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La fecha

Julián Iñiguez
Relatos Urbanos
Published in
3 min readMar 29, 2023

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Durante años Juan intentó conocer el día exacto de su muerte. Exploró los conocimientos esotéricos como las cartas astrales, el espiritismo o nigromancia, el tarot y la numerología. También recurrió a herramientas tecnológicas como algoritmos matemáticos, modelos de predicción basados en sus genes y hasta preguntarle a ChatGPT-3. Intentó adquirir este conocimiento por todos los medios; aquellos que podían ser fácilmente encontrados en búsquedas en la web, así como los que solo eran accesibles en libros antiguos hallados en oscuros pasajes de pueblos fantasmales. Las promesas logradas a través de sus infructuosas pesquisas nunca pudieron satisfacer sus expectativas y fantasías. La vida pasaba y ese conocimiento parecía estar para siempre fuera de alcance y eso lo enfurecia profundamente. "¿Cómo convivir con la ignominia de la ignorancia más supina?" Este era su pensamiento recurrente, cada palabra de esa frase se le intrusaba en todas las acciones diarias, permitiéndole mínimos momentos de paz en medio de su desasosiego. ¿Deberia acaso considerar la salida estoica y optar por el suicidio? De esa manera el control sería absoluto, pero también lo sería la sensación de menosprecio por la propia capacidad intelectual al hacer uso de tales ardides y trampas al no poder alcanzar la Respuesta.
Como casi todo en la vida, la primera pista para saber la Fecha le llegó de casualidad mientras se afeitaba. Ese día había decidido deshacerse de la barba que, según le decían las pocas visitas a su hogar, lo avejentaba mucho. Durante meses se había recluido en su habitación de la casa que había heredado de sus padres y la tristeza y melancolía que lo había invadido lo había alejado de las mínimas costumbres de higiene y etiqueta que cualquier cultura moderna hubiera considerado no ya como correcta, sino saludable al menos. Sus dedos sucios de tinta de los libros leidos, su delgadez extrema producto del consumo minimo de calorias diarias, y sus pelos enmarañados y cubiertos de piojos y otros parásitos provocaron el espanto de sus ayudantes y amigos que al no tener noticias suyas acudieron a visitarlo. Por fin convencido por ellos de que debía abandonar la búsqueda de la Respuesta si deseaba vivir es que se dispuso a limpiarse ese día. Tomó un largo baño en su bañera, que había tenido que vaciar y volver a llenar con agua limpia varias veces hasta que el agua dejó de enturbiarse con el mínimo contacto de su piel. a continuación fue hacia el espejo y con unas tijeras procedió a cortar su melena y barba larga, descubriendo con esta acción un rostro demacrado que desde el reflejo lo miraba con ojos turbados. Cuando por fin estaba en el paso final, al pasar la rasuradora por su piel, la inspiración lo golpeó como un mazazo. Ahí en el espejo estaba su respuesta, LA RESPUESTA, aquella que había buscado por años por fin se revelaba. Un lunar. Un hermoso lunar en su papada. Un hermoso lunar sin forma ni bordes definidos. Un lunar supurante y caliente. El pasaje hacia un viaje de dolor, lleno de quimioterapia y rayos. Un viaje con un final y con una fecha. La Fecha. La Respuesta.

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Julián Iñiguez
Relatos Urbanos

Fracasé en stand up y en las historietas. Antes hacia radio. Ahora escribo. Estudiante de Psicología. Intelectualizo la empatia.