PRÓLOGO EN UN HOMBRE

Por Vasily M. P.

La Hojarasca cubana
El Cubano Libre
5 min readMay 24, 2018

--

Perdió el conocimiento cuando le arrancaron las uñas de los pies con
una pinza,

-tú verás como lo dices todo!

lo tenían amarrado a una silla, la cabeza ladeada y un hilo de sangre corría por el cuello.

-así de fácil vas a hablar!

y entendía que le estaban preguntando por él, del que jamás hablaría y mucho menos a ellos. Con un jarro de agua fría lo rehabilitaron, le pareció que finalmente iba a morir. Un golpe en la cabeza con un bastón de madera lo aturdió aún más.

-empieza por decir quién es el líder y dónde lo podemos encontrar!

y sabía que el verdadero líder iba creciendo dentro de sí, acompañado por una sensación de bienestar aunque pareciera absurdo. Tuvo que sacrificar
mucho tiempo de estar sin su hijo, sin darle el calor de hombre a su
esposa, sin ofrecerle noticias suyas a la madre con tal de seguir
conspirando en secreto, era un hombre inteligente, y los hombres así
son mártires, o son redentores que acaso es lo mismo.

Imagen tomada de Internet

Otro golpe en la cabeza, náuseas, como cuando supo por una carta de la madre que el niño había enfermado y querían llevarlo a otro país, bajo otro clima, para tratar de salvarle la vida, y no tenían dinero para el viaje y le
imploraban que les mandase algo de lo que ganaba, pero siquiera le
alcanzaba para masticar un bocado de comida al día. Todo iba a parar a la Causa que siempre le pareció más importante y más urgente.

-Vamos dilo!

Y era como si todos aquellos años de preparación, escribiendo artículos, panfletos y discursos lo hubieran convertido en un hombre pleno, dispuesto a soportar las incomprensiones de su propia familia, incluso de aquellos por quienes se inmolaba.

-Pues si no hablas vamos a estrenar un nuevo juguete!

Por eso aquel momento le parecía un juego de niños — adultos, un juego de «a ver quién se muere primero», y tenía la convicción de que la muerte no era real, que uno es por lo que uno mismo cree que es, lo demás, es sólo nadería, y es la Causa el comienzo y final de todas las cosas vivas, había que persistir en el silencio.

Él lo había asimilado muy bien, lo levantaron entre dos y le quitaron el pantalón, su cuerpo parecía de papel, después volvieron a tirarle agua fría, sintió que otros pies lo estaban sosteniendo, supuso que así se sentirían todos los que tuvieran el conocimiento total de sí mismos, entendería entonces el valor de la resistencia y supuso que le brotaba de las entrañas de él, agradeció saberlo. Sacaron una fuente de energía y unos cables que terminaban en sendos electrodos.

-ahora vas a hablar hasta por los codos!

Pero no hablaría y en lugar de palabras, de su mente brotarían luciérnagas fabulosas y se vería por fin libre, ajeno a la voluntad de los hombres, siguió
sintiendo que él se movía dentro de sí y durante un segundo presintió que estaba a punto de alcanzar su propio corazón, pero no para devorarlo de una dentellada, sino para acariciarlo, y con un beso, infundirle la fuerza que necesitaba para resistir, estaba casi convencido de que no podría soportar mucho. Se le escapó una sonrisa, él le había hecho cosquillas en una arteria.

-pero te ríes hijoputa!

Los electrodos se pegaron a su carne, la corriente eléctrica fluyó como las aguas de un río, las luciérnagas se multiplicaron. Acada sacudida el cuerpo de él se despertaba con más viveza, convirtiendo el odio en una fuente de energía mucho más poderosa. Por un momento creyó que todo estaba bien, que terminarían de matarlo con otra descarga, y como no sabía que iba a ocurrir con él después de sobrevenir la muerte, se empezó a preocupar,

¿te gusta?, preguntaron. Dejaron de pasarle corriente, le echaron otro cubo con agua pero esta vez caliente, ahora el mundo se volvió más pesado y lo estaban tiñendo de rojo.

No habla, ¿qué hacemos?

Un golpe en la cara, otro en la boca, en los labios que habían besado su tierra el día del desembarco, después de tantos años de no ver sus lomas, sus piedras y su verdadera vida, los mismos labios, ahora llenos de sangre, que habían hecho feliz a todos los que lo amaron, a aquellos que habían aprendido a querer el origen, los labios casi extintos que tantas veces habían rozado a la muerte, sentiría que él estaba moviéndose por sus hombros, le daba cosquillas, pero apenas tuvo fuerzas para reírse.

Escuchó en la lejanía el canto de un jilguero, adivinó un tomeguín,
también, encima de una Ceiba, y casi pudo oler el río que corría
vertiginoso entre las piedras, sus torturadores irían a coger un
descanso para fumar y beberse unas cervezas. Como le hubiese gustado
fumar, ver a su familia, el niño ya estaría grande, ¿diez años?,
quizás más, le habría gustado llevarlo a pasear sobre sus hombros, y
besar a su esposa, hacerle entender el por qué de la distancia, del
vacío en el lado izquierdo de la cama, ella seguiría sin entenderlo,
pero todo sería, en ese instante, más persuasivo, y volver a sentarse
en su escritorio, entre sus libros, para terminar de componer la
guerra que llevaría a término la Causa.

Tuvo, apenas, fuerzas para alzar la quijada y mirar la habitación toda borrosa, en penumbras, manchada de rojo y de mugre, unas rejas y la semipenumbra otra vez, como consuelo, estúpidos, dijo, no saben lo que hacen, y sintió que
él andaba por entre sus ojos, casi podía sentirlo hurgando entre sus párpados como si quisiera salir, como si fuera el momento adecuado, sin que pudiera evitarlo, sintiéndolo en los oídos, su cabeza se quedó colgando, las manos cayeron como dos tiras de papel, y la sangre marcaba el compás fúnebre, antes de que regresaran los otros, su carne se fue agrietando, de los ojos surgieron otros ojos, el momento había llegado, como si todo el tiempo de sigilo y cuidado, de ocultación y peligros inminentes, fueran sólo la gestación de este instante mágico, aunque no lo comprobaría nunca, de su cabeza surgió otra cabeza, de sus brazos otros brazos, como si todo él fuese un capullo.

La piel desecha iba cayendo a contratiempo, apenas cenizas del martirio,
segundo a segundo, para cuando llegaron los torturadores, el inmenso
caimán los esperaba con las fauces abiertas y dispuesto a todo.

Imagen tomada de Internet

--

--