Lucia Costa: crónica de un final no anunciado

Cómo una explosión en un bar de San Miguel acabó con la vida de una joven. La muerte absurda y el recuerdo de sus amigos.

Agustina Galarza
Cronicadas
8 min readNov 12, 2020

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Amiga de Lucia Costa frente a imágenes de ella en el bar (Imagen: Instagram @romimori)

Ludmila Bueno, en un momento de silencio y apoyada frente a la pared del bar ZAR, entre lágrimas y sollozos le dice a las chicas que la estaban acompañando cuando todo pasó, el único pensamiento que invade su cabeza desde la noche en la que perdió a su amiga para siempre: “Ella no se merecía morir”.

Durante el lunes 12 de octubre la familia y los amigos de Lucia Costa, la joven que falleció tras una explosión den un bar de San Miguel, en vez de descansar y disfrutar el feriado, se movilizaron para pedir justicia por la vida que se llevaron y los chicos que lastimaron física y psicológicamente. Durante la mañana, los amigos cercanos de Luchi, como le gustaba ser llamada, se acercaron al bar Zar, el lugar del incidente, donde dieron testimonios a todos los medios que llegaban al lugar. Allí, se encargaron de hacerle saber a la gente que aquella chica a quien nombraban constantemente en los noticieros era mucho más que la consecuencia de una tragedia.

Los amigos de Luci la recuerdan como alguien dulce, buena, compañera y con un gran corazón. “Le encantaba sacarse fotos, no te imaginas lo difícil que va a ser entrar a las redes o a nuestras propias galerías después de esto”, comentó Octavio, el mejor amigo de Luchi. Los chicos no querían hablar de lo que sucedió aquel viernes a la noche. Ellos estuvieron presentes el lunes X para pedir justicia sin la intención de recordar el momento de la tragedia, sino con la idea de compartir quién era Lucia, la joven maravillosa a quien le arrebataron la vida.

Imágenes del lunes 12 de octubre (Imagen: Instagram @azuacevedo)

La jornada fue extensa. Desde temprano hasta la noche, amigos y familia se manifestaron y marcharon de forma improvisada en pedido de justicia. El dolor, la tristeza, la bronca, la incomprensión e incredulidad se podían sentir a la distancia , nadie que apreciaba a Luchi podía entender como aquella hija, amiga, sobrina y prima, tuvo que morir injustamente de una forma tan cruel.

La noche de la explosión

Después de haber pasado tantos meses sin verse por la cuarentena, es lógico que las personas quieran reencontrarse, mas que nada los jóvenes que llevan mucho tiempo sin estar con sus amigos y su entorno. En San Miguel las cosas se habilitaron de a poco, y los últimos lugares en volver a abrir sus puertas fueron los bares, que aplicando las nuevas medidas de protocolo y seguridad podían recibir gente nuevamente .

El viernes 9 de octubre se convirtió en una fecha de la cual nadie que viva en el municipio de San Miguel se va a olvidar. Lucia costa fue con sus amigos del grupo de jóvenes de catedral (Dolores Bustamante, Franco Racca, Thiago Zadro, Agustin Diaz, Ivo Shmidt, Santino Diaco, Franco Perez y Rodrigo Cano) a un bar para pasar un buen rato, divertirse, compartir una cerveza y hamburguesas.

Básicamente Lucía fue a hacer lo que hace la mayoría de los jóvenes.

Ellos fueron a un lugar donde confiaban que iban a tener un buen servicio, pero el error de una mesera y la negligencia del dueño de ZAR causaron que una joven inocente muera y ocho jóvenes salgan lastimados.

La mesera se acercó a la mesa de los chicos con un bidón de 5 litros de alcohol para prender el centro de mesa que se llenaba con este liquido, pensando que estaba apagado cuando en realidad estaba bajo el fuego, tiro el líquido inflamable en el lugar donde estaba la llama bajita y provocó una explosión que le llegó a todos los que estaban en la mesa.

A Lucía, el fuego la tomó casi por completo.

Mientras los chicos de la mesa corrían desesperados, sacándose prendas para no quemarse, Lucia pedía a gritos que la ayuden porque el fuego la estaba consumiendo y no se podía apagar sola. El dueño del bar ante esa situación decidió salir primero el del lugar, hacer que todos salgan, incluso los amigos de Luchi que como podían trataban de ayudarla, apagando el fuego con ropa e intentando levantarla del piso, y la dejo adentro sola carbonizada prácticamente, recién estando afuera y como si no hubiese pasado nada, se llamó a los bomberos y a la ambulancia.

Con el 70% del cuerpo quemado, Luchi peleo y aguanto todo lo que pudo. Durante el traslado del hospital Larcade de San Miguel al hospital del quemado, sufrió dos infartos, pero el sábado a la mañana estando internada en la segunda clínica, ella no aguantó más y falleció.

Lucia tenía toda la vida por delante, con metas y sueños por cumplir. Los familiares ante la pérdida, decidieron comenzar de inmediato el pedido de justicia , por que la muerte fue causada por la irresponsabilidad de muchas personas, y por los chicos que fueron lastimados esa noche.

