Daniel Lasa
Daniel Lasa
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3 min readMar 29, 2023

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LA IMPERIOSA NECESIDAD DE REVISAR LA ENSEÑANZA DEL DERECHO EN LA UNIVERSIDAD

¿Qué aprendes en la Carrera de Derecho?

Hace ya bastantes años que enseño la materia Filosofía del Derecho en el último año de la Carrera de Abogacía. Pero, de un tiempo a esta parte, mi preocupación va en aumento en lo que respecta a la calidad de los egresados.

La pregunta que haría suya todo ciudadano de bien sería la siguiente: los abogados egresados de nuestras universidades, ¿son verdaderos colaboradores de la justicia?, ¿contribuyen a realizar “lo justo”?

Todos advertimos la importancia fundamental de estas preguntas ya que una sociedad sin justicia se transforma en un lugar violento dentro del cual no puede edificarse una vida auténticamente humana.

Para responder a las preguntas formuladas, debiéramos considerar el estado actual de la enseñanza del derecho en nuestras universidades. Sabemos que en Occidente hay dos tradiciones diversas de la ciencia: una que la considera como explicación (Galileo) y otra como comprensión(Aristóteles).

La enseñanza actual del derecho privilegia el explicar en detrimento del comprender. Y esto supone que solo se ocupa de determinar cómo funciona el derecho, soslayando la pregunta por aquello que se interroga acerca de qué es el derecho y cuál es su finalidad propia.

Considerado de este modo, entonces, el derecho se identifica con aquello puesto o establecido por el acto voluntario del legislador. Es como afirmar que, en última instancia, el derecho resulta de la fuerza que se disponga para imponer una ley.

Ahora bien, si a un estudiante de derecho no le interesa saber qué es y para qué existe el derecho en la sociedad política, ¿cómo podrá desempeñar una praxis al servicio del bien común de la polis?

Su praxis, ciertamente, no estará orientada por ningún fin que se situé más allá de sus estrictos intereses de abogado, al margen de todo ideal de justicia. Desde esta lógica puede entenderse cómo un abogado defensor es considerado “bueno” cuando permite que un criminal sea declarado inocente (y no que se le otorguen los años de cárcel que le corresponden). Este abogado, procediendo de esta manera, permite que el delincuente tenga carta blanca para atentar contra la vida de otros ciudadanos inocentes. Como podrá advertirse, el concepto que se maneja de “lo justo” está muy alejado de aquello que verdaderamente lo es.

Cuando la sociedad en la que vivimos protesta contra la baja calidad de la justicia, ¿no debiera abogar, antes que nada, por una enseñanza universitaria del derecho que les muestre a sus alumnos que el mismo no puede descansar en la decisión arbitraria de los hombres?

Esta formación ofrecida en las universidades nacionales, sustancialmente, no varía de la que se da en las privadas. En estas últimas existen, en el mejor de los casos, Cátedras de Derecho Natural que no pasan de ser la frutilla decorativa de la torta. Estas cátedras están configuradas, la más de las veces, a partir de una episteme positivista, refractaria a toda noción de “derecho natural”, a toda interrogación sobre la naturaleza del derecho.

Ahora bien, si el mismo derecho no tiene por objeto “lo justo”, ¿quién se ocupará, en la sociedad política, de asegurarlo? De allí que las universidades y la sociedad entera debieran formularse un interrogante que consideramos insoslayable: ¿cuál es el tipo ideal de abogado que la universidad debiera formar en orden a la realización de la mayor justicia posible?

Se trata, pues, de brindar al estudiante de derecho una mirada no tan pobre y constreñida: que no solo tenga ojos para ver cómo funciona el mecanismo jurídico, sino que sea capaz de ver, además, qué es y para qué existe.

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Daniel Lasa
Daniel Lasa

Dr. en Filosofía. Investigador de CONICET. Docente universitario.