10 claves para un equipo de producto de éxito

Sara DC
Conversaciones de Producto
8 min readDec 24, 2020

Cada uno tenemos nuestra propias claves en base a nuestras experiencias previas y si seguimos ese proceso empírico tan buscado, cambiarán con el tiempo, aunque los valores más fundamentales se mantengan.

En este post busco compartir con vosotros mi experiencia, sabiendo que hay muchos otros aspectos que me dejaré en el tintero. Elegir 10 puntos no es sencillo, y no tienen un orden por prioridad y/o relevancia. Espero que muchas coincidan con las vuestras, pero sentíos libres de añadir vuestras claves a este post y no pongamos puertas al campo.

No existen las recetas mágicas, pero si os digo que tenemos que cuidar, al menos, estos 10 aspectos si queremos conseguir ese equipo exitoso en el cual nos sintamos seguros, cómodos, productivos y, ¿por qué no?, felices.

Todos somos producto

Todos en una organización que genere producto somos producto. Desde el CEO, los Product Managers, UX, UI, Developers, Tech, Sales, Marketing y un largo etcétera (sobre todo si empezamos a enumerar los sinónimos infinitos que se han extendido para denominar a los distintos equipos y combinaciones de los mismos).

El producto es el hilo conductor que guía a la organización y que también acaba dando forma a su estructura. Debería estar siempre alineado con la visión última y propósito de la compañía, a la par que busca cumplir sus objetivos de negocio generando ingresos.

“No hay poder para el cambio más grande que una comunidad que descubre lo que le importa” — Meg Wheatley, Turning to One Another

Empatía

Espero que a estas alturas no sorprenda decir que cualquier equipo, y el de producto no iba a ser menos, está formado por personas. Esas personas son las que llevarán al producto (y a la organización) al éxito ansiado.

¿Y qué es lo mínimo que podemos ofrecerles a cambio? ¿Un coche de empresa? ¿Un futbolín? No, eso son extras. Lo verdaderamente importante es regalarles un poco de empatía. Es ponernos en su lugar en el día a día, arremangarnos con ellos y entender sus problemas, que son los nuestros, para, como equipo, ser capaz de dar con las mejores soluciones.

Además, antes de ponernos en los zapatos de los demás, mirémonos en el espejo, trabajemos el autoconocimiento, conozcamos nuestros miedos, inquietudes, sesgos y excentricidades. De esta manera, nuestro punto de partida será más justo ante cualquier acto de empatía.

Con un poco de suerte, si practicamos la empatía lo suficiente, seremos capaces de aplicarla a otros aspectos de la vida personal y profesional.

No nos engañemos, empatizar con los usuarios que van a usar nuestro producto es también un básico en la gestión de un producto. Ponerse en sus zapatos, sentir sus sentimientos y emociones, usar sus dispositivos, pensar sus pensamientos, pensar en el impacto en sus círculos cercanos e imaginarnos sus miedos y dudas.

“La empatía es algo extraño y poderoso. No hay un guión. No hay una forma correcta o incorrecta de hacerlo. Es simplemente escuchar, retener el juicio, conectar emocionalmente y comunicar ese mensaje increíblemente sanador de que no estás solo.” — Brené Brown, Daring Greatly

Transparencia real-time

Creamos y gestionamos productos, los productos tienen su ciclo de vida y es muy importante que sepamos en todo momento dónde estamos (contexto actual del producto) y cómo de encaminados vamos hacia nuestro horizonte (visión a largo plazo). El presente es ahora, no mañana, mañana será otro día y la foto habrá cambiado.

Tenemos numerosas herramientas para facilitar esta transparencia (canvas, roadmaps, wikis, slides, dailies, etc), incluso adecuándose a cada una de las etapas de vida del producto (discovery, desarrollo y delivery, go-to-market), usémoslas, intentémoslo con algunas hasta dar con aquellas que sirvan a nuestro caso en particular. No hay café para todos en este caso.