Folleto de la marcha por Lucia ( Imagen: Agustina Galarza)

Se organizó una marcha para el día miércoles, y todos aquellos que la conocieron o simpatizaron con lo que ocurrió se encargaron de difundir por todas la redes sociales este evento.

Frente a la catedral de San Miguel, se juntó una cantidad impensada de familiares, amigos, conocidos y personas que simplemente decidieron acercarse a marchar para pedir justicia. Días previos al miércoles, se pidió por redes sociales que esta marcha sea pacífica y en paz, que esto se lleve a cabo como Luchi hubiese querido.

La caminata que se realizó desde el centro de San Miguel hasta el bar Zar, estuvo acompañada de carteles, banderas, una murga y algo que era primordial para Lucia, la oración. Durante todo el trayecto que llevó la marcha se rezó un rosario y cuando llegaron finalmente al lugar de la tragedia, comenzó el momento de paz en el que todos pudieron despedirse de Luchi.

Imagen de la marcha tomada por un dron

El sonido de los bombos y el bullicio de la gente cesaron por un rato, para darle espacio al momento en el que los que la quisieron y conocieron, le dieran un regalo de despedida. Los amigos más cercanos de Luchi decidieron cantarle las canciones que más le gustaban, canciones de la iglesia, ese lugar en el que fue tan feliz. “ A tanto amor” era su canción favorita, todos cantaron fuerte la parte más emotiva “Se sintió caer pero así mismo no cayó y amo a pesar de que todo se oscureció” , en ese momento realmente no importaba si creias en Dios o no , la emoción y la piel de gallina eran inevitables, al ver a una madre llorar, un padre arrodillarse y cantar, jóvenes sufriendo la partida que realmente no podían entender, porque de un momento a otro y sin aviso perdieron a una amiga con la que proyectaban más tiempo del que en realidad tuvieron.

Lorena mama de Lucia prendiendo su vela (Imagen: Agustina Galarza)

“Todo el tiempo Luci estaba escuchando estas canciones que ahora son un regalo para mí”, recordó Lorena, su mamá, y lo compartió con todos los presentes en el lugar. El último adiós se basó en dejar una vela de luz led para convertir el lugar que causó tanto daño, en un santuario donde cada persona que pase va a conocer y recordar a Luchi por siempre.

¿Quién era Lucia Costa?

Luego de su fallecimiento oímos su nombre en diversas ocasiones , pero Lucía hizo cosas en vida que sin importar la corta edad en la que partió de este mundo, le dejó cosas maravillosas.

Realizó sus estudios en el colegio San José de Muñiz, fue allí donde por curiosidad hizo desafío, un retiro espiritual que marcó un antes y un después en su vida. A raíz de esa experiencia que vivió, incentivo a muchas personas a que la vivan y no le alcanzó simplemente con eso, quería hacer más . Se acercó al grupo de jóvenes de la catedral, donde expandió su fe y sus ganas de ayudar al prójimo, así la recuerdan muchos de sus amigos y familiares, siempre ayudando y preocupándose por el otro.

Luchi misionando en Polvorines (Imagen:Facebook justiciaporluci)
Luchi misionando en Polvorines (Imagen:Facebook justiciaporluci)

Ella era misionera y lo que más le gustaba era pasar tiempo con los nenes chiquitos, jugar con ellos. Donde Luchi iba, daba lo mejor de ella, ayudando y colaborando con lo que se necesite, no buscaba algo a cambio porque le alcanzaba con dar y hacer que otra persona pueda ser feliz.

Este pedido de justicia no es algo político, no es un capricho y mucho menos un pedido de plata, esto es el amor que sembró una joven en los corazones de mucha gente.

Lucia quizás hoy estaría viva, si las cosas se hubiesen manejado de otra forma, Argentina es un país en el que las tragedias que involucran fuego y jóvenes, no son sorpresa como el caso de cromañón o Kheyvis, dos tragedias que se podrían haber evitado, como lo que ocurrió en el bar ZAR. No se puede tener un centro de mesa con una llama de fuego en un lugar donde se venden bebidas alcohólicas y menos en el año en el cual toda persona que sale lleva consigo alcohol en gel.

Un lugar en donde no había salida de emergencia y ningún empleado con conocimientos acerca de qué hacer en una situación de incendio, mientras Luchi gritaba desesperada que la ayuden, Tato Oliviero, el dueño del bar, procuro salir y sacar a la gente, dejándola tirada y sola. Cuando le preguntaron a este hombre que había pasado, simplemente dijo que no había pasado nada tan grave, porque para él la muerte de una joven y las heridas graves de otros, no eran algo de qué preocuparse.

Hoy la familia de Lucia pide justicia, quieren que la muerte de Lucía no haya sido en vano. Ningún joven tendría que salir a divertirse con miedo. Y ningún padre debería sufrir que les arrebaten a sus hijos de esta forma.

Por Agustina Galarza

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