Ponte en mi falda: dejemos de normalizar el acoso verbal callejero

Mbecear
Cyber-Colective-Art
8 min readMar 14, 2020

Camila Mora Gutiérrez, Mariana Botero Bernal, Mariana Becerra Arboleda

Imagen tomada de https://www.ocac.cl/que-es/

El problema

El problema que abordaremos en nuestro proyecto es la desigualdad de género. Dentro de esta problemática nos enfocaremos en el acoso verbal callejero, es decir, los comentarios vulgares y desagradables que las mujeres recibimos cuando estamos en un lugar público, cuando pasamos por el frente de un grupo de hombres, cuando caminamos por la calle o cuando estamos en el carro.

Desde hace muchos años se ha evidenciado como las mujeres hemos sido discriminadas de muchas formas, en el trabajo reciben un salario diferente al de los hombres a pesar de haber hecho el mismo trabajo, nos creen inferiores por tener menos capacidades, seguimos siendo víctimas de la violencia institucional, etc… y hoy en día, aunque no lo creamos, continúa la ideología de que las mujeres deben quedarse en la casa para cuidar a los hijos, hacer limpieza, cocinar y atender al marido.

Realmente en lo que nos queremos enfocar es en que las mujeres hemos estado sometidas a comentarios, actos o pensamientos ajenos que atentan contra nuestro bienestar, nuestra salud psicológica y nuestra vida. Día a día son más las mujeres que se sienten inseguras saliendo solas de sus casas, caminando por las calles de noche, que se sienten acosadas en sus trabajos o por sus amigos. Hemos sido víctimas de comentarios desagradables y ofensivos mientras estamos pasando por una construcción, cuando caminamos por la calle en vestido o en falda, cuando entramos en alguna tienda o simplemente mientras esperamos el transporte público.

Según un artículo del periódico El Tiempo, escrito con base en estadísticas de la Alcaldía de Medellín, el 44,7 por ciento de las mujeres dijo sentirse insegura en el espacio público, mientras que el 48,4 expresó que solo ocasionalmente. Además, el 99.9% de las mujeres afirman haber sido acosadas en el centro de la ciudad y el 90,1% de las mujeres víctimas de acoso no denuncia ante las autoridades.

Con base en lo anterior, pudimos notar que las cifras son alarmantes, y que gran parte del problema es que este tipo de actos han sido normalizados, tanto por hombres como por mujeres.

Creemos entonces que este es un problema social que nos compete a todos, pues tanto las mujeres como los hombres debemos luchar y trabajar por un cambio, para que no haya más víctimas del machismo y la desigualdad de género. Por esta razón decidimos abordar esta temática, para involucrar a la gente en el problema y que se empiece a generar una empatía y se logre avanzar en la lucha por el empoderamiento de la mujer.

¿Cómo participaron e interactuaron los usuarios en nuestra propuesta?

Los usuarios que utilizaremos como sujetos de estudio serán hombres y mujeres estudiantes de la Universidad EAFIT, que crearán una situación de acoso verbal dentro de la misma con instrucción nuestra.

En primera instancia, utilizaremos como mecanismo de interacción las encuestas de Instagram (modo pregunta), a través de las cuales les pediremos a nuestros seguidores que compartan con nosotras el primer piropo que se les venga a la mente, o en caso de ser mujeres, un piropo que les hayan dicho en la calle alguna vez.

Posteriormente los piropos recolectados por este medio serán seleccionados para, como mencionamos anteriormente, recrear una escena de acoso verbal. Estudiantes hombres seleccionados al azar lanzarán los piropos asignados a estudiantes mujeres. Finalmente haremos una entrevista al respecto.

Además, para recolectar respuestas acerca de una posible solución para erradicar esta problemática, invitamos a nuestros compañeros de clase a participar a través de la plataforma Mentimeter.

Desarrollo y metodología

La manera como hicimos el desarrollo de nuestra propuesta fue por medio de un video el cual grabamos en la Universidad EAFIT y en el cual participaron varias personas de la comunidad Eafitense.

Lo primero que hicimos fue publicar en nuestras historias de Instagram una encuesta en modo pregunta en la que le pedimos a nuestros seguidores que respondieran cuál es el primer piropo que se les viniera a la cabeza o, las mujeres tenían la opción también de escribir alguno que hubieran recibido en la calle.

Posteriormente, en la Universidad le pedimos a algunos hombres que nos ayudaran participando de manera voluntaria en nuestro experimento social. Les pedimos que le dijeran a alguna mujer al azar uno de los pirobos que recolectamos en el paso anterior a través de nuestras redes sociales.