“La falta de transparencia genera desconfianza y una profunda sensación de inseguridad.” — Dalai Lama

Todos en la misma página

Y el punto anterior me lleva directamente a éste. De nada sirve tener las herramientas si no las usamos o si las entendemos de manera distinta. Como equipo, vamos a asegurarnos de que entendemos para qué sirven, la razón por la que las usamos y propongamos mejoras.

No se trata de tener un roadmap de producto precioso pintado, refrescarlo una vez cada tres meses y olvidarnos. Se trata de usar las herramientas en nuestro día a día, saber cómo está nuestro producto en cada una de sus facetas, técnicas, funcionales, comerciales, y cada una de sus métricas de éxito.

Y esta costumbre de revisar la foto de nuestro producto no es labor del Product Manager únicamente, sino de todo el equipo, es algo que deberemos interiorizar trabajemos desde la silla que trabajemos. Esta foto la consultaremos en el día a día, con cada imprevisto o idea nueva.

Y si algo no se entiende, pregúntalo, no asumas que no es tu labor entenderlo.

“Si todos avanzan juntos, entonces el éxito se cuida a sí mismo.” — Henry Ford

Celebramos los éxitos, pero más los “no-éxitos”

El concepto de éxito es distinto para cada persona y, aún así, está claro que debemos celebrar esas satisfacciones que nos dejan los trabajos bien hechos tanto de manera personal como grupal. Hay épocas complicadas y estas bocanadas de aire pueden ayudar a mantener la motivación personal y el foco sobre el porqué de lo que estamos construyendo. Hacer piña.

Sin embargo, es cuando las cosas no nos salen tan bien como queríamos cuando más tenemos que cuidarnos, una vez más, de manera personal y de manera grupal, en equipo.

Que algo no salga según lo previsto, no significa que no se haya puesto toda la carne en el asador, que no nos hayamos esforzado al máximo. Es por esto que es en estos momentos cuando un “¡Enhorabuena por el trabajo!”, un “¡Gracias por estar ahí!” o unas chelas y un par de raciones de croquetas hacen más falta.

“El éxito representa el 1% de tu trabajo, y es el resultado del otro 99%, que llamamos fracaso” — Sōichirō Honda

Conversaciones del día a día

No somos máquinas, somos seres sociales y, como tal, nuestro trabajo no puede reducirse a implementar, producir y mantener unas cuantas herramientas actualizadas. Hablemos, interactuemos, recordemos el primero de los valores del Agile Manifesto (“Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas”) y practiquémoslo a diario.

No todos somos iguales, y todos tenemos días grises, pero esas relaciones del día a día con las personas que nos rodean en el trabajo afectan a nuestro propio bienestar, al de los demás y, por consecuencia, al fruto de nuestro trabajo, la calidad del producto que entregamos.

Estas relaciones son un reto mayor en caso de trabajar en remoto, pero no son imposibles, de hecho, tener un plan para facilitar estas conversaciones frecuentes cuando una empresa pretende volcarse en el teletrabajo, debería ser el primero de los pasos.

“El éxito es la suma de pequeños esfuerzos que se hacen día tras día.” — Robert Collier

Memoria de equipo

Necesitamos memoria en el sentido más amplio de la palabra.

Tenemos que recordar las lecciones aprendidas, y especialmente relevante, compartirlas con posibles nuevas incorporaciones.

Tenemos que hacer el esfuerzo de atender, procesar y retener la información que se nos cuenta en reuniones, documentos o fuera de ellas. No podemos asumir que una o dos personas dentro del equipo lo harán por nosotros. Esto solo creará fricciones y un ambiente injusto y poco saludable.

Algunas personas confían en su propia memoria (sin notas) para funcionar en el día a día. En cambio, las probabilidades de juntarnos con un equipo completo de personas con este perfil es muy complicado. Una vez más, usemos herramientas para reflejar esa memoria grupal, que tan importante es, para no repetir errores y para tomar decisiones con toda la información disponible, no con las prisas del momento.

“A veces nunca sabrás el valor de un momento hasta que se convierta en un recuerdo.” — Dr Seuss

Diferenciar picos, mesetas y valles

En la vida, y de igual manera en la vida de las empresas y en la vida de los productos hay altibajos. Hay momentos con mayor carga de trabajo que otros.

