¡Cocina! (imperativo del verbo cocinar)

Pablo Tain
cremat
Published in
3 min readDec 16, 2016

Wok of Dong, de Roberto Liberato. Préndele fuego a tu sartén.

No tengo ni puta idea de por qué empezó a cocinar el ser humano. Podemos imaginarnos que fue una casualidad. Ahí estaban mamá y papá peludos, ataviados con pieles de oso calentándose a la luz de una buena fogata. De repente el pequeño peludo de cuatro años (cuyo rol no ha cambiado con los tiempos y sigue siendo dar por saco y lanzar cosas) coge el trozo de carnaza que tiene en la mano y lo lanza al fuego con toda su mala leche. ¡Papá peludo no puede creer lo que está viendo! Se lanza sobre la fogata y saca el trozo chamuscado. Previa colleja al niño, mira la carne con escepticismo, le pega un bocado y ¡chas! apareció la barbacoa.

Y el caso es que da igual, porque la pregunta no es por qué empezamos a cocinar, si no por qué seguimos cocinando después de algunos miles de años. Admitámoslo, a aquellos que nos empeñamos en cocinar, nos lo están poniendo difícil. Cada vez menos tiempo, cada día hay mas opciones de comida barata y a domicilio, cada vez más productos preparados en tu supermercado con más azúcar, con más sabor, con más… mierda. Y por si te animas a comprar una manzana ahí lo tienes: puro poliuretano cubierto de una película brillante de cera roja.

Crecí en una casa donde se cocinaba y se sigue cocinando cada día. Mi padre llegaba de trabajar sus habituales once horas y se metía en la cocina (un héroe cualquiera). En algún momento mi madre o yo entrábamos en la cocina, abríamos una cerveza, sacábamos unas aceitunas y empezábamos a charlar. Lo entiendo, es mas fácil cocinar cuando estás en familia. Pero los tiempos cambian, no sabes donde vas a acabar y admitámoslo: probablemente en algún momento de tu vida vivas solo. Por otro lado aquellos que viven con dos niños no lo tiene más fácil: dos personas trabajando nueve horas, más trayecto a casa, más idas y recogidas de los críos, más… ¡Basta!

Basta de excusas. Si no encontramos la manera de sacar un rato para cocinar seremos engullidos por esa máquina apisonadora en la que se ha convertido nuestro tiempo. Esa máquina que te susurra al oído: corre, no tienes tiempo, pero aquí tienes información que no necesitas sobre gente que no te importa y trastos inútiles que no necesitabas ayer y hobbies perecederos de los que no volverás a acordarte nunca.

Así pues, desde aquí os animo a todos a buscar tiempo: tiempo para cocinar, tiempo para ti, tiempo que es fácil de regalar. Llama a tu abuela y pídele esa receta de callos con garbanzos. O prepara un plato de pho para acordarte de aquellas vacaciones en Vietnam. O sé valiente: experimenta, prueba cosas nuevas, cágala, préndele fuego a tu sartén.

Porque cocinar es mas que un hobby o que una moda, es una gran costumbre: como leer, escuchar música tirado en el sofá mirando al techo o echar un polvo en el ascensor. Y como todas estas costumbres es, además, sano y divertido.

--

--

Pablo Tain
cremat
Editor for

A veces pienso, a veces hablo, a veces incluso pienso lo que hablo, a veces llevo una cámara, a veces escribo. Cada día como. Y me importa lo que como.