Sombreros fuera

Adrián Viéitez
Cultura Compostimes
3 min readJan 9, 2015

Joe Cocker no fue un músico al uso. No formó un grupo ni siguió una trayectoria estructurada. Su estilo era difícilmente definible, pero su porte y su voz, sin embargo, eran indiscutibles. Cuando sonaba Cocker de fondo en cualquier bar, el ambiente automáticamente adquiría aquella densidad propia de su voz rasgada, casi pedregosa, que arañaba con fuerza las cuerdas vocales y salía despedida a través de su expresión dolorida, sentida hacia dentro y sin reproche alguno.

The Sheffield Soul Shouter era como conocían, dentro y fuera del gremio musical, a aquel vagabundo inalterable procedente de las entrañas de Inglaterra. Y es que Joe Cocker se ganó su pseudónimo desde sus comienzos. Nacido en la obvia Sheffield en 1944, arrancó en la música antes de cumplir la veintena versionando, una y otra vez, a sus idolatrados y contemporáneos Beatles, cuando éstos todavía se hallaban en su máximo apogeo. Así comenzó el éxito de Cocker, reescribiendo los triunfos de otros y haciéndolos suyos de una forma tan evidente que a nadie se le habría ocurrido tildarlo de falto de originalidad. Conocida de sobra es su extraordinaria versión de With a little help from my friends, uno de los clásicos temas de los Fab Four, perteneciente al álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.

Cocker cantó desde su alma libre (Foto: El Espectador).

En 1969, siendo todavía un joven intérprete de 25 años, tomó parte en el ya mítico festival de Woodstock, en el que obtuvo un alto reconocimiento cantando, entre otras, la clásica Delta Lady escrita por Leon Russell, canción que a la postre se convertiría en uno de sus más grandes éxitos. Tras Woodstock, la popularidad de Cocker se disparó, acarreando consigo lo que, a menudo, brinda la fama a sus poseedores: cierto grado de tragedia. Joe Cocker vivió serios problemas de drogadicción y alcoholismo en la década de los 70, lo que le hizo sumirse en una etapa de cierta decadencia creativa.

Sin embargo, el golpe definitivo sobre la mesa y lo que finalmente lo catapultaría al estrellato fueron los 80. Los años 80 de Joe Cocker. Con sus adicciones superadas en gran medida, el músico británico regresó a los escenarios y lo hizo sumando éxito tras éxito. Suyas son canciones tan reconocidas como Up where we belong, ganadora del Oscar a mejor canción por su inclusión en la cinta Oficial y caballero protagonizada por Richard Gere o You can leave your hat on, también banda sonora de la película Nueve semanas y media liderada por Mickey Rourke y Kim Basinger. Además, otros temas como Unchain my heart o You are so beautiful pertenecen ya de facto a la cultura popular.

Su adiós no es más que la reivindicación de su estilo (Foto: Changoonga).

Cocker brilló, de forma usual, alejado de los focos. Pese a su personalidad extrovertida y al alto grado de carisma que exhibía sobre el escenario, no fueron demasiadas las giras en las que se vio implicado a lo largo de su trayectoria. En lugar de ello, siempre prefirió poner la voz al brillo de otros, acompañar con su voz raída e inconfundible momentos clave en la historia del cine y convertirse en leyenda sin necesidad de pretenderlo.

El pasado 22 de diciembre de 2014, Joe Cocker fallecía en su casa de Colorado, lejos del Sheffield que lo vio nacer y brillar, víctima de un cáncer de pulmón que fue su compañero de fatigas durante sus últimos años. El año que acaba de terminar se cobró con Cocker a su última víctima. Fue el último gran artista que nos abandonó antes de cerrar un ya viejo ciclo. Y, pese a que a lo largo de su vida siempre nos pidió que nos dejásemos el sombrero puesto, hoy, sin duda alguna, toca quitárnoslo.

Originally published at compostimes.com, 06–01–2015.

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Adrián Viéitez
Cultura Compostimes

Iba a escribir una mierda posmoderna pero me tuve que ir a cagar.