En el desarrollo de producto algunos son predecibles y podemos prepararnos ante ellos, al ir relacionados con la fase en la que estemos, pero no siempre es así. Existen imprevistos, complicaciones (y también sorpresas favorables) que nos hacen ajustar nuestros planes y tenemos que convivir con ellos y saber gestionarlos.

Lo usual debería ser conseguir llegar como equipo a una velocidad crucero, en la que nos sintamos cómodos, que no aburridos, y tener algún pico de trabajo y algún valle en el que nos llegue a sorprender lo fluido que funciona todo.

Tenemos que tener cuidado con las mesetas, esas situaciones en las que pensábamos que entrábamos en un pico y ese rendimiento por encima de lo normal se convierte en la nueva normalidad. No importa lo profesional y responsable que sea el equipo, estas situaciones son insostenibles y, más tarde o más temprano, su crudeza dará la cara.

“Toda la vida es picos y valles. No dejes que los picos lleguen demasiado altos y los valles demasiado bajos” — John Wooden

Lo importante es entregar valor con soluciones de calidad

Por encima de todo nuestro producto tiene que conseguir cubrir esa necesidad o solucionar ese problema que tiene el usuario, dar valor.

El usuario no entiende de soluciones técnicas o de procesos, a él le preocupa su problema, que se resuelva lo antes posible y que la solución se mantenga en el tiempo. No hay nada más frustrante que dar un problema por solucionado y que vuelva a resurgir dos días después. No buscamos tiritas, las tiritas solo tapan el problema y lo magnifican cuando te lavas las manos.

Además, los cambios en la tecnología, que cambia a ritmos agigantados, y los cambios en los comportamientos de los usuarios, harán que tengamos que mantener nuestros productos actualizados para asegurarnos de seguir cubriendo sus problemas y necesidades, a la par que identifiquemos nuevas oportunidades con las que aportarles valor.

“El enfoque en torno al cliente (Customer-centricity) debe consistir en entregar valor a los clientes que, finalmente, aportará valor para la empresa.” — Robert G. Thompson, Hooked on Customers

Más aprendizaje colectivo y cultura de compartir conocimiento

Es uno de los puntos en los que, en mi humilde opinión, más hemos mejorado en los últimos años, pero todavía quedan nichos y cortijos. Si trabajamos todos los puntos anteriores y desarrollamos esa confianza dentro del equipo, esta cultura de compartir, de pedir ayuda, de ofrecerla, de sentarse juntos delante de un problema hasta resolverlo, saldrá sola.

No todos tenemos la misma formación, ni la misma trayectoria. En los equipos de producto, además hay perfiles con backgrounds muy distintos, algunos técnicos, otros más relacionados con negocio, con marketing, etc.

Lo importante es saber que todos aportamos, y que todos tenemos algo que aprender de los demás. ¿Por qué no ser unos mentores de otros?

El nivel de trabajadores que se dedican al mundo de la tecnología y que desarrollan el síndrome del impostor está por las nubes. ¿Por qué no normalizamos que no se puede saber de todo y en profundidad? ¿Por qué no normalizamos saber que siempre nos quedará algo por aprender? ¿No es esa la gracia? Sino, ¿qué retos tendríamos por delante?

“El conocimiento es un trabajo colectivo. Sin él, la comprensión es imposible. La ignorancia es con demasiada frecuencia una vulnerabilidad sanguinaria.” — Jane Rule

Recordad, estas son pistas, 10 claves que os pueden ayudar a crear y desarrollar ese equipo de producto ideal que perseguís, pero no sólo hay un camino, y cada persona y equipo es un mundo.

Tratad estas pistas como una herramienta más que consultar para poder ayudaros, no como un framework que cumplir a rajatabla.

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Sara DC
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Amante del colacao, experta en hacer maletas y fan de la ironía. Loca por los seres entrañables. <<People | Product | Data | Tech | Agile | Transformation>>