La Cuerda
Por Miguel Cruz
El terrible anuncio de la llegada del asteroide se confirmó: pánico, llantos, desesperanza. Vino el responsable de la evacuación y dejó clara las instrucciones para todos: solo una maleta, un pequeño bulto, lo demás no cabe.
Arriba, a unos miles de metros de altura se podía ver, como un pepino oscuro y brilloso, la nave a la cual llamaron ARCA. Todos de prisa; algunos asidos a unas fotos antiguas; otros apenas algo de ropa y un poco de bebidas o un pastel; lo demás, cargan sus joyas; los hay que llevan música y café.
Falta Samuel, el más pequeño, no sabe qué llevar y apresurado corre a la habitación y vuelve feliz con una cuerda larga y un ganchillo: ¿Para qué eso Samuel?, pregunta el padre, el niño piensa y dice feliz: Me llevaré la Luna de remolque, si todo se va a perder al menos que se salven las poesías.