Seguido de esto, les hicimos una entrevista corta en la que hicimos las siguientes preguntas:

  • ¿Quién es la mujer más importante en tu vida?
  • ¿Si pudieras decirle algo, qué sería?
  • ¿Si alguien le dijera ese piropo que acabas de decir, a esa mujer importante, cómo te sentirías?
  • ¿Estarías dispuesto a tomar las riendas del asunto si sucediera?
  • ¿Qué está en tus manos para cambiar esta situación que ocurre en la cotidianidad de las mujeres?

Además, llevamos una actividad al salón de clases donde nuestros compañeros nos ayudaron respondiendo la siguiente pregunta: En una o dos palabras, ¿cuál crees que sería una acción que podríamos tomar para frenar este tipo de situaciones? Por medio de Medimeter, cada uno escribió su respuesta y con ellas se formó un world cloud que tenía las soluciones que cada usuario había propuesto, en el centro resaltaba la solución que más se repetía, es decir, la que la mayoría pensaba que podía ser.

¿Cuáles fueron los resultados?

En primera instancia, al publicar las historias de Instagram (en modo pregunta) recibimos 38 respuestas, de las cuales el 84,2% eran de mujeres. Algunas de ellas calificaron los mismos como aterradores y desagradables.

Al momento de aplicar con el ejercicio, le asignamos en secreto a cada uno de los voluntarios hombres un piropo de los que nos habían compartido a través de Instagram. Muchos de ellos se pusieron nerviosos de inmediato porque les daba pena decir algo como eso en la Universidad. A pesar de eso, ninguno se negó a hacerlo.

Cuando las voluntarias mujeres, que no sabían de qué se trataba el experimento, pasaron en frente de los hombres y escucharon lo que les dijeron, muchas simplemente siguieron derecho, otras se sintieron extrañadas y algunas respondieron a los hombres expresiones como “gas”, “tan ridículo”, etc.

Cuando pasamos a la etapa de entrevista, casi todos los hombres respondieron que la mujer más importante en sus vidas era su mamá y al escuchar la pregunta, de cómo se sentirían si ese piropo que ellos habían lanzado, se lo hubieran dicho a esa mujer sus rostros cambiaron. A la última pregunta varios compartieron que debían empezar por no hacer este tipo de cosas ellos mismos para poder acabar con esta situación y que se podían hacer campañas para apoyar la causa, aunque algunos de ellos dijeron que no había mucho por hacer (situación normalizada).

En el siguiente video (vox pop) se evidencian los resultados y las respuestas obtenidas por parte de nuestros voluntarios: https://www.youtube.com/watch?v=McnNceQME8I&t=11s

Para finalizar, en la actividad que propusimos dentro del salón de clase, le preguntamos a nuestros compañeros y docente: En una o dos palabras, ¿cuál crees que sería una acción que podríamos tomar para frenar este tipo de situaciones?, los resultados fueron muy variados. La palabra que más resaltó fue “educación”, es decir que la mayoría de las personas en el aula creen que este es el método más opcionado para combatir esta problemática.

Conclusiones

Con ayuda de la encuesta en Instagram notamos que la variedad de piropos que existen es muy amplia, y que, desafortunadamente son muchas las mujeres que los han recibido y que se han sentido incómodas al respecto.

Con este experimento social pudimos notar que los hombres lanzan piropos, y de que está es una conducta que a 2020 es socialmente aceptada y minimizada. Nos fue fácil notar que los hombres al generar este tipo de situaciones no son conscientes de que la mujer a la que acosan merece igual respeto que aquellas que son importantes para él.

Posteriormente, como respuesta de los sujetos de experimento obtuvimos que, muchos se concientizaron y dijeron que debían empezar por no hacerlo ellos mismos. Esa era la reacción que habíamos planteado como hipótesis, hacerlos conscientes de que sí es posible hacer algo y esa solución está muy cerca de ellos.

Finalmente, la respuesta que obtuvimos en la actividad de clase a través de Mentimeter, adicional a todo o anterior nos llevó a buscar hacer algo que estuviera a nuestro alcance para crear consciencia.

El proyecto que proponemos como solución para reducir estas acciones y generar consciencia al respecto es la creación de una página en Instagram (@ponteenmifalda) que, a través de contenido satírico y reflexivo, resulte educativo para el público. Pensamos en este proyecto a modo de campaña digital inspiradas en proyectos similares ya existentes.

El nombre que le asignamos hace alusión a el famoso refrán “Ponte en mis zapatos”, modificándolo de manera que haga explícito el objetivo de ponerse en el lugar de las mujeres.

Escogimos Instagram como plataforma, puesto que es una red social con más de mil millones de usuarios a nivel mundial, y que, existe en ella una gran capacidad de difusión del contenido.

Pensamos en este proyecto, no solo como uno con emisión de contenido, sino que consideramos además de utilidad hacer uso de las funciones que ofrece la plataforma para interactuar con los usuarios.

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