La Cuba “próspera” de los años 50 (I)

Redacción La Hojarasca cubana.

La Hojarasca cubana
El Cubano Libre
5 min readFeb 2, 2018

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Avenida Carlos III, La Habana, Cuba. Década 1950.

Desde 1902, la República de Cuba estuvo influenciada por el Estados Unidos desde el punto de vista económico, político, social y militar. Todo este periodo republicano estuvo preñado de corrupciones administrativas amparadas por los gobernantes de la época que fueron sumergiendo al país en una profunda crisis económica.

Concluida la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. aplicó su política de “contención” contra su principal oponente, la URSS. Con ello, se proponían “limitar la expansión del comunismo”, utilizando a los países del tercer mundo como escenarios de disputa, fundamentalmente en un continente considerado como su “área de influencia”.

En el orden político ejecutó de forma aleatoria el intervencionismo (Gran Garrote) en los países que no respondieron a sus intereses o donde apreciaban la “penetración del comunismo”, materializándose con apoyo o reconocimiento de los Estados Unidos 15 Golpes de Estados en América Latina desde 1945 hasta 1960. Durante esta etapa también se ampliaron las bases militares en el continente como evidente muestra de dominio en todas las esferas.

Vea también “Bases militares de Estados Unidos en LatinoAmérica.

Todo esto reforzó la penetración en las débiles economías de nuestros países y deformó sus bases económicas. Los convirtieron en productores de materias primas semielaboradas, permitiendo a los norteamericanos satisfacer su expansión y dominio en el continente. Cuba no escapó de esto, por el contrario, fue uno de sus principales objetos de dominación. La economía cubana, al igual que las del resto de América Latina, estuvo caracterizada en esta etapa por la deformación estructural, típica de las neocolonias del siglo XX.

Nuestra isla, debido a su posición geográfica a las puertas del Golfo de México, su clima generoso y las posibilidades económicas que brinda, ha sido considerada como una joya preciada para las potencias, principalmente los vecinos del norte, quienes como resultado de su expansión, siempre pretendieron la anexión u ocupación del país.

En aras de resolver la decadencia económica que se hacía visible entrada la quinta década, el presidente Carlos Prío Socarrás solicitó que se enviara a Cuba un grupo de expertos norteamericanos. Una comisión de 17 economistas, encabezada por Francis Adams Truslow, arribó para estudiar los problemas de la economía y aconsejar las medidas “adecuadas” para resolverlos, emitiendo un documento conclusivo conocido como “Informe Truslow”, que reflejó el atraso económico y técnico que sufría Cuba, sin ahondar en las causas fundamentales de ese fenómeno.

Entre las medidas fundamentales propusieron ampliar y diversificar la economía hacia otros productos y ramas, es decir, depender menos del azúcar, ampliar las industrias derivadas de este producto, estimular el turismo, mejorar las vías de comunicación, hacer reformas presupuestarias y tributarias.

Estas acciones perseguían contribuir a sanear la administración y mejorar la eficiencia económica, pero se mostraban opuestas a proyectos como el desarrollo de la producción de acero o fomentar cualquier industria que no ofreciera incentivos a los capitales norteamericanos, o pudiera representarle una competencia, en tanto no se plantearon medidas fundamentales como la realización de una reforma agraria, la diversificación de la producción y el desarrollo de la industria nacional, la creación de una marina mercante nacional, la búsqueda de nuevos y ventajosos mercados internacionales.

Calle Infanta y 23, Vedado, La Habana, Cuba. década del 50.

El gobierno de EE.UU. creó una ilusión de prosperidad que le permitió esconder su penetración cada vez mayor en la economía cubana, orientada a dos objetivos: convertir a Cuba en una fuente de materias primas barata y utilizarla como amplio mercado para sus manufacturas. Estos objetivos explican su política económica hacia la isla, amparado por la intromisión en los asuntos internos para garantizar gobernantes que respondiesen a sus intereses de expansión.

Según análisis y estadísticas de la economía cubana de los años 50, se evidencia que las principales problemáticas impuestas radicaban en:

- Monoproducción y Monoexportación: Cuba era un país altamente dependiente del azúcar, representando esta el 62,4% de la exportación total del país en el periodo de 1934 hasta 1958. Para la década de 1950 EE.UU. contaba con inversiones en Cuba, cuyo valor oscilaba sobre los mil millones de dólares, ocupando el tercer lugar en el continente, solo superado por Venezuela y Brasil. Estas inversiones controlaban el 40% de la producción azucarera del país y el 23% de la no azucarera.

Para controlar la Isla se necesitaba dominar básicamente su agricultura, en especial la cañera. A sabiendas de esto, las empresas norteamericanas controlaban el 25% de las mejores tierras cultivables, donde radicaban los quince mayores latifundios y poseían los 36 mejores centrales azucareros, de los 161 con que contaba el país. La industria azucarera ocupaba, aproximadamente, la quinta parte de las tierras del país y daba ocupación al 15% de la fuerza de trabajo, creando otro problema social

Los otros productos exportables eran de las mismas características que el azúcar, aunque su proporción no pasaba del 20% en total: tabaco (principalmente en rama), café (sólo ocasionalmente dada la pequeña producción), cobre, manganeso sin elaborar y, algo más tarde, níquel semielaborado.

- Monomercado y Plurimportador. Si la dependencia al azúcar lastró la economía, también lo hicieron las exportaciones e importaciones mayoritariamente hacia y desde los Estados Unidos. Estas representaron en el periodo más del 70% del vínculo comercial de Cuba con el mundo. El comercio con los vecinos del norte absorbía, aproximadamente, un 80% de las exportaciones –mayoritariamente de productos semielaborados- y un 75% de las importaciones. Además se desarrollaba en condiciones muy desventajosas para Cuba, calculando la pérdida, en los últimos 10 años anteriores a 1959, en unos mil millones de dólares.

Todo ello llevó al estancamiento de la economía, hecha para satisfacer el crecimiento del mercado norteamericano a costa del pueblo cubano, teniendo mayor impacto negativo en las clases más bajas de la sociedad.

Lea próximamente La Cuba “próspera” de los años 50 (II).

Construcción de la Biblioteca Nacional “José Martí”.

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