Cuando el pop era seguro (II)
7 álbumes para superar la adolescencia
O extenderla en la adultez
La adolescencia es un término difuso tanto como el concepto «álbum» cuando las aproximaciones musicales descritas a continuación corresponden a un tiempo en el que el objeto llamado «disco» daba paso al casete como el divulgador de lo que no sonaba en la radio pero aparecía en cintas de VHS que recogían clips de MTV.
Tal como estaba estipulado en los noventas, la primera escucha de un grupo o un artista surgió del préstamo de un casete. La pasta estaba en crisis además de ser objeto para mayores. El CD era costoso. Para los jóvenes aficionados, el Walkman era un aparato sofisticado, demasiado atractivo para exhibirlo en las calles. La grabadora doble casete era el objeto aspiracional de un año de trabajo para miles de trabajadores. El mastodóntico equipo de sonido —por lo general con siglas como JVC, RCA o el infaltable SONY— reservado para melómanos o familias, compitió con el televisor y el beta por la jerarquía de la sala y los adornos de mesa entre las décadas de los setentas a los noventas; para muchos, su importancia estuvo en la potencia de salida con la que fueron amenizados bailes de fines de semana, cumpleaños, bautizos, matrimonios y hasta velorios. Después llegaría el deck para reproducir CD con lo que el panorama cambiaría nuevamente.
Sin embargo, los aficionados escuchamos casi todo en cintas por lo que la fiebre por los aparatos nos traía sin cuidado. Para sorpresa de la vieja guardia, nuestro impulso coleccionista no estaba en la vereda del objeto sino en la intangible de la enciclopedia. Acumulábamos e intercambiábamos cassettes. Copias de copias pasaron de mano en mano durante el final de siglo. Respaldado por el boca a boca o sugerencia de algún amigo mejor informado, el criterio de los aficionados al grunge y al rock and roll en Cali, 1990, fue construido en la reproducción imparable de cintas.
Esta es una lista de casetes, pocas pastas, algunos CD. Al entrar en materia, no hay una distancia clara entre adolescencia y adultez. Pasar en limpio los gustos adquiridos tiene un punto snob irrenunciable: apenas surgió la lista, otros grupos o artistas aparecieron, por lo que el criterio sentimental recordó que la autobiografía es un ejercicio indulgente cuya virtud consiste en fijar las limitaciones del individuo. Tal y como glosar estos «álbumes» supone en la era del streaming. La adolescencia fue confusa, la adultez lo es más. Sin embargo, estas obras amplían el sentido de la vida. De cualquier vida.
Ese es el poder de la música. Y también su embrujo.
‘Abbey Road’, The Beatles (1969)
¿Beatles o Stones? Sin ambages. Mientras unos preguntaban por su identidad sexual, otros debimos definir de qué lado, musicalmente, nos encontrábamos. Si elegías Stones, tendrías sexo, drogas, rock and roll; por el contrario, si ibas Beatles, tendrías amor y paz. Era un mito, pero lo creímos. Todos los caminos conducen a la tríada pop del siglo XX.
Hubo ediciones cuyo tracklist fue modificado para dar visibilidad a las canciones de Paul y George. Quienes conseguimos un original estábamos en el lado correcto de la historia: el lado A cerraba con I Want You, el B con Her Majesty. Durante el viaje, Something y Octopus's Garden. Los Fab Four en modo deidad. Quién lo creyera, era 1969.
‘Canción animal’, Soda Stereo (1990)
El mejor valorado de su discografía por la gema De música ligera da la impresión de un grupo pop al que el éxito cogió de sorpresa. Un One Hit Wonder en toda regla. Sin embargo, Soda Stereo esperaba ese pelotazo desde Doble vida, ese sí su mejor álbum pero poco favorecido por la divulgación de la radiofórmula ochentera. Canción animal respetaba el tracklist propuesto por la banda. La cinta estaba rayada por las reproducciones inmisericordes de la final del lado A Sueles dejarme solo, y las dos consecutivas del B Hombre al agua y Entre caníbales —esta última la canción perfecta del rock en español. Era 1990 en América Latina.
‘Kind of Blue’, Miles Davis (1959)
La puerta de entrada al jazz. El tiquete al cielo sonoro. Un parteaguas. La pregunta clásica ¿dónde estabas cuándo…? ajusta para la audición de esta obra. El CD, edición Legacy de Columbia, rojo, con material fotográfico en blanco y negro, cumplía con lo que prometía: escuchar la versión original y una toma alternativa a la velocidad adecuada con la que Miles y su combo grabaron en 1959. Ir al cielo y volver a la tierra para tararear, de memoria, All blues hasta el final de tus días.
