Michael Grace Jr: “Música y poesía siempre son subversivas”

LuchaLibro
crashboombang
Published in
7 min readJan 20, 2017

UNA INTRODUCCIÓN*

Si reconocemos al pop como un estado mental -así lo definían en los sesenta, según el documentado compilado por Uwe Shultz, La Fiesta: de las Saturnales a Woodstock (1994, Alianza)- hace demasiado tiempo que nuestra “cabeza” estaba desconectada del “pecho”.

O al menos en la escena independiente, donde los singles, discos y campañas de prensa dominantes oscilan entre la fiesta, el lado más fashion del post-punk, la “forma” y cierta curiosidad post-colonialista por Africa y Latinoamerica. Ahí tienen a la Pitchfork y sus listas para comprobarlo. O el universo Rockdelux y blogs equivalentes. Por eso The Secret History emergen como una de las grandes bandas disidentes. Una que recupera la moral y el sonido de los Smiths, The Cure, New Order y al mismo tiempo ese subterráneo movimiento de los ochenta: C-86, Sha La La, los fanzines y su “marxismo” pop, Sarah Records. Un grupo que insiste en capturar ese momento -¿a los 29, 30?- en que le dices adiós a la juventud. ¿Se entiende?

FANTASMAS Y CATEDRALES.

The Secret History emerge de las cenizas de My Favorite. Una banda a la que se podía llegar (desde Sudamérica, al menos) si buceabas entre las referencias de grupos más “masivos” como Belle and Sebastian.

De hecho, Stuart Murdoch hablaba maravillas de ellos:

Y es verdad, Love at absolute zero (1999, Lost Detective) y sobretodo The Happiest days of our lives (a tragedy) (2003, Lost Detective) son increíbles.Tanto por las composiciones (atmósferas con sintetizadores, riffs de guitarra, estribillos memorables) como por su dirección artística (textos interiores, fotografías, videoclips, catedrales católicas). Pero también en las letras, con frases como “La soledad para ellos es pornografía / para nosotros es un arte” o “Los fantasmas de adolescentes muertos/ cantan para mí mientras bailo”.

The Secret History mantiene la misma estructura e incluso integrantes: Michael Grace Jr. en teclados, “little singing” y composición, Darren Amadio (guitarra “anti-heroica”), Gilbert Abad (bajo), Kurt Brondo (teclados) y Tod Karasik (batería “antiheroica”). Se suma las cantantes Lisa Ronson (hija del histórico guitarrista de David Bowie, Mick Ronson) y Erin Dermody (voces) más el violinista Audrey Morse como invitado. Pop de cámara con conexiones glam.

EL MUNDO QUE NO FUE.

Después del sorprendente Desolation town ep (2008, Le Grand Magistry) llega The world that never was (2010, Le Grand Magistry) [nota del editor: y luego vino Americans singing in the dark (2013, La Kalsa/Cloudberry) Dos electroshocks de melancolía, pasión y todo el universo simbólico ya anunciado en My Favorite. “Johnny Anorak”, primer single de este último resume a la perfección todo lo que estamos hablando.

Un tipo gordo, de lentes oscuros está a la deriva en una bahía de Nueva York post-industrial que realmente se parece a la de Talcahuano antes y después del maremoto. Después intenta jugar a la pelota. Se pelea con la gente. Queda sangrando. Y se va a un club, riéndose con amargura. Y la letra dice cosas como: “Te caes en cada esquina como en el Via Crucis (literal: estaciones de la cruz)… masacras a todos mis héroes en el karaoke, pero ahora eres mi única estrella, Johnny”.

Y por muy bien que uno esté, no deja de ser estremecedor verse como el pobre Johnny en un universo alternativo.

Johnny Anorak perfectamente podría recorrer Talcahuano post-Terremoto.

COMO TENER UNA BANDA DE ROCK DISIDENTE

— En Sudamérica, nuestra generación ha construído su imagen de Nueva York a través de los Strokes, Interpol, Adam Green, el post-punk revival. Pero My Favorite y The Secret History optan por algo diferente. La melancolía, la instrospección. ¿Fue una opción alejarse del hype? ¿Hay más bandas que compartan su camino?

— Es una pregunta muy interesante. Nueva York es fundamental para mí, sin embargo se manifiesta de forma diferente que otros artistas. A diferencia de la mayoría de los que arman bandas en N.Y. yo nací en un barrio italiano de mierda en Queens. Me encanta la idea de Bob Dylan caminando en el Greenwich Village, The Velvet Underground tocando en el Dom`s., Patti Smith y Television en el CBGB, incluso Blue Oyster Cult. Pero aparte de Magnetic Fields y Kiki & Herb, no tengo mucha relación con los músicos neoyorkinos con los que me codeé durante la “NYC Golden Age”. My Favorite tocó con Interpol y solo mirándolos desde los bastidores estaba claro que eran una banda con un plan. Incluso ahí, antes que firmaran, estaba claro que corrían por una corporación. Yo dibujaba con un lapíz mientras siete personas se preocupaban de peinarlos. Nosotros, en cambio, teníamos la clásica actitud suburbana de hacerlo todo lo más mínimo posible. Eso es un arma de doble filo, creo, porque no había una sincera desesperación de mostrar lo creado. Aunque la música británica salvó mi vida cuando adolescente, también lo hizo Cindy Sherman y Whit Stilman y Andy Warhol y J.D. Salinger y Woody Allen. Me gusta pensar que estoy siguiendo a mi manera sus huellas que quedan en el cemento de Nueva York. Aunque tal vez no soy más que un miserable chico de los suburbios que pasaba demasiado tiempo leyendo la NME.

