¿Cuál es el problema con Cayalá?: Es un glitch

Javier Lainfiesta Rosales
Datos insuficientes
4 min readOct 25, 2020
Le puse un filtro a esta imagen para probar un punto
  • Ciudad Cayalá es producto de la desigualdad y la profundiza a niveles nunca antes vistos en el país.
  • Es un fenómeno bastante particular en el mundo de concentración de riqueza.
  • No es ni bueno, ni malo. Solo existe y tendremos que vivir con eso.

Ciudad Cayalá es una abominación. Es una quimera artificial única en el mundo. No se parece a nada que hayamos visto antes porque fue producida en un laboratorio. Es un fenómeno o un mutante que no tiene la culpa de existir.

Cayalá es un error no intencionado del sistema social y económico del país. El mismo sistema que provoca que miles de personas migren, que perpetua la miseria entre las clases bajas y exprime a la pequeña clase media.

Muchas cosas malas se pueden hablar de Cayala, pero mi intención en ser breve.

La ciudad flotante

No hay que hacer profundas reflexiones para darse cuenta de que Cayala por si solo es un proyecto inmobiliario sumamente extraño. El mundo es muy grande y es posible que existan cosas parecidas en otros países, pero yo no he encontrado nada como Cayalá. Es única y no en el buen sentido.

Piénselo un segundo y trate de explicarle Cayala a un extranjero:

  • Es un centro comercial, pero con casas y apartamento. Puedes vivir y hacer tus compras en el mismo lugar.
  • Es como una pequeña ciudad dentro de la ciudad. Hay casas, apartamentos, tiendas, hospitales, clínicas, iglesias, entretenimiento y parques.

Todo lo anterior marinado con mucha exclusividad y propiedad privada.

Este cóctel da como resultado, en la práctica, una especie isla o oasis en medio de la ciudad. No es extremo decir que Cayalá tiene vida propia y está separada totalmente del resto de la capital. Toma distancia de todo por medio de su diseño, el lujo, la seguridad privada, etc.

Entonces, si, Cayalá es una ciudad. Pero, es una metrópoli que bien podría estar cubierta por un domo gigante. Es una población que vive es una burbuja gigante que flota sobre el cielo a 100 metros de altura. Ahí solo entran los privilegiados o los igualados.

Operadora de desigualdad

En Guatemala hay mucha desigualdad. En términos prácticos esto significa que los pobres son muy pobres y los ricos muy ricos. Cómo resultado la sociedad guatemalteca está muy fragmentada. Hasta el puntos que algunos sectores de la sociedad están completamente aislados entre si.

Los actos cotidianos de racismo, clasismos y elitismo son un reflejo palpable de esta desigualdad. Del mismo modo, Cayalá tangibiliza esta separación entre clases. Funciona como un operador de desigualdad. Es un monumento al privilegio de unos pocos. Un recordatorio constante de que están los que si pueden y los que no.

Cayalá pretende ser exclusivo y es un producto de lujo. No obstante, la cuestión es mucho más profunda. Es evidente que lo que vende Cayalá no son “casas bonitas”.

Un pedazo del primer mundo

La inseguridad, alimentada por la miseria, la falta de oportunidad y la exclusión social, empuja a las personas a aislarse. Los que pueden pagarlo construyen muros y colocan garitas de seguridad. Pero, para el top 5% de la población con mayores ingresos es posible adquirir un pedazo de paraíso en Cayalá libre de los inconvenientes de una ciudad “normal”.

En esta ciudad flotante vives apartado, pero sobre todo, aislado de los problemas sociales que tiene Guatemala. Aquí puedes tranquilamente ignorar la pobreza y la violencia. En Cayalá no hay indigentes, niños limosneros, desnutrición, ventas callejeras, acoso, choques, extorsiones, asaltos, corrupción ni desigualdad. En esta ciudad privada estás a salvo.

Además, aquí puedes disfrutar de la elegancia de la arquitectura, comprar en las mejores boutiques y caminar con tranquilidad por la calle, incluso a altas horas de la noche. Hace recordar a la vida en un país desarrollado. Es un pedazo del primer mundo en el corazón de una ciudad que se acerca peligrosamente al cuarto mundo.

Pero, tenemos patria

Está claro (aunque no tanto) que existe una demanda por la solución que ofrece Cayalá.

Sus clientes necesitan vivir en Guatemala porque para ellos resultaría desfavorable vivir en otro país. Su capital y fortuna están ligados al país. Por otro lado, su fortuna les permite viajar y encuentran fascinante la vida en Europa o Estados Unidos. Ahí se coloca la oferta de Cayalá. Venden la vida en el primer mundo, pero sin dejar la patria.

Esa dimensión patriótica de Cayalá se manifiesta en pequeños guiños a la identidad guatemalteca. Empezando por su nombre que viene del Cakchiquel, pasando por detalles arquitectónicos y llegando a la asta donde ondea la bandera de Guatemala.

Estas pequeñas manifestaciones de patria son un consuelo, como quien dice: “En Guatemala hay mucha pobreza, pero tenemos hermosos paisajes”. Una ilusión para sus habitantes.

¿Y cúal es el problema?

Muchos de los guatemaltecos vivimos en una burbuja que nos protege de la dura realidad guatemalteca. Cayalá, por un (no tan) módico precio, te permite vivir y consumir con tranquilidad.

No tiene nada de malo tener mucho dinero. El problema es que Cayalá no tendría porque existir. El “problema” que resuelve no existiría si como país fuéramos capaces de reducir la pobreza, adoptar un modelo económico incluyente y llevar justicia a todos los guatemaltecos.

Es por eso que me atrevo a decir que Cayalá es un “glitch”, un error no intencionado en el panorama guatemalteco. Es algo provocado por la ineficiencia e ineficacia del Estado Guatemalteco para llevar paz a sus habitantes. Entonces, Cayalá solo provee, de forma privada, esa calma tan necesaria para el bienestar.

Vivir en Guatemala no es fácil para nadie, pero algunos si pueden comprarse un ticket a la isla flotante de Cayalá.

--

--

Javier Lainfiesta Rosales
Datos insuficientes

Marketing Digital, Comunicación digital y periodismo. MBA-Content Strategists. Full stack marketer.