Quincy Jones, «‘Giant Steps’», Slonimsky y John Coltrane

Mirian Arbalejo («Missingduke»)
Cuepoint en español
5 min readFeb 20, 2018
Quincy Jones fotografiado en 2008 (© Glenn Francis, www.PacificProDigital.com)

Supongo que ya todos los presentes están enterados de las tres entrevistas a Quincy Jones que se han publicado en menos de dos semanas. Si no es así (o simplemente os apetece repasarlas) no dejéis de leerlas (por ahora solo en inglés).

La primera y la tercera han sido publicadas en las ediciones estadounidense y británica de GQ (el 29 de enero y 10 de febrero). La segunda entrevista (del 7 de febrero) la encontraréis en la revista Vulture. Esta última tiene la clave para la razón de ser de este artículo que estáis leyendo.

Evidentemente, el material que se ofrece en entrevistas tan extensas a una personalidad locuaz y con tal bagaje musical y vital como Quincy Jones no podía pasar inadvertido. El productor, compositor, arreglista, intérprete, etc., etc., etc., ha estado y sigue estando a sus casi 85 años en todos los saraos imaginables y, lo que es aún mejor para nosotros como lectores, en los inimaginables. En ese sentido la entrevista más completa es la que corresponde a la larga charla con David Marchese en Vulture. Desde sus andanzas con Charlie Parker, Ray Charles, Frank Sinatra o Marlon Brando hasta cómo se libró de formar parte de uno de los episodios más espeluznantes de la historia de EE. UU.: estaba invitado a cenar en la casa de su vecina, Sharon Tate, la noche en la que la familia Manson asesinó a todos los comensales (incluyendo al peluquero de Jones, con el que había estado charlando ese mismo día).

Si con la entrevista de Vulture se quemó el nivel VI de Troya, la de GQ se encargó del resto de los niveles. Pero son las conclusiones sacadas de sus declaraciones las que han hecho arder todos los palacios micénicos.

‘A cutaway acoustic guitar in flames against a black background’ —Dark Rider en Unsplash

Y es que entre los internautas se dudaba enfáticamente de, básicamente, todos los hechos que aportaban las declaraciones de Quincy Jones (vamos acercándonos al porqué de este texto). Poco a poco se ha ido comprobando que no mentía. ¿Que Marlon Brando mantenía relaciones sexuales con todos y todo cuanto se le antojaba, incluyendo el actor Richard Pryor…? ¡Imposible!

… Hasta que la viuda de Pryor confirmó que era cierto.

Uno de los grandes revuelos se formó en torno a las declaraciones de Jones sobre su primer encuentro con los Beatles. Eran unos chavalines, McCartney contaba con apenas 21 años y al entrevistado le parecieron unos instrumentistas horribles. Claro está, miles de fans han puesto el grito en el cielo. Pero hay que tener en cuenta que hablamos de los comienzos del grupo, y la opinión la da alguien que había estado rodeado por gente como Charlie Parker, Count Basie, Ray Charles, Gillespie, Mingus (y había presenciado, por ejemplo, la grabación de Kind Of Blue). De todos los dones musicales que tenían los Beatles, el virtuosismo en su instrumento no era el destacable y, además, tampoco lo necesitaban.

Llama la atención que el enfoque de los lectores haya recaído en estas cuestiones cuando, al ir confirmando ciertas revelaciones (excepto la de la muerte de Kennedy, claro está, aunque ahí lo deja Jones) era inevitable que aficionados y profesionales del jazz nos centráramos en sus declaraciones acerca de «Giant Steps», el mítico tema de John Coltrane, que atribuye a un ejercicio que aparece al comienzo del libro Thesaurus of Scales and Melodic Patterns, de Nicolas Slonimsky.

Es conocida la dedicación de Coltrane a este libro y, tal y como se dice en la entrevista, era habitual ver al saxofonista cargar el libro ya desgastado por doquier.

‘Thesaurus of Scales and Melodic Patterns’, de Nicolas Slonimsky (1947)

Pero de ahí a asegurar que «Giant Steps» es de Slonimsky hay un trecho. Sin embargo, visto lo visto, la curiosidad nos pudo y un grupo de personas hemos estado investigando sobre ello. Aquí os dejo varias conclusiones:

Slonimsky publicó Thesaurus of Scales and Melodic Patterns doce años antes de la composición de «Giant Steps» (el tema; el disco se publicó al año siguiente, 1960).

En este punto del siglo XX las visiones intrépidas de armonía no eran nuevas en música ni mucho menos en jazz. El asunto va más enfocado a la teoría y práctica musical que obsesionaba a Coltrane, buscando todos los modelos de escalas posibles. Y este estudio llevó a lo que hoy conocemos como los Coltrane Changes (o «Cambios Coltrane»).

Estas progresiones evolucionaron a lo largo de sus composiciones: desde «Countdown» (basado en el «Tune up» de Miles Davis) a «Giant Steps» (con los mismos ejes tonales).

Se había conjeturado con el origen de esta secuencia mítica de Coltrane, sobre la posible influencia de Slonimsky; lo que estamos confirmando ahora es que la segunda parte de la melodía de «Giant Steps» coincide con una de las primeras armonizaciones que aparecen en el manual de Slonimsky que Coltrane tanto había practicado. La secuencia melódica es precisamente la que aparece en el ejemplo al comienzo del libro.

La composición de Coltrane abarca, claro está, mucho más que estos acordes de Slonimsky, pero desde el punto de vista de la historia de la música es un dato realmente revelador, que nos hace meditar —una vez más— sobre el valor de la inquietud en el músico, la práctica constante, la formación más allá de las titulaciones, la curiosidad… ¿Tendríamos «Giant Steps» sin la dedicación de John Coltrane y su compromiso personal con lo que hacía? ¿Sin esa relación con un libro editado en 1947? No puedo contestar a eso y tampoco quiero hacerlo porque realmente lo que más importa en este asunto son las preguntas.

© del texto: Mirian Arbalejo

Publicado originalmente por Mirian Arbalejo en www.missingduke.com

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Mirian Arbalejo («Missingduke»)
Cuepoint en español

Escribo. Jazz Critic. Jazz Popularizer. Classical Philologist. Dave Liebman said my work is ‘really great, top level’, so I burned my C.V. www.missingduke.com