— Cuéntanos sobre The world thar never was. ¿Cómo fue la grabación? ¿Qué buscan provocar con las composiciones? ¿Alguna obsesión estructural o de sonido?

— Queríamos un disco que sonara realmente cinematográfico. Una grabación que te hiciera viajar a los setenta y ochenta. Cálido pero intuitivo. Los muchachos que trabajaron en este disco, Josh Clarke y Woodie Taylor tenían algunos extraños y antiguos equipos con mucha personalidad. Intentamos usarlo para crear algo nuevo, no simples truquillos. Una grabación donde el sonido amplifique emociones y generen atmósferas para sus personajes. En mi opinión ciertos tipos generan un clima, una onda, teniendo a sus amigos “cool”, entonces con un pedal de efectos basta. Pero creo que necesitamos más. Necesitamos canciones y cosas que valgan la pena creer. Algo de belleza.

— Me llaman la atención las referencias estéticas a Italia y lo católico (santos, catedrales). en tus canciones. ¿Cual es el origen de ese interés?

— De niño fui criado como católico y después, cuando fui adolescente, me teñí el pelo y le dije a mi padre que Dios no existía. ¡Como muchos punks lo hacen! Luego pasé diez años con My Favorite escribiendo buenas canciones, pero básicamente cayéndome a pedazos por dentro. Viviendo en la oscuridad. Pero lentamente, ciertas cosas restauraron mi espíritu y me trajeron de vuelta esa formación. Luego me fui a Sicilia, donde nacieron mis bisabuelos y encontré mucha inspiración en las calles viejas y las iglesias. Es algo difícil de explicar. Las cosas que siento y creo no serían aceptables para la Iglesia Católica pero no me preocupa. Busco las respuestas y los signos. Como todos, supongo.

— Tengo la teoría que las bandas a medida que se vuelven más populares, más profundidad emocional pierden. Pienso en U2, incluso Green Day. Sin embargo, The Smiths, Housemartins, el jangle inglés no han perdido su “poder emocional”. ¿Qué piensas tú?

— Bueno, todas esas bandas que mencionaste… The Smiths, The Housemartins existieron durante un tiempo relativamente breve y siempre serán recordadas como una especie de lluvia de colores en el imaginario de los ochenta. Digo, no hay duda que una poesía es mejor cuando vives entre el deseo y el odio, que estando de turista rodeado de gente diciendote lo maravilloso que eres. ¡Eso no lo conozco! Creo que depende de como ves tu arte y por qué lo haces. Creo que hay algunas cosas del U2 tardío tan buenas como su material tempran, pero algo del misterio y la atmósfera se pierda cuando Bono es más famoso que la mayoría de los presidentes del mundo.

— Nosotros entrevistamos a un filósofo uruguayo que decía que los estílos y subestilos del rock son la encarnación del capitalismo ya que generan un efecto de supermercado: muchos productos, segmentación, imagen de marca… pero nada de emoción…

— Completamente de acuerdo. Hay un libro sobre los ochentas llamado Shopping in space y su temática me parece aun más relevante ahora. No quiero quedar como un tipo amargado, pero la idea de encontrar nueva música en los 12 segundos que dura el fondo musical de un aviso corporativo de computadores o porque los putos Urban Outfitters(nota: es una empresa que se dedica a veder ropa y accesorios “onderos a jóvenes profesionales, con mensajes supuestamente “ingeniosos”. son un punto de referencia para los diseñadores jóvenes. Y por supuesto, hacen compilaciones que son alabadas incluso en los blogs nacionales) te lo dicen es.. algo deprimente. Ellos son una empresa de derecha, pero a la gente no le importa QUE cosa SON o QUE cosas SIGNIFICAN O DEFIENDEN. Ellos sólo se preocupan por DONDE ESTÁN UBICADOS. Es una virtual empresa constructora aspiracional. La ilusión de una utopia futurista hipster interconectada. Una mierda.

— Dentro de este esquema The Secret History no encajaría…

— Aspirar un lugarcito en los anaqueles de la tienda, al lado de la pasta de dientes, no es suficientempara mí. Necesito más. The world that never was espera ser un territorio de belleza, horror o ambiguedad… pero no en un mall o lugares así. Soy consciente que esto significa que la mitad de la “prensa” nos ignorará, pero sé que en cambio inspiraremos profundamente a algunas personas en lugar hacer lo otro. No quiero hablar mal de U2, pero alguien dijo “U2 no es música es la publicidad de su música”. Está bien para un grupo de rock corporativo, pero eso se aplica más que nunca a las bandas indies.

— ¿Qué canción de The Secret History te enorgullece haber compuesto?

— Estoy orgulloso de todas. Pero “Our lady or Palermo” tiene un fuerte significado personal. Tanto como “How i saved my life”. Creo que “Johnny Anorak” y “My life with the living dead” son buenas canciones pop. Creo que demuestran que melodía y poesía siempre son subversivas [LL]

*Entrevista publicada originalmente el 3 de mayo de 2010 en LuchaLibro. La banda sigue en actividad y vive acá.

--

--