona de cada municipio del Valle de Aburrá con incidencia en la política. En este encuentro, candidatos de la Alcaldía firmaron un documento en donde se comprometían a trabajar en estos cinco problemas.

Ha sido triste para nosotros ver que la agenda que propusimos para esta ciudad no ha podido ser. Previo al encuentro del 2019 se hizo un análisis de las políticas públicas de Medellín. En el cual se sacaron doce aprendizajes sobre las políticas publicas de la ciudad, de cómo la sociedad civil las conoce, las maneja, a la ciudadanía se le olvido que somos la brújula del alcalde, no el alcalde la brújula de la ciudadanía. Hay que buscar alternativas de futuro para esta ciudad. En 2020 se actualizaron las problemáticas desde una conversación virtual y ahora nos hemos vinculado con Ciudad-Región. El evento de socialización de todo ese proceso es el 27 de enero 2022, para juntar las conversaciones y compartirlas con el resto de la ciudad. Que importante devolver todo esto para hablarlo con todos.

Lina Guisao: algo que me llega de esas problemáticas, las llamamos Conversaciones pendientes, es ver que lo conversamos, pero también van mutando esos problemas a pesar de ser estructurales, por eso es importante renovar esos diálogos.

Lina Marín: la metodología de Conversaciones de Ciudad-Región tiene tres fases. Lo primero es resaltar la alianza de las organizaciones para poder hacer estos diálogos: Comfama, Grupo SURA, Universidad EAFIT, Fundación Mi Sangre, Corporación Región, Proantioquia, la alianza Pa’ dónde vamos y la Federación Antioqueña de ONG. Iniciamos con unos diálogos preparatorios, reuniones entre 60 y 80 personas donde llegamos a partir de cuatro ejes temáticos que se llevaron a cabo en la Bodega de Comfama, entre junio y julio y que propiciaron un espacio para analizar el pasado, comprender el presente e imaginar futuros posibles de la Ciudad-Región. Teníamos unos panelistas y luego se habría la conversación. Para estas conversaciones convocamos al sector público, privado, organizaciones sociales y academia.

Pasamos a una segunda fase, donde tuvimos quince conversaciones, las diez primeras fueron temáticas, hablamos de Hábitat, ecología y regeneración; Convivencia, seguridad y cuidado de la vida; Desarrollo económico y oportunidades; Reconocimiento a la diversidad; y Fortalecimiento del sector social y cultural. En estas conversaciones participaron entre quince y veinte personas para hablar, por tres horas y de manera presencial, sobre los problemas y luego sobre posibles soluciones. El primer reto es lo que significa en esta ciudad de no hacer nada, escuchar para hacer algo.

La fase tres son las conversaciones transversales, cómo hacemos conversar esos ejes temáticos en una especie de proyecto colectivo, de ahí tomamos como excusa el cuidado de la vida y el bienestar social para transversalizar la conversación. Se realizó también una sistematización de las conversaciones con categorías. Al final se mostrará cómo han confluido esos temas. Buscamos no entregar solo un sino para políticas públicas, sino un documento para la acción colectiva, la construcción de confianza, la gobernanza colaborativa y la producción de conocimiento.

3. Conversación a partir de preguntas de los participantes para las organizaciones presentes.

Lina Guisao: ahora tenemos unas preguntas para conversar. Es posible pasar de la conversación a una solución. Así que los invito a pensar cómo esas conversaciones que están llevando a cabo le aportan a la Ciudad-Región, cómo promueven el diálogo como una estrategia de acción colectiva y cuáles son esos aprendizajes más relevantes de esos procesos, qué no repetirían, qué han captado en esas conversaciones, qué no harían otra vez porque eso entorpeció ese proceso.

Isabel Arias: quería resaltar que todas las conversaciones que aquí están tienen algo en común y es la construcción de confianza. Tengo una pregunta para Santiago Silva, sobre que la gente volvió con más confianza, cómo hiciste para saber que las personas que participaron logran generar confianza.

Santiago Silva: nosotros en el ejercicio empezamos con llenar un formulario con muchas preguntas, algunas de las variables no sabíamos si las íbamos a utilizar, pero hay cuatro variables que están claras. Todos los participantes se volvieron códigos, edad, región residencia, parte de un grupo étnico, género. Esas respuestas van a quedar asociadas a la comprensión en clave de esas cuatro variables. Uno de los aprendizajes que tuvimos es que la conectividad es un gran problema. Para intentar resolverlo hicimos recargas a celular con datos para que la gente se conectara, y hacer encuentros presenciales, aunque no es lo ideal para la metodología que tenemos. Pero lo tuvimos que hacer para la representatividad. Con niños, niñas y adolescentes también, en muchos casos, lo más sencillo fue hacerlo presencial. Otros encuentros que tuvimos fueron con la población carcelaria, ese fue un gran aprendizaje, subestimamos la posibilidad de la participación efectiva de las personas por conectividad y disposición. En marzo hacemos la presentación de los resultados. Queremos durante febrero abrir una oportunidad para que pregunten en la base de datos, qué población participó, de dónde, qué se dijo. Nosotros hicimos un ejercicio semi experimental, identificar dos grupos parecidos de inscritos, un grupo dejamos que participara en la conversación y aplicamos una encuesta sobre confianza justo después de participar y una semana después, el otro grupo no lo dejamos participar y le aplicamos la misma encuesta en los mismos tiempos. Así fue como identificamos que después de las conversaciones, la confianza de los participantes había incrementado respecto al grupo que no participó.