‘The Dark Side of the Moon’, Pink Floyd (1973)
Hecho para permanecer hasta el final de los tiempos o para entablar conversaciones con los Trisolarianos, muchos tuvimos la oportunidad de escuchar el CD en los primeros meses de los noventas. La banda, sin Waters, había transmitido conciertos por televisión a escala mundial durante la segunda mitad de los ochentas, sin interpretar esta obra. Habría que esperar hasta Pulse, con ese disco extra, para que Gilmour, Wright y Mason, dieran el salto. Sin embargo, la posteridad fue alcanzada en 1973. Para muchos, Clare Torry en The Great Gig in the Sky, fue su iniciación sexual; para otros, la locura de Any Colour You Like y Brain Damage.
‘Re’, Café Tacvba (1994)
59 minutos de color y baile. Re arrancó donde los demás terminaron: por el reconocimiento de la diversidad latinoamericana. Ningún político, ningún populismo, ninguna ideología, alcanzará el impacto que Café Tacvba logró en el imaginario latinoamericano. Por primera vez todos y todas nos sentimos orgullosos de ser latinos. Hasta el sol de hoy.
Cualquier compilado ‘pirata’
Esta lista queda incompleta sin un homenaje a los compilados piratas aún disponibles en mercadillos o discotecas particulares. Todos cumplieron la función de entrada para conocer, o rechazar, a cientos de grupos y artistas. En el caso de los conciertos, este homenaje es más significativo: los piratas llegaron hasta la consola para grabar el directo antes que las emisoras, tal vez ingenuamente, abrieran la señal para su audiencia con lo que promovieron una piratería doméstica, la de casetes pasados de mano en mano con el registro. En Colombia, entre 1987 a 1992, fueron radiados desde Guns and Roses hasta los ídolos mexicanos de telenovela. En el caso personal, el primer concierto de Soda Stereo en 1988 vale un Everest. Los compilados piratas son un tesoro para coleccionistas, siempre guardados bajo llave.
‘The Freewheelin’, Bob Dylan (1963)
Hacer que todo parezca fácil, colgarse una guitarra y dejar el hogar. 21 años de esto. Este disco es el culpable.
Lado B: 30 excluidos
Estos excluidos surgieron a la par de los canónicos —de la lista definitiva salieron 3 reseñados acá abajo—. Están presentes y cuentan con otro embrujo más: tal vez hayan sido descubiertos tarde en la línea temporal, pero su encanto radica en que siempre estuvieron allí… tan solo bastaba buscarlos.
En estricto desorden.
Exile on Main Street, The Rolling Stones
Bold as Love, Jimi Hendrix
Vol.1, Led Zeppelin
A Love Supreme, John Coltrane
Straight No Chaser, Thelonious Monk
Hail to the Thief, Radiohead
Vitalogy, Pearl Jam
Unplugged, Nirvana
Unplugged, Charly García
The Complete Verve Songbook, Ella Fitzgerald
Todo de Frank Sinatra
Materia oscura, Parade
Children of the Grave, Black Sabbath
From the Grave, Eric Clapton
Use Your Illusion I, Guns and Roses
Unplugged, Kiss
Nothing Like the Sun, Sting
Discography, Pet Shop Boys
Thriller, Michael Jackson
Listen Without Prejudice Vol. I, George Michael
True Blue, Madonna
Achtung Baby, U2
No Quarter, Jimmy Page y Robert Plant
Songs from the Big Chair, Tears for Fears
Made in the Dark, Hot Chip
This is Happening, LCD Soundsystem
Demon Days, Gorillaz
The Fragile, Nine Inch Nails
Alta suciedad, Andrés Calamaro
When It Falls, Zero 7
La serie «Cuando el pop era seguro» es texto literario tanto como exposición de motivos para el rock de América Latina durante la década de los noventa.
Abajo encuentre su primera salida, publicada en Cuepoint en español.
Una reseña sobre la visita de Radiohead a Colombia durante su gira latinoamericana de 2018, publicada en EÑES.
Para concluir, una reseña literaria sobre Dylan, ganador flamante del Nobel de literatura en 2016, publicada en Medium en español.
