Acciones locales que contagian movimientos globales
La inspiración para ayudar a quienes más lo necesitan puede llegar de por cualquier vía, y no hay límites para elegir cómo hacerlo: estos proyectos viralizan bondad y compasión.
No importa dónde vivas, si lees el diario, mirás un noticiero o escuchas la radio, cada día se repite la misma historia: malas noticias. Cambiará la noticia lugar a lugar, pero siempre son pocas las buenas. Hasta llegamos a creernos esa realidad sugerida, que sólo pasan cosas malas y nos sentimos impotentes ante tanta injusticia.
Más de una vez habrás sentido la necesidad de poder hacer algo para ayudar a los que más lo necesitan, pero resulta difícil porque no tenemos tiempo, porque estamos lejos, o porque también tenemos nuestros problemas.
Por suerte, los medios tradicionales ya no son los únicos canales de comunicación masivos. Las redes sociales logran viralizar algo valioso en cuestión de días, y es así como una pequeña acción de una persona en la otra punta del mundo puede generar un efecto enorme que se reproduce en todo el mundo, el famoso efecto mariposa.
Todos tenemos algo para dar, algo que sabemos hacer bien, no nos cuesta nada, y que seguro alguien lo necesita mucho. Eso pensó Joshua Combes, un peluquero de Londres, que ofrece cortes de pelo gratis a las personas en situación de calle.
Josh pasa una hora conversando entre peines y tijeras, y escucha atento la historia de cada uno, que luego comparte en su Instagram junto con la foto del impactante cambio de look, bajo el hashtag #DoSomethingForNothing (Hacé algo por nada).
Con su ejemplo, Josh busca inspirar compasión y movilizar a las personas a activar con pequeñas acciones para ayudar a otros:
“No es tanto el corte lo que más me agradecen, sino el hecho de pasar un rato charlando. Tu tiempo es el regalo más apreciado” — Joshua Combes
Y el mensaje llegó. Miles de personas en Londres y en todo el mundo se sumaron: ayudando a una abuela con las compras, compartiendo un café o una comida y una charla con alguien en la calle, o repartiendo flores sin motivo. No importa qué tan insignificante pueda parecer, el objetivo es simple: “Se la razón por la que alguien sonríe” dice Josh.
En el fondo, lo que estamos buscando es la conexión humana, el resto es sólo una excusa.
El movimiento que genera #DoSomethingForNothing está creciendo y llegando a todo el mundo, hay también iniciativas similares de peluqueros en Nueva York #BeAwesomeToSomebody y en Madrid #UnCorteUnaHistoria, y todos contagian su mensaje de amor desde las redes sociales. Pero no es sólo desde las redes que se puede viralizar un mensaje positivo.
Las paredes piden a gritos: más amor
Ygor Marotta también salió a las calles de San Pablo, pero eligió dejar su huella en los muros de la ciudad en forma de carteles muy simples. Su mensaje es una alerta, un pedido en medio de tanta vorágine, indiferencia y agresividad: #MaisAmorPorFavor
Imposible ser indiferentes ante un cartel así. La frase busca sorprender al transeúnte distraído acostumbrado a ver publicidades vacías, y funciona a modo de catalizador para que nos cuestionemos dónde falta amor, por qué falta amor, cómo puedo hacer para generar un cambio, cómo genero más amor.
No parece cuestión de suerte que la iniciativa haya tomado vida propia y cruce fronteras para replicarse en las calles de Santiago, Buenos Aires, Montevideo y varias ciudades de Europa.
El mensaje es potente, la gente lo recibe y lo reproduce porque entiende que al final del día, lo único que necesitamos es mais amor; respeto, solidaridad, y generosidad.
Y aunque puede parecer a veces que una pequeña acción aislada no representa un gran cambio, recordemos que juntos logramos mucho más que separados.
La unión que genera calor
También acá hay proyectos inspiradores, como por ejemplo, #TuCuadraditoAbriga que nos ayudan a darnos cuenta de que realmente nuestro aparentemente pequeño aporte suma muchísimo.
Tejer una frazada es demasiado trabajo para una sóla persona, pero es más llevadero hacerlo entre muchos tejedores si cada uno aporta cuadraditos de 20x20cm que luego se unen para abrigar alguien que vive en la calle. Cada cuadradito vale, mucho.
Recuperar la fe en la humanidad
Estos movimientos, que nos restauran un poquito la fe en la humanidad, parten de la acción de un individuo y se multiplican por cientos de miles.
Su mayor logro es el de inspirarnos a actuar y recordarnos que cada uno desde su lugar tiene el poder de mejorar su comunidad, haciendo algo por nada, y dando siempre más amor.
Originalmente publicada en la Revista Ecomanía #32, oct 2016