Jorge Pérez: la Agenda 2040 aporta al fortalecimiento de la democracia, hemos entendido que hay un fortalecimiento democrático real, porque se llega a las comunidades a participar y no solo a obtener información, eso genera confianza y un empoderamiento, surgen nuevos liderazgos o liderazgos desconocidos porque nunca los habíamos escuchado. Las comunidades sienten que son parte efectiva de este proceso. También estamos generando un sistema de información muy grande, es un reto técnico, tecnológico y metodológico, ya hay una línea de base para la información, más de 6000 propuestas que se están codificando, el esfuerzo de devolución es más complejo todavía, eso es muy importante. Nosotros creemos que hay una posibilidad de futuro muy interesante, se busca llegar a una institucionalidad para que la agenda sea una realidad, que se vuelva patrimonio de Antioquia. Soñamos con el respeto de lo que la sociedad dijo por parte de los nuevos gobiernos en la construcción de una antioqueñidad futura. En este mar de tensión, desesperanza, odios, el gran aprendizaje es que hay mucha gente que tiene ilusión, compromiso con el futuro, tenemos preguntas acumuladas por décadas que no se han podido resolver. Las respuestas que se están esperando son estructurales, políticas, institucionales. Requieren intervención, presupuestos, la magnitud de Antioquia y las brechas no pueden seguir esperando que las dejan solas. Nosotros dimos una fuerte discusión de región en marcos estratégicos, hablar de Ciudad-región plantea la idea de que la ciudad se expande a las regiones, sugiero que discutamos ese concepto y lo desaparezcamos, empezando porque Medellín no es una ciudad, es un municipio, para empezar a hablar de una Región metropolitana.

Elizabeth Aristizábal: tengo una pregunta general, hay algo transversal en las distintas experiencias que han planteado, es que llevamos tantos años conversando, pero todas estas experiencias se han preocupado por la tecnificación de la conversación, porque queremos encuentros más cercanos, hay dispositivos para la confianza, pero qué más tenemos que aprender para que esa tecnificación del diálogo con la ciudadanía trascienda. Cómo lograr hablar más allá de los insumos y que se ponga en una agenda más institucional.

Lina Guisao: la pregunta sería si la conversación es un medio para algo o es un fin, o la sola conversación es un fin en sí mismo.

Santiago Londoño: cuando tratamos de darle cuerpo y alcance a esa idea inicial, uno de los retos que nos propusimos era que había que hacer todo el esfuerzo posible para que estos procesos fueran coyunturales o de reacción, porque cuando es reacción, los actores llegan a las conversaciones con un objetivo muy claro, muy concreto y eso es complejo. Hay que poder llegar con la tranquilidad de que las conversaciones bien planteadas pueden llevarlo a otros lugares. En estas conversaciones pasaron cosas que nos sacaron, tratar de evitar que cuando arranquemos esos procesos lo hagamos pensando en que vamos a tratar de influir en las elecciones del otro año, el reto de todos es que sin duda habrá etapas, pero no planteados para llegar a la meta volante. Juntarnos es un buen paso para apuntar a eso, cómo convertimos esto en reales procesos de conversación. El reto nuestro es tratar de diseñar, acompañar y enviar un mensaje de que estos deben ser procesos sostenibles que están dispuestos a mutar, cambiar. Otro de los retos que hemos visto es que las empresas tienen iniciativas de valor social, cada una con proyectos, entonces cómo hacer puentes y vínculos con ellas para empezar a dar sostenibilidad en el tiempo, no dejar esto en un momento de coyuntura. Por otra parte, los aprendizajes que tuvimos fueron:

· El manejo de las expectativas, todos llegamos a conversar con expectativas distintas y eso es inevitable, el desafío de estos procesos en entender y conocer esas expectativas y buscar mecanismos para encausarlas.

· La fractura es mucho mayor de la que habíamos previsto, hay fracturas entre las organizaciones y los liderazgos, nuestra fractura era empresa-organización-academia, pero entre la comunidad también hay ciertas fracturas y ellos mismos reconocen que eso está, pero también hay una gran disposición para conversar. Hay desconfianzas y prejuiciosos, pero hay una apertura que se puede aprovechar.

