Repensar el contenido
¿Qué pagamos cuando compramos una bebida? ¿Líquido o botella?
Venimos pensando cómo reducir el desecho como consumidores y ya empezamos a plantear cómo podemos hacerlo desde el diseño. Pero sabemos que donde hay un producto y un consumidor, hay alguien detrás del desarrollo del producto y del negocio, y los cambios van a ser más radicales cuanto más cerca estén de la concepción del producto. Me pregunto entonces: ¿Podríamos repensar también el packaging desde ahí? ¿Desde la estrategia de negocio?
Les propongo ir un paso atrás en el desarrollo del producto, y antes de repensar el contenedor, hoy repensemos el contenido. Por ejemplo, los líquidos: el shampoo, los limpiadores, las aguas embotelladas, las gaseosas… ¿Cómo se nos ofrecen en el mercado? ¿Cómo los consumimos? ¿Cómo los desechamos?
Cuando queremos comprar algo líquido, siempre pasa que terminamos comprando botellas. Grandes, medianas, chicas; con o sin válvula, con aplicador tipo spray, con pico vertedor, con tapa a rosca, sin tapa etc, etc… Más antes que después, el líquido se terminó y nos queda el envase. Probablemente la mayoría no reusen ni el envase de plástico ni el accesorio, y todo eso (si no se recicla) termina en el basurero.
¿Era necesario todo ese plástico para transportar el líquido que usé? O mejor dicho, ¿Era el 100% del contenido de la botella la sustancia que necesitaba? ¿No será que estaba diluída con agua? Probablemente. Entonces me pregunto:
¿Estamos pagando un envase de plástico enorme, y toda su logística, sólo por el 5% de sustancia mezclada con agua en la fábrica? Insostenible.
Lo bueno es que hubo quienes notaron esto y crearon el concepto: “Mix local”, (mezclá en tu casa), que propone que si es necesario diluír una solución, sea el usuario quien agrega el agua corriente en su casa. Sin botellas de plástico desproporcionadas, ahorrando en transporte y en recursos naturales. Un beneficio tanto para la empresa, como para el consumidor y, claro, para la naturaleza.
Replenish & iQ
Estos productos proponen revolucionar la industria de los limpiadores. ¿Cómo? Vendiendo una solución concentrada de líquido limpiador en una cápsula que se conecta a su envase difusor, reutilizable y reciclable, y se diluye con agua de la canilla para usarlo. Lo único descartable es la cápsula.
Los videos lo dicen todo. Genial, no? ¿Cómo no funciona todo así?
Ahora, ¿qué pasa con las gaseosas? Al final, también son un jarabe diluido en agua, y prácticamente estamos pagando por botellas de plástico que vamos a tirar. (!!!)
Aunque algunos crean ese mito de que la fórmula de la CocaCola es hiper secreto, lo cierto es que todas las gaseosas son agua, un jarabe o saborizante, y gas. Y no nos olvidemos que el gas… es ¡básicamente aire! Nuestros abuelos hacían soda aplicando gas a presión con los famosos, aunque no tan glamorosos, sifones Drago.
Sodastream
Es una compañía israelí que aunque acá no es muy conocida, está pisando fuerte en USA en el mercado de las bebidas carbonatadas.
Su propuesta: Dejá de comprar gaseosas embotelladas que son caras y generan toneladas de basura, pero seguí tomando gaseosa. ¿Cómo? ¡Mix local! Si en casa tenemos agua y tenemos aire, lo único que necesitamos para disfrutar una bebida con sabor cola, lima limón, o lo que sea, es el jarabe que le da sabor, y aplicarle las burbujas!
Ellos venden el sistema para gasificar, que puede graduarse a gusto para más o menos efervescencia, y son máquinas muy lindas, pero por sobre todo fáciles y muy seguras de manejar. Por el otro lado, venden el jarabe saborizado concentrado. Así, en simples pasos y muy fácilmente, tenes gaseosa del sabor que quieras, en tu casa, sin comprar botellas llenas de aire y agua.
Lejos de querer publicitar SodaStream (que igualmente no está presente en Argentina), lo que me resulta hiper valioso es el concepto: disruptivo, simple, empoderador y sustentable. Y lo bueno es que ¡tiene éxito!. SodaStream definitivamente empieza a poner en jaque a las compañías de gaseosas, que mientras, siguen llenando los océanos con botellas de plástico.
Y es tanto que representa una amenaza real para estas compañías, que para los más cínicos, que no creen que nada pueda poner en jaque a los gigantes de la gaseosa, tengo un dato curioso: En Estados Unidos censuraron no una, sino dos veces, las publicidades de SodaStream en el SuperBowl, el evento más televisado del año. Y fue de lo más controversial.
Los videos censurados en 2013 mostraban justamente cuál es la gran ventaja de SodaStream por sobre las gaseosas embotelladas.
Podríamos discutir en otro momento por qué fueron censurados, es otro tema interesante, pero lo que quiero destacar, más allá de los motivos, es lo que tiene que atravesar una empresa como esta, que desde el concepto que plantea le mueve el piso a nada más y nada menos que Coca-Cola y Pepsi. No parece casualidad que se enfrente a censuras y controversias.
Probablemente este tipo de ‘problemas’ sean propios de un momento de transición como este,donde convive el viejo paradigma y los viejos hábitos de consumo, con los cambios del nuevo paradigma, y la nueva generación de consumidores conscientes. Einstein dijo: “Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”, y es tal cual. Pasa algo similar con los hábitos, tan inocentes pero difíciles de cambiar.
Depende de nosotros, como consumidores, apoyar las nuevas propuestas e iniciativas que empiezan a solucionar estos problemas, ya sea que surjan de pequeños emprendimientos, o de grandes empresas, que cada vez son más los que poco a poco están apostando por un cambio. Y por qué no, también proponer algo nosotros ;)
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Originalmente escrito para BePots — 2015