Repensar el packaging: Diseños superadores

Dafna Nudelman
Dafna Nudelman | Portfolio de notas
6 min readFeb 19, 2016
Contenido y contenedor están tan integrados que el packaging desaparece con el mismo uso.

A todos nos pasó alguna vez que compramos un snack, y sin darnos cuenta ¡nos llevamos más packaging que el producto que queríamos comer! O terminamos abriendo uno, dos, y hasta tres o más paquetes cuando compramos una caja familiar, que trae adentro paquetes más chicos, que adentro tienen ¡sobres individuales para cada té! O ¿no te pasó alguna vez, de recibir un envío por correo y que lo que pediste esté enterrado bajo bolsas, precintos y mucho telgopor dentro de una caja varias veces más grande?

La industria funciona en piloto automático y así sabe manejarse para proteger sus productos, y tras tantos años de repetir lo mismo, y pretender que funciona bien, nosotros también naturalizamos esas situaciones en las que para disfrutar de un producto, estamos generando una enorme cantidad de residuos que se vuelven completamente inútiles en el momento que llegaron a nuestras manos. Es absurdo en muchísimos los niveles, porque no sólo tienen una vida útil muy corta, sino que para producir todas esas bolsitas se utilizaron recursos naturales no renovables, se gastó mucha energía y agua, y ni empezamos a calcular los viajes extra que se hacen para trasladar las cajas de un punto al otro, que no aprovechan todo el vació entre producto y producto que ¡está relleno de packaging!.

Pero el problema está en que nos guste o no, el envase es necesario para contener al producto, protegerlo en los viajes, y mantenerlo fresco y aislado del aire, la humedad, la luz o cualquier factor que puedan afectar a su conservación. En este aspecto, la industria del packaging hizo un excelente trabajo desarrollando diferentes materiales y formatos para resolver las necesidades específicas de cada tipo de producto.

Pero, ¿No se puede mejorar?, ¿No hay una forma más eficiente y que genere menos descarte? ¿Necesito tantas bolsitas, cajitas y mini bolsitas para comer una magdalena?

La respuesta es ¡SI!

Y el protagonista en estos casos es el diseño.

Es posible que la industria este muy cómoda en su zona de confort o no tenga tiempo de frenar y repensar nuevos diseños y soluciones a sus viejos problemas y hoy no está resolviendo este tema: Hace falta rediseñar el packaging.

Pero no estamos hablando sólo de hacerlo más chico y utilizar menos cantidad, sino repensarlo. Barajar y dar de nuevo. Olvidarnos cómo funciona y empezar a buscar soluciones de 0, que cumplan el objetivo de trasladar y conservar, generando el menor impacto posible en el ambiente.

Acá es donde la sangre nueva es fundamental: en este primer post quiero presentarles tres casos asombrosos, de tres jóvenes estudiantes de diseño, un holandes, una coreana y un americano, que se enfrentaron a estos problemas y se propusieron plantear alternativas funcionales que reducen el packaging a lo mínimo indispensable.

The Disappearing packaging

Aaron Mickelson » http://disappearingpackage.com/

Contenido y contenedor están tan integrados que el packaging desaparece con el mismo uso.

Una caja de jabón que se disuelve al entrar en contacto con el agua. Una etiqueta con la información de la marca, pintada en el tupper que desaparece cuando lo lavas por primera vez. Un sobre de té individual que forma al mismo tiempo el envase de todos los tés. O la bolsa del rollo de bolsas de basura que se usa como última bolsa de basura.

Estos son algunos de los casos de uso de “The Disappearing Packaging” (El Packaging que desaparece).

Aaeron Mickelson dedicó su trabajo final para recibirse de diseñador a estudiar materiales biodegradables, y buscar nuevas configuraciones para desarrollar packagings funcionales que puedan contener productos que hoy requieren cantidades excesivas de embalaje.

Utilizando marcas y productos reales, atendiendo a las necesidades puntuales de cada producto, sin descuidar la necesidad de la marca de utilizar el envase como soporte de comunicación y prestando especial atención a los hábitos de consumo de los usuarios, la propuesta de “The Disappearing Packaging” lejos de renegar del packaging, lo potencia y lo invita a fusionarse con el producto: Contenedor, etiqueta y contenido pasan a ser uno sólo, y el resultado no sólo reduce enormemente la cantidad de materiales para el packaging, además mejora la experiencia de uso del producto.

FastFood packaging

Rob Bye, Seulbi Kim

Si hablamos de grandes generadores de residuos, no hay más que mencionar a las cadenas de comida rápida. La cantidad de desechos de cartón y plástico que tiran cada día es proporcional al masivo éxito que tienen, y no muestran señales de estar pensando en cambiar sus técnicas cronometricas ni sus super ajustados métodos.

Ante este sin sentido, Rob Bye desarrolló para su máster, un estudio sobre las formas de servir comida en los fast food, y una solución adaptada específicamente para cada necesidad (marcando la diferencia entre el que come en el salón y el que se lleva el pedido) que es simple y reduce al mínimo los materiales necesarios.

A varios miles de kilometros de distancia, la coreana Seulbi Kim también decidió encontrar una forma de reducir los materiales del packaging del fast-food, e ideó ToGo burger especialmente diseñado para facilitar la tarea de trasladar el combo para llevar.

Creo que es sumamente inspirador encontrar casos que nos demuestran que estamos a tiempo de repensar el packaging. Quizás todavía sean prototipos o ejercicios académicos que no vemos ni podemos disfrutar en el día a día mientras seguimos consumiendo productos con más packaging que contenido. Pero es bueno saber que se está moviendo un germen de cambio, que es algo global, no sólo en algunos países, y que estos diseñadores que hoy presentan estas soluciones para sus carreras, mañana estarán liderando equipos de diseño que pueden reinventar toda la industria, repensando los materiales, las formas, las configuraciones y la funcionalidad, sin dejar nunca de pensar en el usuario y su comodidad, y considerando todo el ciclo de vida del producto, desde la extracción de materias primas, su uso, reuso, y reciclaje.

En próximas entregas vamos a conocer algunas marcas comerciales que ya se están animando a proponer cambios de paradigma en el diseño de sus packagings, algunos casos de éxito y otros que lo intentaron pero no les fue tan bien.

Tengamos confianza en el poder del diseño y en los nuevos diseñadores que van a lograr resolver estos problemas, y aunque no seamos diseñadores, sepamos que como consumidores tenemos el derecho de presionar y exigir a las empresas que sean parte del cambio.

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Dafna Nudelman
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