Inadaptacion social: menores en conflicto

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6 min readJul 8, 2016
Curso Intervencion con adolescentes en riesgo y conflicto social

CURSO a distancia toda España: INTERVENCIÓN CON ADOLESCENTES EN RIESGO Y/O CONFLICTO SOCIAL

Duración: 100 horas. Sin tiempo mínimo ni maximo.
Diploma acreditativo, con nº de horas, contenidos desglosados y calificación obtenida.
Matricula abierta todo el año.

DESTINATARIOS:

Trabajador Social, Pedagogo, Educador Social, Educador de Calle, TASOC (Tecnico Animación Sociocultural), Técnico Integración Social, Mediador Social, Educador Familiar, Educador de Menores, Maestros, estudiantes de Trabajo Social, Educacion Social, Integracion y Animacion Sociocultural, Magisterio, Educación Infantil…

OBJETIVOS DEL CURSO:

- Conocer los contenidos más notables sobre la intervención socioeducativa con adolescentes en conflicto o riesgo social y su proceso de progreso a la vida adulta, con el apoyo de los textos y actividades que se proponen a lo largo del Curso.

- Sistematizar los conocimientos adquiridos y ser capaz de explicitar y transmitir adecuadamente las aportaciones, procesos y posibilidades de intervención socioeducativa en este ámbito.

- Conocer estrategias de intervención socioeducativa con adolescentes y jóvenes en riesgo

- Reflexionar sobre el rol, las actitudes y habilidades que cualquier educador o agente social que intervenga con adolescentes y jóvenes en situación de riesgo tiene que alcanzar, así como los distintos tipos y áreas de intervención a tener en cuenta.

- Comprender los factores asociados a riesgo social en adolescentes; conocer los trastornos del comportamiento más frecuentes en adolescentes; y conocer las técnicas de intervención socioeducativa más apropiadas.

- Conocer técnicas de intervención con adolescentes y aplicarlas a diferentes ámbitos.

CONTENIDOS:

Módulo 1: DESCRIPCIÓN DE LA PROBLEMÁTICA

Unidad 1. Adolescentes

Unidad 2. La aparición de conductas de riesgo.

Unidad 3. El perfil del adolescente “difícil”

Unidad 4. El contexto de la actuación profesional.

Módulo 2: METODOLOGÍA BÁSICA

Unidad 5. Referentes metodológicos.

Unidad 6. El diseño de la acción.

Unidad 7. El trabajo de calle

Unidad 8. La animación de grupos.

Módulo 3: INTERVENCIÓN SOCIOEDUCATIVA

Unidad 9. La relación educativa.

Unidad 10. El proceso de la intervención.

Unidad 11. Riesgo, vicios y límites de la práctica profesional.

El papel de la familia es básico para ayudar al menor, tanto a controlar sus emociones como a expresarlas de forma adecuada. Sin embargo, no todas las familias ejercen la misma influencia sobre un niño o niña. Algunos investigadores han realizado estudios con diversos modelos familiares, llegando a la conclusión de que en aquellos caracterizados por la rigidez y la falta de democracia en la toma de decisiones se tiende a transmitir a los niños falta de delicadeza, falta de sentimientos amistosos y pocas habilidades en general para relacionarse con otros niños.

Por otro lado, estos mismos estudios han constatado que los niños que crecen en familias con un clima más democrático y flexible tienden a ser más confiados e independientes, más capaces para llevar a cabo actividades de tipo intelectual en condiciones difíciles, más amistosos, sociables y cooperadores, más originales, creadores, espontáneos…

Por tanto, el generar un clima de afecto hacia los niños dentro de una familia donde sus decisiones y opiniones son tenidas en cuenta, es decisivo para formar su personalidad. Pero como sostiene Teresa Franco, este afecto debe proporcionarse de forma continuada a lo largo del tiempo para que tenga efectos positivos. De nada sirve mostrar mucho cariño en un momento determinado si esta conducta no se repite de nuevo a lo largo del tiempo.

Esta misma autora resalta la importancia del concepto de vínculos afectivos, que se establecen como resultado del comportamiento social de individuo, de su interacción con los otros. Los vínculos afectivos se refieren a la atracción que un individuo siente por otras personas con las que se relaciona. El hecho de que un niño cuente con vínculos afectivos sólidos y estables hace que se muestre más confiado y que, de este modo, desarrolle mejor sus capacidades.

