36 meses de una Reconciliación (I).

La Hojarasca cubana
El Cubano Libre
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4 min readDec 15, 2017

Por Asnay Rodríguez

El día 17 de diciembre del año 2014 el mundo se despertó con la noticia del “restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos”. Desde mi experiencia personal, viendo la cadena Telesur, aquella mañana de 2014 fue diferente, emotiva, cautivadora, se anunciaba el regreso a la patria de Gerardo, Ramón y Antonio, nombres que quizá puedan parecer habituales, pero encierran toda una historia de lucha en el país.

Aquella mañana me olvidé de mí, de mis clases, de la universidad en la que cursaba mi tercer año, llamé a amigos y familiares, y afirmándoles que ¡sí, ahora sí el rumbo del país va a ser distinto! Pensé en las luchas del pueblo cubano contra el bloqueo, pensé en Él cuando en profética frase afirmó que ¡VOLVERÁN! Pensé en las familias y amigos de ambas orillas, pensé en reunificaciones, pensé en cambios de política exterior, pensé en tantas cosas, que luego pensé en el Che y aquella frase de “al imperialismo, ni tantico así”.

Aquel 17 de diciembre, Barack Obama comenzaría un proceso de cambios de su política exterior con respecto a Cuba, pero las bases de la política nacionalista del Destino Manifiesto, y sus intenciones de “cambiar el sistema político de Cuba” se mantendrían.

Sin lugar a duda el momento más épico de todos fue la reunión entre ambos presidentes, con motivo de la celebración de la Cumbre de las Américas. Aquella ciudad panameña se convirtió en el lugar en que Cuba ratificó su postura, y aquellas palabras de Raúl cuando afirmó “disposición al diálogo respetuoso y a la convivencia civilizada entre ambos países” retumbaron en mi cabeza, y enseguida pensé ¿cómo podría Cuba continuar comportándose de manera civilizada ante tantos ataques perpetrados contra su integridad?, pero recordé que la diplomacia existe, aunque mi carácter no me permita aplicarla.

Foto tomada de Internet.

El primer avance real se da cuando, en mayo de 2015, ¡al fin! Cuba sale de la famosa y nunca bien ponderada lista negra, aquella de países patrocinadores del terrorismo. Ahora yo me pregunto, si muchos medios de comunicación de la ultraderecha, y el propio gobierno estadounidense han calificado la situación económica de Cuba como “crítica”, ¿de dónde Cuba va a sacar armamento, municiones, mercancías u otro tipo de artilugios para patrocinar grupos terroristas? ¿No será que todo este tiempo se han estado mirando en un espejo, y le quieren achacar a Cuba todo lo que ellos han construido o destruido en el planeta?

Llegaría el verano, un verano diferente, un verano donde se podía observar en cada esquina una bandera cubana junto a una estadounidense, pues oficialmente se establecería una embajada del vecino norteño en la Isla. Aquel verano tendría un sabor agridulce, por un lado, claro que la instauración de una embajada estadounidense podría traer beneficios, sobre todo a aquellos cubanos interesados en viajar de manera legal y regular a ese país; pero, por otra parte, me dio algo de suspicacia, y pensé en aquel discurso del líder indígena Evo Morales, donde afirmaba “solo no hay golpe de estado en EEUU porque no hay una embajada de EEUU ahí”, y pensé en el futuro de mi país, me dolieron aquellos pensamientos, y me dije a mí misma que lo que vendría sería peor, dejaríamos el garrote por la zanahoria, pero lo recibiríamos de la misma mano.

Entre idas y venidas llega el 2016 y la visita del primer presidente norteamericano a la Isla desde 1928, su aparición en un restaurante privado de Centro Habana, su encuentro con el cardenal Jaime Ortega en la Catedral de La Habana, su visita a la Plaza de Armas en su recorrido por la Habana Vieja, su participación en el juego de béisbol Cuba vs Tampa Bay; pero lo que nunca me esperé fue que realizara una ofrenda floral a nuestro apóstol, y ¡menos! su participación en el programa más visto de la TV cubana.

Foto tomada de Internet.

Aquello echó a andar mi imaginación sociológica, y comencé a sospechar que quizás, tan solo quizás, aquello podría tratarse de un caso de “manipulación a las masas”, su contacto con el pueblo cubano fue cercano pero irreal, al menos es mi opinión.

¡Llegó el otoño! y con él se renueva mi esperanza en que por fin la ONU se llene de valor y le exija al gobierno estadounidense levantar el BLOQUEO contra Cuba. Y estaba allí, quieta aquel miércoles, y vi que, por primera vez en 25 votaciones, aquella delegación estadounidense se abstuvo, y con ellos, como es de esperar, su séquito israelí.

Y entonces comenzaron las especulaciones, una campaña presidencial en el vecindario del norte me quitaría las esperanzas que me entraron en el 2014. Por un lado, un ultranacionalista y ultraderechista (que nadie daba por ganador), empeñado en levantar acusaciones contra todo grupo étnico o religioso; y por otro, una ex-primera dama, Secretaria de Estado, senadora…, en fin, con una amplia carrera política, y que, en mi opinión, de los dos males era el preferible.

¡Pero no! “América” lo hizo otra vez y me decepcionó, resultó ganador aquel empresario, multimillonario, cuyo único sueño frustrado era el de ser presidente, y lo logró.

Foto tomada de Internet.

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