· Necesidad de nuevos liderazgos y hacer cambios generacionales en el territorio y las empresas. No conversar con los mismos ni poner a hablar al mismo que debemos tomarnos en serio, sino variar el cómo, con quién, para darle una renovación y oxígeno a este proceso.

Lina Guisao: cómo sentirse parte de una sociedad, el hecho de conversar implica que las palabras de ese momento a alguien le importan, aquí alguien está dispuesto a escuchar, ya de entrada, esa es una acción que cambia.

Santiago Silva: la mayor cantidad de correos que recibimos, suele ser con gente que nos manda cosas que han escrito o personas que nos están agradeciendo por tener un espacio donde pudieran hablar o expresar sus opiniones. En “Tenemos que hablar Colombia” no hay ninguna condición de participación, no hay condición para poder estar y eso en ocasiones puede ser sorprendente para los demás. Sobreestimamos las oportunidades que tenemos las personas para participar, para la gente de a pie que no están involucrados en asuntos políticos o sociales.

Jorge Pérez: ¿no será que la inexistencia de partidos políticos implica que tengamos que conversar sin norte político claro? Lo que hay son montoneras electorales, no hay con quién hablar, el pensamiento político en Colombia es solo un asunto de movimiento electoral.

Lina Guisao: Latino barómetro. El 53% de las personas creen que no pueden participar. Las redes sociales son un espacio de desahogo, pero no permiten una conversación fructífera ni efectiva, la pantalla y el anonimato no posibilitan la empatía. Yo veo cómo mi palabra, en lo presencial, está afectando emocionalmente a una persona, y más si estoy siendo consciente del daño que estoy haciendo.

Lina Marín: en las conversaciones Preguntábamos cómo hacer de la Ciudad-Región un lugar para el cuidado de la vida y nos respondían: “impresionante esta estrategia, creo que la conversación es fundamental”, esas fueron respuestas recurrentes que me sorprendieron y alegraron, porque es una estrategia para el cuidado de la vida y va para algún lugar. La gente se sintió valorada, escuchada y cuidada. Hay un asunto con la permanencia, cómo hacer de esto algo permanente y se me viene a la cabeza el tema del presupuesto. Poner conversaciones en marcha tiene costo, pero se ven los resultados, son muchas experiencias y encuentros que se pudieron lograr en este proceso. Creo que necesitamos plataformas de conversación y apenas se están creando. Tenemos que estar atentos a esa novedad para ver cómo construimos con esos procesos que están en marcha.

Diane Patiño: en relación a la pregunta, quedan una cantidad de preguntas y reflexiones, hay cosas que no logramos porque las respuestas y las realidades y los planes de desarrollo y las necesidades de la gente son distintas. Hay dos aportes que creemos importantes: 1. Abrir el micrófono para la población más vulnerable, eso lo hace un ciudadano más consistente, responsable, consecuente. Empezar a ejercer ciudadanía no es tan complejo como parece. Lo demás son retos. 2. En estas conversaciones no nos olvidemos que no todos están en los mismos niveles para entender cosas, y estamos dejando de lado a gente que no ha podido conversar y también tiene cosas para conversar.

Edward Niño: no hay una conversación, hay conversaciones en plural, diversas, distintas, diferentes, eso es un gran reto porque evidencia que hay relaciones de poder, hay asimetrías y más con algún contexto de movilización, por eso es tan importante. No hay conversación sin reconocimiento ni garantías para participar. La conversación es una posibilidad de articulación de las agendas sociales y comunitarias. Las audiencias, más que un mecanismo del gobierno, son espacios para que los intereses territoriales puedan manifestarse y ser visibles, para eso se necesitan capacidades. La asimetría y la relación de poder también influyen en elementos de orden material. Hay un reto de la participación, puede ser representativa, pero no necesariamente participativa. En el proceso de diálogos sociales, una de las propuestas tiene que ver con el fortaleciendo de la ciudadanía en un espacio como COMPAS, que es posible tramitar asuntos.

Algunas propuestas que surgen por parte de los niños y niñas hicieron un decálogo de exigencias, entre ellas se propuso la creación de escuelas sororas para la paz por parte de las mujeres, planes barriales y el reconocimiento de las agendas de quienes conversan.

Lina Guisao: reconocimiento y entender los procesos locales, quisiera cerrar la conversación con una palabra: la confianza. Uno no iría si uno no confiara que si habla de un tema va a salir y me matan. Las conversaciones han sido la demostración de que confío en que esas personas me van a escuchar, yo quisiera creer que ese mecanismo de confianza nos muestra que es posible la transformación de la ciudad.

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