Las experiencias de desafecto y rechazo son las vivencias más profundas y las que mayor huella dejan. Están relacionadas con el hecho fundamental de sentirse no querido. En relación con esto, podemos afirmar que si existen niños que odian es porque existen niños a los que nadie quiere, que carecen de seguridad y cariño y cuyas experiencias de malos tratos (físicos y verbales) determinarán sus relaciones futuras. Cuanto mayor es el nivel de conflicto familiar y más bajo el clima de afecto de los padres, mayor es el riesgo que tienen los niños de imitar la conducta dominante, hostil y agresiva de estos. En estas familias es muy frecuente la utilización del castigo físico como medio de ejercicio de la disciplina. Dicho castigo ejercido además de forma sistemática y desproporcionada, deja profundas y duraderas huellas así como un autoimagen negativa (son odiosos, feos, antipáticos, estúpidos, malos e indeseables… ), una actitud de rechazo hacia los demás, incapacidad para saber agradar y ganar amigos y una mayor necesidad de ser aceptados y queridos.

Por otra parte, debemos reflexionar sobre el hecho de que es posible afirmar que buena parte de las conductas desadaptadas tienen su origen en estructuras urbanísticas determinadas como son los barrios asociales en proceso de asentamiento y los barrios con degradación urbanística, que dividen a la ciudad en dos sectores claramente diferenciados. Por una parte tenemos el sector visible, la parte de la ciudad que conocemos; en ella viven los ciudadanos considerados normales, ofrece cierta seguridad y comodidad para un desarrollo equilibrado y normalizado. Por otro lado encontramos el sector oculto; un ámbito desconocido de la ciudad sobre el que pasamos sin mirar apenas a su alrededor. Es una ciudad ignorada que guarda una profunda degradación del espacio físico y de la calidad de vida en la que habitan gran cantidad de personas de clase social baja y pobre (VALVERDE, 1993, pp.198–211).

Con respecto a la vivienda, debemos decir que la pobreza de la casa es sentida como un espejo (que refleja una imagen especialmente perturbadora) por la familia. Influirá tanto en el autoconcepto del individuo como en las relaciones internas de la familia y la forma de relación de cada miembro con el medio. La insuficiencia y la mala calidad del espacio pueden influir negativamente en la adquisición de la individualidad, puesto que apenas dan lugar a situaciones de aislamiento. Esta ausencia de intimidad impide establecer una distancia objetiva necesaria para tomar conciencia de las cosas. Si se convierte en una situación permanente transforma el individuo en un ser extremadamente gregario, impidiéndole desarrollar perspectivas propias ante sus problemas. Debe aceptar obligatoriamente la opinión de aquellos que comparten su hábitat. Quienes más influencia van a tener son los que en este contexto de pobreza y marginación hacen frente al mismo con conductas asociales. Como resultado tenemos la identificación de los individuos con modelos socialmente negativos, a lo que debemos sumarle la precariedad de los modelos paternos como fuente de identificación.

El inadaptado y el marginado se encuentra, en muchos casos, con una escuela que es excesivamente rígida, autoritaria, discriminatoria y competitiva y que da lugar a la sumisión, memorización (en detrimento del esfuerzo de la inteligencia), masificación y marginación de los individuos con problemas. Una escuela que adolece de espacios y condiciones adecuadas para juegos, deportes y esparcimiento o que es incapaz de enseñar a resolver, disfrutar, convivir, solidarizarse, participar y ser libre…

El grupo de amigos o iguales tienen una influencia importante y creciente a lo largo del desarrollo. Este es un espacio de apoyo, diversión y conflicto a lo largo de toda la infancia y la adolescencia. En ocasiones el grupo de iguales o de amigos constituye el primer lugar en el que se cuestionan las formas de socialización familiar. Es un lugar de aprendizaje fundamental. En él no sólo se aprenden juegos, se ejercita el compañerismo, la solidaridad y la cooperación, sino que se aprende también a enfrentar conflictos y se posibilitan las primeras relaciones de amistad basadas en el respeto mutuo. Ante todas estas turbulencias, el grupo aparece como un espacio de identificaciones recíprocas donde las ansiedades hacia la nueva sexualidad adulta, las incertidumbres de la identidad y las ambivalencias que todo esto produce pueden ser entendidas y compartidas. De esta manera el grupo adolescente se siente generador de una identidad que no puede ser producida en ningún otro lado.

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