Distintos lectores, distintas lecturas

Individualización de la lectura. De Montaigne a Saramago

Enrique Villalba
Cultura escrita
Published in
2 min readMar 31, 2015

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Montaigne constata que cada cual puede leer de manera distinta la misma obra:

Yo he leído en Tito Livio cien cosas que otro no ha leído. Plutarco ha leído cien aparte de las que yo he sabido leer y aparte, acaso, de lo que el autor había registrado (i, 25).

Es más, parece incitar al lector a interpretar Los ensayos por su cuenta y riesgo:

El lector capaz descubre a menudo en los escritos ajenos otras perfecciones que las que el autor ha puesto y advertido en ellos, y les presta sentidos y aspectos más ricos (i, 23).

Michel de Montaigne, Los ensayos (según la edición de 1595 de Marie de Gournay), con prólogo de Antoine Compagnon, Barcelona: Acantilado, 2009.

De otro modo, José Saramago describe, con certeza literaria, cómo cada lector debe intentar llegar a su propia orilla:

Tendrás, entonces, que leer de otra manera, Cómo, No sirve la misma para todos, cada uno inventa la suya, la que le sea propia, hay quien lleva la vida entera leyendo sin haber conseguido nunca ir más allá de la lectura, quedan pegados a la página, no perciben que las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra orilla, la otra orilla es la que importa, A no ser, A no ser, qué, A no ser que esos ríos no tengan dos orillas, sino muchas, que cada persona que lee sea, ella misma, su propia orilla, y que sea suya, y sólo suya, la orilla a la que tendrá que llegar.

José Saramago, La caverna

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